10.

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Simón.

"— Hace unos días leí un refrán que decía 'El amor no es cambiar al otro sino cambiar por el otro' — habló Ámbar cuando nos separamos del abrazo.

— ¿Y tú lo crees? — alzó los hombros y hizo una mueca— Ósea que si tú me intentas cambiar no es amor. seguí la lógica del refrán.

— Yo jamás intentaría cambiarte Simón.— me sonrió sincera— Todo en vos es perfecto, vos lo sos, sos el ser más bueno y puro que conozco y eso es perfecto.

— Yo no creo en la perfección.— me encogí de hombros— Pero si sé que cambiar para bien por la persona que quieres es amor.

— Entonces si yo cambió por vos... ¿Se transformaría en amor?

— ¿Tú quieres que lo nuestro se transforme en amor?"

No pude evitar sonreír al recordar lo que había pasado el día anterior con Ámbar, paso todo tan de golpe ¿Y sí mi sueño sí se había vuelto realidad?

—¡¿Y?!— me golpeó el hombro Nico y me despabile completamente de mis pensamientos— ¡¿Qué más paso después de eso?!

" — ¿Tenes planes para mañana? — me preguntó Ámbar mientras nos dirigíamos a la pista del Jam and Roller.

— Nop— le sonreí— ¿Acaso quieres llevarme de luna de miel?

— No — soltó una carcajada— ¿Nos podemos ver otra vez en la quinta de Nicolás? Ahí si vamos a poder estar completamente solos.

— Disculpe señorita Ámbar ¿Usted no estará tratando de llevarme a la cama verdad?

— Obvio que no ¿Cómo es capaz de pensar eso de mí señor Simón?— ambos reímos.— Quiero que nos juntemos a ensayar obviamente que vamos a tener una noche de "no amigos" por lo apasionada que va a ser— mordí mi labio — Pero como se viene el Open solista, quiero que ensayemos juntos, como si fueras mi profesor de canto.

— Ámbar tú tienes una voz super bonita no necesitas ningún profesor de canto.

— ¿Pero no te das cuenta que lo hago para pasar tiempo con vos imbécil?— tragó saliva y se pegó en la frente— ¿Pensé en voz alta verdad? — dijo algo nerviosa.

— ¿El qué?— fingí no entender y ella sonrió— Yo no escuche nada eh, pero si es para pasar tiempo conmigo claro que seré su profesor de canto señorita Ámbar.

— ¿Entonces si me vas a ayudar? — hizo voz de niña pequeña.

— Bonita, pero yo a ti, te ayudaría hasta cruzar un pantano lleno de cocodrilos."

— Entonces me vas a usar mi casa quinta para tener un fin de semana apasionado con Ámbar — afirmó Nico y asentí con la cabeza — Acá están las llaves de la quinta y de mi moto — me las arrojó y rápidamente las tomé — Me las devolves sin falta el lunes, cuídame la moto porque si le pasa algo te mato, no rompas nada en casa, usa siempre protección que por ahora no queremos un mini Simón y toda la semana que viene lavas vos los platos y toma el casco. — me lo dio.

— Devolver el lunes, cuidar la moto porque sino me matas, no romper nada, usar protección, lavar los platos toda la semana siguiente... ¡Entendido mi general! — reímos los tres y los salude a ambos para retirarme de mi trabajo — ¡Son los mejores amigos del mundo! — grité antes de salir del Jam and Roller.

Me dirigí al estacionamiento y me coloque el casco para subirme a la moto de Nico a la vez que guardaba las llaves de su quinta en el bolsillo de mi chaqueta negra de cuero. Decidí arrancar la moto para tomar rumbo hacia la casa de Ámbar, habíamos quedado que cuando salía del Roller la pasaba a buscar y eso era lo que estaba haciendo.

"Estoy en la puerta de tu casa bonita" — le escribí por mensaje a Ámbar luego de diez minutos conduciendo hasta por fin llegar a la famosa mansión Benson.

No obtuve respuesta de su parte, y mi mente comenzó a preocuparse por lo que me baje de la moto y me repose en esta, hasta que luego de dos minutos pude ver a Ámbar salir de la puerta de su casa — claramente, no iba a salir de la ventana, excepto que sea una película pero por suerte no era el caso — con un top rosa chicle y una falda del mismo color y su pelo todo alborotado el cual producía el mismo efecto de alboroto en mí.

— No sabía que tenías moto — habló cuando terminó de bajar sus largas escaleras y estar en frente de mí. — Me sorprendiste, pensé que íbamos a ir no sé, caminando.

— Siempre juzgándome vos y creyendo que no tengo nada. — me crucé de brazos. — Es de Nico igual, pero que sea mexicano no quiere decir que no puedo tener una moto. — rió.

— Cállate. — deposito un beso en mis labios y sonreí — No te estaba juzgando, simplemente no sabía que tenías moto, intento cambiar Simón y a la vez intento pensar que no me estoy acostando... — la fulmine con la mirada — haciendo el amor con un indio azteca si no con el mejor chico del mundo. — volví a sonreír pero esta vez victorioso. — ¿Vamos?

— Vamos bonita. — nos subimos a la moto y me saqué el casco para dárselo a ella. — Pontelo, por seguridad.

Iba a volver a hablar para decirle que se aferre a mi cuerpo también por seguridad pero ya lo había hecho antes de que arranque la moto lo que me hizo mostrar todos mis dientes aunque ella no me viera. Ahora estaba conduciendo hacia la quinta de Nico para estar hasta la mañana del lunes con Ámbar quien en este momento estaba aferrada a mi cuerpo.

— Llegamos. — solté algo aliviado cuando por fin llegamos a nuestro destino. — Toma las llaves. — se las dí — Ve abriendo mientras así yo voy estacionando la moto. — ella asintió con su cabeza y me abrió la puerta del parque para que entre la moto a la quinta y así bajarme de esta.

— Hogar dulce hogar. — dijo en tono gracioso cuando entramos a la casa y nos dirigíamos a una de las habitaciones en la cual Ámbar se sentó en la cama y se quitó su mochila.

— ¿Qué le has dicho a tu madrina? — me senté a su lado y ella posó su cabeza en mi hombro.

— Nada. — se encogió de hombros — Le avise a Amanda que iba a pasar el fin de semana en lo de Delfina, porque mi madrina o tía, lo que sea, estaba con sus típicos dolores de cabeza.

— Bueno por eso hemos venido aquí, para olvidarnos de esa tal Amanda. — ella soltó una pequeña risa — De tu madrina o tía, lo que sea, de tus amigas, de mis amigos, de nuestros problemas, solo tú y yo alejados del mundo. — besé su cabeza — Bueno, imaginemos que la quinta esta en otro país o continente y no a treinta minutos de tu casa. — terminé de susurrar y ambos reímos. — Ámbar. — pronuncié.

— ¿Qué?

— Quiero perderme en ti y que te pierdas tú en mí como si en el mundo no existiera nada más que nuestro amor.

Le cante al oído para después capturar sus labios, hoy comenzaba una noche de las espero que tantas que pasaríamos, una noche en la que le daría amor, en la que le enseñaría lo que era este, en la que ambos aprenderíamos a amar y en la que ambos nos perderíamos en nosotros, porque para eso le dimos inicio a este reciente amor — que ojala durara para siempre y no sea solo un sueño — para perdernos.


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Hola, este capítulo quizá no esta tan bien escrito como los demás— modestia aparte perdón— así que cuando me inspire de nuevo lo editare — tendrá el mismo objetivo pero cambiare las partes que no me convencen del todo— ya que lo subí de esta forma porque no tenía ideas y no quería dejarlas sin capítulo hoy, espero que les guste aunque a mi no(? . Gracias por leer, las adoro.

Perdernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora