5.

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Ámbar.

— ¿No piensas contestar o qué?— me preguntó Simón mientras soltaba su típica risita alegre la cual me volvía loca por cierto pero tenía que fingir que me molestaba por completo. 

— Me refería a que estaba tomando para olvidarme de vos, de Luna, de México en sí— me miro extrañado— Todo lo que vino de México me trajo mala suerte y vos chiquito no sos la excepción.

— Haremos como que me he tragado tu verso de chica mala el cual te has pensado por como cinco minutos algo nerviosa.— baje mi mirada y me crucé de brazos— Tranquila, nadie va a saber que bebías para olvidar que estas enamorada de mí.

— ¡¿Qué?!— alcé mi voz y a la vez mi mirada para fulminarlo con esta— ¡¿Vos estás loco?! ¡Jamás me enamoraría de un indio azteca como vos!

— ¿Acaso somos Mía y Manuel de Rebelde Way?  — revolee los ojos— ¿Vas a la fiesta de está noche? — alcé mi ceja sin entender— Nicolas hace una fiesta en su quinta de verano la cual tiene piscina y todas esas cosas.

— ¿Y a mí qué? — pregunté sin interes.

— Va a haber alcohol, mucho alcohol y como te estas convirtiendo en toda una alcohólica para olvidarte de mi pues te invito.— estiró su mano y pude ver que me estaba intentando dar una tarjeta con la dirección de la quinta de Nico.— Agárrala que no muerdo eh.

— Esta bien voy a ir— tomé la tarjeta— Pero para olvidarme de todo lo que me esta pasando, no de vos.

— ¿Y qué te está pasando?— preguntó en un tono preocupado y solté un largo suspiro.— ¿Qué tienes bonita?

— No me llames bonita.— reaccioné de mala gana — Y tampoco te voy a decir lo que me esta pasando y menos a vos, inmigrante ilegal.

— Sip.— confirmó con su cabeza y fruncí el ceño algo extrañada— Somos Mía y Manuel de Rebelde Way.

Lo último que hice fue rodear mis ojos por última vez y salir del departamento de Simón rápidamente, y los diez minutos que habían pasado desde que me fui se convirtieron en horas, horas que pase absolutamente sola, perdida entre las calles, pensando en él y en que había dormido a su lado y no podía recordarlo ¿Cómo me olvidaría de semejante emoción? ¿Quién no sueña con dormir con el indio de Simón? Al menos yo soñaba que Jazmín se enamorara de alguien más para yo así poder por fin gritar mis sentimientos que recién comenzaban por Simón a los cuatro vientos y vivir una linda historia de amor, pero eso sería imposible, somos de dos mundos distintos, en mi mundo todo es falsedad y en el de él es todo alegría, yo soy una mascara y él es la felicidad en persona. 

— ¿Ámbar?— voltee rápidamente al escuchar a Delfina detrás de mi.— ¿Qué haces acá? Hoy no fuiste al Blake.

— Ayer dije que no iba a ir.— me encogí de hombros— ¿Vas a la fiesta de está noche? Mañana no hay clases...

— Obvio.— me sonrió— Me invito Pedro y la verdad que ayer descubrí que tomar no esta nada mal y alcohol más Pedro igual a una excelente noche. — solté una pequeña risa— ¿Y vos? ¿Qué onda con Simón?

— Nada.— baje la mirada— Me desperté en su cama, me invito a la fiesta y me dijo que eramos como Mía y Manuel de Rebelde Way.

— ¡¿Te acostaste con Simón?!— gritó llena de felicidad y rápidamente puse mi mano en sus labios para callarla.— Yo también dije que eran como Minuel — habló después de que sacara mi mano.

— No paso nada— intente tranquilizarla— O al menos eso es lo que me dijo Simón — ella sonrió— ¿Podemos ir a tu casa así me prestas ropa y no tengo que toparme con Sharon?— asintió rápidamente— Gracias.

Así se transcurrió lo que quedaba de la tarde, Delfina y yo caminando por las calles dando pequeños saltos como las nenas de cinco años que fuimos hace un tiempo tan largo. Tarde casi una hora en elegirme la ropa y otra hora más en maquillarme — por primera vez lo hacía yo sola— El vestido era azul con brillo y pegado al cuerpo lo cual marcaba mis curvas, y pude ponerme una suave sombra azul con un delineado negro y pintar mis labios de rojo, necesitaba tener esta noche a Simón, solo por esta noche.

— Tengo un plan.— mostré todos mis dientes y mire a Delfina— Hoy Simón va a estar conmigo.

— ¿Cómo vas a hacer? — me preguntó algo preocupada— Jazmín no va a ir pero está lleno de gente y si te ven con él, tal vez le cuenten a ella.

— Voy a esperar a que todos se vayan o estén lo suficientemente ebrios como para no acordarse nada de esta noche y yo voy a ir a la pileta con Simón, solo necesito a mi nuevo amigo el alcohol.

— Pero si te emborrachas, mañana no te vas a acordar de absolutamente nada.

— Ahí es donde te equivocas— volví a sonreír— Voy a hacerle creer a Simón que estoy tomando Vodka cuando en realidad estoy tomando agua, el va a pensar que estoy borracha, entonces me voy a acercar a él y por fín lo voy a tener.

— ¡Esa es mi amiga! — chocamos los cinco.

— Sé que está mal y que si Jazmín se enterara sufriría mucho pero necesito una noche con Simón Álvarez, solo una noche, al menos para despedirme de algo que ni siquiera empezó ni nunca va a empezar. 

Perdernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora