十一

334 62 25
                                    

— Eh, hola Josh, es Tyler... otra vez. Umm estoy intentado comunicarme contigo desde hace un rato. Te mandé mensajes de texto y ya te llamé varias veces. En fin... llámame cuando escuches este mensaje, bueno si quieres. Adiós. — y guardé el teléfono en mi bolsillo.

Eran las 5 de la tarde y Josh y yo habíamos quedado en vernos en la estación del metro a las 4. En realidad no había sabido nada de él desde la madrugada que tuvimos aquel momento incómodo y se fue a su casa. No es que estuviera preocupado de que le hubiera pasado algo grave, más bien sabía o al menos hasta donde creía, que probablemente estaba distante después de haberle dicho que me gustaba y que él prefirió quedar como amigos. Ya habíamos pasado por algo así antes. ¿Habíamos? No entendía por qué hablaba como si existiera un "nosotros" entre él y yo. El punto es que, lo dejé de ver por unos días cuando la primera cita que tuvimos no terminó nada bien. Le tuve que dejar de insistir con una segunda y lo acepté por más que me doliera. Luego de eso nos volvimos a encontrar y salimos de nuevo, resultando las cosas mejor que nunca. Y... no comprendo cómo todo dio un giro de repente. Odiaba pensarlo, pero tal vez tenía que seguir intentándolo antes de que se me apareciera alguna señal que me hiciera parar.

Y esa señal llegó. Escuché 6 fuertes campanadas provenientes de un gran reloj del edifico de la estación. Dieron las 6 de la tarde.

Josh me dejó plantado.

Tal vez Mark tenía razón. No puedes enamorarte de alguien a quien conoces hace a penas una semana. Ni tampoco puedes obligar a alguien a quererte de la misma manera que tú lo haces. Inclusive el chico acosador de la gran frente tenía razón. ¿Cómo se llamaba? ¿Brandon? Qué importa, ese chico de alguna manera había conseguido mi número y durante todo el día recibí mensajes suyos diciéndome que nunca tendría a Josh y que jamás ocurriría algo entre nosotros, entre otros mensajes que ignoré. Dejé de recibirlos cuando decidí bloquearlo.

Supongo que era todo. Josh volvería a su rutina diaria y yo seguiría "disfrutando" de este viaje. Con o sin él.





Segundo día sin saber nada del pelirosa, y ha decir verdad, tampoco me importaba saber de él. O al menos es lo que mi cabeza me decía.

Me negaba aceptar que me causaba dolor su ausencia. Pero si algo he aprendido hasta donde he vivido, es que si es posible vivir con dolor.

— Muy buena palticipación en la clase de hoy Joseph. Estoy lealmente implesionado. — me dijo el maestro barbudo. Si ya había recuperado algo de motivación para asistir a este instituto, no iba a dejar que una persona me la quitara.

— Muchas gracias profesor. Si me disculpa. — contesté con intención de salir del aula pero el barbudo me llamó de nuevo.

— No sé si estás entelado, pelo el instituto está ofleciéndole a los alumnos extlanjelos la opoltunidad de quedalse un mes más en Tokyo.

— ¿A través de cómo? — pregunté ceñudo.

— Velás, hablá una felia de cultula el lunes de la plóxima semana. Y quelemos que los estudiantes plesenten algún elemento leplesentativo de la ciudad que más haya llamado su atención. Con una bleve desclipción en japonés, clalo. Cualquiela que palticipe ya tiene asegulado un mes más aquí.

Abrí los ojos de sorpresa ante lo que el profesor me acababa de comentar. Me sentí muy emocionado en un principio y estuve a una de decirle que estaba deseoso de participar, pero mi ánimo decayó al recordar a cierta persona. Si bien dije que debía seguir este viaje con o sin él, sinceramente no merecía la pena quedarme más tiempo aquí. Es más, siento que nunca debí venir.

— La oferta es tentadora profesor, pero debo rechazarla. — dije tratando de convencerme de que era mi mejor opción y el barbudo me miró confuso.

Lovers in Japan ~Tysh~ Where stories live. Discover now