36.

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Simón.

La música comenzaba a sonar y la gente a hacerse presente mientras que yo por mi parte intentaba acomodarme una y otra vez el esmoquin parte del traje tan elegante — parecido al de la mayória de los chicos que ahora estaban siendo miembros de la fiesta— que me había costado prácticamente mi sueldo completo. 

— ¡Hey, Simón!— escuché la voz de mi mejor amiga detrás de mí y voltee rápidamente para toparme con Luna quien estaba con esa sonrisa tan particular en su rostro — ¿Cómo estás?

Luna, estos meses habíamos estado un poco distanciados, bueno, en realidad alejados por completo y no porque nuestra amistad se haya desgastado sino porque ella estaba intentando disfrutar a pleno su relación con Matteo y yo igual con lo que sea que era eso entre medio de la nada y todo que tenía y he vuelto a tener con Ámbar.

— Miren quién está aquí...  — le devolví la sonrisa— La chica más despistada del planeta.

— Miren quién está aquí...— me imitó— El chico que se olvidó de la mejor amiga del mundo mundial. — solté una pequeña risa y respondí encogiéndome de hombros — No creí que vendrías a la fiesta de Ámbar luego de enterarte lo del...

— No lo menciones por favor.— la interrumpí— No quiero que nadie lo sepa porque comenzarían a odiarla y eso no es justo lo que Ámbar necesita porque ella no estaba pasando por un muy buen momento ¿Sabes? — pude notar como mi mejor amiga hacía una mueca en forma de duda a mis palabras y prosiguió soltando un suspiro algo rendida— Gracias...— volví a sonreírle cuando entendí su seña de que no diría absolutamente nada.— Tú sí que eres la mejor amiga del mundo mundial.

— No diré nada con la condición de que no vuelvas a olvidarme.— reí a la vez que asentía con la cabeza— Simón de todas formas yo no soy capaz de perdonar a Ámbar— decidió bajar la mirada algo triste— Me ha hecho mucho daño.

— Lo sé...— tomé aire— Pero también se que todo lo que hizo fue porque estaba sufriendo y esa era la única manera que tenía de descargarse — vi como Luna revoleaba sus ojos y resoplé— Hey;  — pronuncié intentando hacer que mi mejor amiga vuelva a fijar su mirada en mí— Te juro que Ámbar ha cambiado y al menos conmigo es la mejor persona del mundo mundial como dices tú.

— ¿Cómo sabes que ha cambiado y no ha estado fingiendo contigo todo este tiempo porque eres la única persona que le ha quedado para manipular en el Roller?

— Porque soy la persona que más la conoce. — admití esbozando una pequeña sonrisa— Porque ella se enamoro profundamente de mi y la vieja Ámbar ni siquiera me habría notado — continué— Porque esta Ámbar ha aprendido a amar y me ama a mí.

La música se paro y gire inmediatamente mi cabeza fijando mis ojos en la entrada de la pista donde pude ver como una persona se asomaba por esta y antes de que me diera cuenta de que aquella persona era el amor de mi vida, Forever Young comenzó a sonar en todo el amplio lugar y acto seguido Ámbar patinó entrando con un vestido rosa impregnado de brillos y lentejuelas, completamente perfecto, como ella, a la pista del Jam and Roller, obteniendo la atención de todos incluyendo la mía la cual había obtenido hace ya meses convirtiéndose en alguien mucho más que una simple atención, convirtiéndose en una perdición, convirtiéndose en amor, mi amor.

"— ¡Feliz cumpleaños a mí! — exclamó Ámbar quitando sus manos de mis ojos las cuales segundos atrás estaban tapando estos para no dejarme ver al lugar al que me estaba llevando —  ¿Te gusta el regalo?

— ¡Ámbar esto es increíble! — una sonrisa de oreja a oreja se formo en mi rostro al ver el departamento que habíamos rentado hace dos meses el cual Sharon nos había arrebatado y al parecer ahora habíamos vuelto a tener — Tú eres increíble.— me di la media vuelta para quedar frente a ella quien tenía la misma sonrisa que yo en su rostro — ¿Estás segura que podremos quedarnos aquí?

 Obvio.— afirmó orgullosa — Ya son las doce y un minuto por lo que según el tiempo yo hace dieciocho años estaba naciendo así que como para la ley soy mayor de edad para mi madrina también y no puede impedirme vivir con el chico que amo con el cual me voy a casar porque ¿Qué matrimonio vive en casas diferentes?

— Te amo.

Ámbar volvió a sonreírme está vez poseyendo ese brillo tan particular en sus ojos al hablar conmigo y mi corazón no podía estar más feliz de ser él dueño de aquel brillo perfectamente especial.

— ¿Qué? — preguntó en un tono algo nerviosa — ¿Qué dijiste?

— Que te amo. — repetí colocando mis brazos en su cintura—  Y que prometo hacerte pasar el mejor cumpleaños de tu vida.

— El solo hecho de estar con vos ya lo hace el mejor cumpleaños de mi vida."  

Mostré todos mis dientes al ver a Ámbar patinar intentando dirigirse hacía mí pero la mayoría de los chicos la invadió para saludarla y yo solo fui capaz de bajar la mirada rogándole a Dios o al santo que sea que por favor se pasen rápidos los segundos en que le deseaban un feliz cumpleaños para por fin tenerla en mis brazos.

— ¿No me vas a decir feliz cumpleaños?— una sonrisa se formó en mi rostro al escuchar a esa voz que tanto necesitaba a mis espaldas— ¿Tampoco me vas a dar un regalo?

— Tengo muchas sorpresas planeadas para ti...— pasé una de mis manos por su mejilla para acariciar estas — ¿Quieres escaparte un rato de tu fiesta para que te lo de?

— No quiero escaparme.— fruncí el ceño— Quiero perderme con vos.

Una vez más le regalaba una de mis típicas sonrisas de típico enamorado y volteaba a ver hacía mi alrededor para comprobar que nadie nos estaba prestando atención y jalar el brazo de Ámbar para arrastrarnos a ambos a uno de los camerinos del Jam and Roller más bien dicho al de ella.

— ¿Cuál es la primer sorpresa que tenes planeada para mí Álvarez?

— Pues...— volví a hablar a la vez que cerraba la puerta por la cual segundos antes ambos habíamos entrado — No sé, dímelo tú.— coloque mi intento de tono de voz seductor y me acerque a Ámbar quien estaba con una sonrisa picara en el rostro— ¿Cuál quieres que sea tu primer regalo de cumpleaños?

— Teniendo en cuenta que son las nueve de la noche y hace casi veinte horas que no hacemos el amor...— dijo fijando su mirada en el reloj de la pared — Precisamente quiero que sea ese mi primer regalo...— colgó sus manos en mi cuello— El amor.

— Señorita Ámbar...— pronuncié— ¿Está segura que quiere que yo Simón Álvarez le haga el amor?

— Sí,— afirmó— Quiero que me hagas el amor una vez más porque me muero de ganas de volver a perderme en vos.  

Perdernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora