Capitulo 30

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Entramos lo que parecía la sala principal. Papa, mama solo se miraban entre si e inhalaban y se encorvaban, como si esperaran el siguiente espectáculo por venir. Mientras que yo solo observaba cada rincón, cada arte, cada monumento. Todo se veía espectacular.

Las paredes estaban pintadas de un color crema claro, tenía toques en los pilares de color dorado, como si la estructura fuera de los años 20, en cada parte del techo había una estructura llamativa, de este colgaban dos candelabros de cristal esos que son en forma de araña. Por cada metro de pared se podía observar que tenían un diseño que acompañaba a toda la sala, consistían de espirales o de líneas rectas que daba ese aire de mando. Los dos ventanales que estaban al fondo, tenían cortinas adornadas del mismo color que el del techo y estaban perfectamente recogidas como si de un arte se tratase.

En cada parte del salón se encontraban sillones para todos y en cada esquina había mesitas donde podrías admirar los jarrones con hermosas flores. El piso estaba adornado con una preciosa alfombra en color rojo que traía impreso otras formas semejantes a las que había en el techo, hacia juego con el azulejo que se encontraba debajo.

Aun no podía creer que en verdad esto estaba sucediendo. De pronto las puertas dobles se abrieron y un hombre vestido de traje se presentó.

-En seguida verán a su majestad la reina. Por favor, cuando la vean primero hacen la reverencia, esperan a que ella les de la mano y siempre diríjanse como su majestad. No le den la espalda y si ella les permite que se sienten así lo harán.

El hombre no espero nuestra respuesta y solo siguió adelante. Fue en ese momento donde comprendí que aquí las palabras sobraban. Papa le siguió como si se tratase de algo urgente, mama se encaminaba a su lado solo unos pasos atrás y yo caminaba a la par de ella. Papa se limpiaba la palma de las manos en el pantalón mientras que mama solo miraba al frente.

Todas las personas que nos encontrábamos en ese amplio pasillo mientras caminábamos hacia otra habitación algunas se sorprendían y otras solo hacían reverencia, pero sin dejar de lado lo que hacían. Prácticamente caminamos hacia el otro lado del pasillo para llegar al encuentro con la abuela.

El señor que anteriormente nos guiaba en el camino solo tuvo que tocar la puerta dos veces y estas se abrieron por inercia. Primero entro el a la habitación y como si niños de kínder nos tratásemos entramos en fila.

-Majestad. – Inclino la cabeza. – Los señores y la señorita Reynolds. - Y acto seguido se retiró.

Papa dio dos pasos adelante e inclino la cabeza, mama acto seguido doblo las rodillas por un segundo y la saludo con un apretón de manos. Ninguno de los tres decía nada y yo solo estaba ahí parada, como si mis pies se hubieran estancado en el suelo.

-Eva estás más grande de lo que me esperaba. – Ella se acercó a mí.

No sabía que decir, no sabía qué hacer.

-Oh, sí, gracias. – Solo articule. Y como si a mi mente se le hubieran vuelto a conectar los cables le extendí la mano pero ella no la acepto. – Oh, sí claro, claro. – Hice mi mayor esfuerzo por no meter más la pata y trate de hacer la reverencia que mi madre había hecho antes, pero como toda tonta que soy, encorvé mas la espalda de lo que debía y casi me caía.

Me dio la espalda y solo hizo una seña hacia los sillones que quedaban enfrente del que parecía ser suyo. En ese momento mis piernas reaccionaron y me senté del lado de mama. Mama al verme tomo mi mano y me acaricio los nudillos con el pulgar.

-Veo que algunas cosas han cambiado, ¿Cómo les ha ido el viaje?

-Ha sido algo cansado, pero podemos tolerarlo, su majestad. – Papa contesto.

¿Jugamos? EDITANDO.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora