Capitulo 17

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Llego otro día más, la misma rutina, el mismo horario y lo peor de todo el mismo estúpido profesor.

-Señorita Reydnolds ¿Me está poniendo atención?

Cerré rápidamente mi libreta en donde estaba haciendo garabatos.

-Si claro, tengo que hacer las actividades que están aquí y después me podre ir a casa. – mi tono era de aburrimiento.

-Sabe que no me gustan las niñas malcriadas.

-Entonces córrame de su casa. – los retos eran mi fuerte.

-Señorita esto ya lo hemos hablado miles de veces.

-Entonces no me rete.

-Cuidado con lo que dice.

-Cuidado con sus amenazas.

Nadie dijo nada, pues ya sabíamos que como siempre terminaríamos peleando y nunca acabaríamos. Solo recogí la hoja de actividades junto con mi mochila y me dirigí a la pequeña mesa que había al fondo de su estudio como aquella primera vez.

-Esta vez no se ira, hasta que yo lo diga.

-¿Qué fue lo que dijo? – Me voltee a mirarlo.

-Lo que ha escuchado, creo haberle dicho antes de que ahora era yo quien ponía las reglas. – Su voz tenía algo de superioridad.

-En verdad váyase mucho a la mierda.

Se posó enfrente de mí y me tomo de la barbilla con fuerza.

-Señorita creo que ese vocabulario lo corregiremos. - Su aliento olía a menta.

-Me está lastimando y para que lo sepa, no le tengo miedo. – No podía hablar muy bien pero mi voz sonaba amenazadora.

-Le recomiendo – Se acercó más de lo debido – que mantenga a esa pequeña lengua – nuestros labios casi se rozaban – quieta, porque no quiere conocerme enojado.

No sabía en qué dirección mirar pues sus labios estaban tan cerca que me apetecía besarlo y sus ojos estaban más oscuros de lo habitual, era como si el pecado se reflejara en ellos. Con la poca fuerza de voluntad que me quedaba conteste.

-Por si no lo sabía, creo que en todas sus facetas ya lo he conocido – mis ojos iban de sus labios hacia sus ojos - Y para su información, yo también puedo ser peligrosa cuando me lo propongo.

Ambos nos miramos expresando más de lo que queríamos decirnos, me dolía la mandíbula por la fuerza que el aplicaba en ella, pero no bajaría la guardia y me mostraría como una debilucha, yo también podía jugar a intimidar al otro, pero esta vez sí estaba decidida que ganaría la batalla fuera como fuera.

-Ya veo que ambos podemos jugar, pero le recomiendo que no saque todas sus cartas a la luz, porque soy más ingenioso de lo que usted cree. – Aun no se daba por vencido.

-Siempre guardo un As bajo la manga.

-Es un truco muy viejo que a estas alturas ya no sirve.

Estaba a punto de contestarle cuando escuchamos voces detrás de la puerta.

-No señorita, no puede pasar ahí. – Hablaba el ama de llaves.

-Yo creo que el profesor estará muy contento de verme.

Justo en el momento que se abrió la puerta Diamond ya se había separado de mí y estaba caminando detrás de su escritorio.

-Señorita Bennett, creo que sería mejor tener modales – Se puso sus gafas.

¿Jugamos? EDITANDO.Where stories live. Discover now