Capitulo 39

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Mi celular sonó, al tercer timbre conteste.

-Susana, ¿Qué pasa?

Oí un grito en la otra parte de la línea.

-No me lo creo, no me lo creo. ¿Me dirás que esto es para mí? – Susana aún seguía gritando por el auricular.

-Bueno, no creo tener otra mejor amiga que no eres tú.

-¿Cuánto te ha costado? ¡Cielos Charlotte! Es la mejor sorpresa de mi vida.

-No importa cuanto haya costado, el sentimiento es lo que vale.

-¡Rayos señorita! Tendré que esforzarme más para tu próximo cumpleaños.

-No es nada, con tu amistad me basta. – Una nueva llamada entraba en línea – Espera, creo que alguien más llama.

Mire de nuevo la pantalla de mi celular y era Sebastián.

-¡Mierda Charlotte! Esto sí que es una pasada.

Me reí.

-No sean dramáticos por favor, con un gracias es suficiente.

-¿Sebastián eres tú? – Pregunto Susana.

-¿Estas en la línea igual? – Él contesto.

Esto parecía que podría ser una larga llamada.

-¿Chicos me esperad? Estoy en la mesa con mis padres, ¿Les parece que les llamo por Skype?

-Oh lo sentimos, vale esperamos. – Respondió Susana.

Colgué a ambos.

Papa y mama se quedaron observándome.

-¿Qué es lo que traman? – Pregunto papa.

-Oh nada, es solamente que les he traído algunos regalos y han exagerado con sus expresiones.

-Ya vemos, si quieres puedes subir a hablar con ellos Charlotte. No nos molesta.

-¿Enserio mama?

-Si adelante hija. – Papa me dio el permiso.

-Está bien, solo me llevare fruta para terminar de hablar con ellos.

Me acerque a la cocina y le pedí a Gail que me sirviera un sándwich completamente enorme. A pesar de solo haber comido un poco del plato en la cena me quedaba con hambre y la fruta no ayudaría.

-Si niña, enseguida se lo llevo.

-Gracias.

Pronuncie y lo más rápido que pude llegue a mi habitación.

Conecte la computadora y enseguida los tres ya estábamos en sintonía.

-Vaya niña, esta vez sí que te has pasado.

-Sebastián te lo he dicho, solo es un presente.

-Por supuesto que es un presente carísimo. ¿De dónde has quitado la millonada?

-¿Acaso importa?

-Claro que importa mujer, ¡Son marcas reconocidas! Y además, no son cualquier prendas, son prendas de alto prestigio, hasta puedo decir que la realeza ocupa esto.

Comencé a reír nerviosamente.

-¿Qué dices Susana? Son solo alucinaciones tuyas, son prendas que cualquiera puede costear, a mí me hace feliz que ustedes lo estén.

-¿Quién no estaría feliz con estos regalos? Dime tú, si son lo que cualquiera quisiera. A ver Susana, muéstrame el tuyo. – La conversación, ahora era entre ellos dos.

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