6.

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Simón.

— No puede ser Pedro.— coloque algo brusco mis brazos en la barra de tragos de la quinta de Nicolás provocandole a mi amigo un sobresalto.— Recién hemos puesto la música y en todas las canciones esta ella y ni siquiera hablan de amor ¿Qué tiene "Súbeme la radio" qué me recuerde a Ámbar? — bufé y Pedro soltó una carcajada— ¿De qué te ríes? — me encogí de hombros— ¡Es horrible todo esto, Ámbar no sale de mi cabeza ni por un segundo!

— Me rió de que estas hasta las manos amigo.— hizo una mueca— ¿Justo Ámbar te tiene que venir a gustar? La millonaria que nunca se fijaría en alguien como nosotros.

— ¡Gracias hermano eh! — alcé mi tono de voz— ¡Tú sí que eres un buen amigo, das los mejores consejos!

— No le hagas caso a este, esta ortiva porque hace mucho que no tiene acción.— se metió Nico a la conversación y ambos reímos— Vos tenes que ir, mirarla a los ojos y comerle la boca, además tenes que aprovechar hoy que no viene Jazmín porque esa sí que esa esta muerta por vos.

Iba a contestarle a mi mejor amigo rubio, pero en ese momento el timbre de su hermosa quinta sonó y supe que la fiesta acababa de comenzar. Por la puerta primero aparecieron Yam y Jim con Ramiro atrás, esos tres estaban unidos casi siempre y luego llegaron Gastón y Nina junto con Luna y Matteo,  aunque mi mente solo se imaginaba que Ámbar se apareciera por la puerta, pero esta no llegaba ¿Y si no venía? ¡Diablos! ¿Por qué me preocupaba tanto?

— Hola Simón.— mostré todos mis dientes al escuchar detrás de mi esa voz que tanto quería y necesitaba escuchar— ¿Donde esta mi alcohol?— reí y voltee a verla.

— Vaya, la chica que toma para olvidarse de mí.

Le dedique una sonrisa sincera y besé su mejilla y gracias a este gesto Ámbar se quedo algo perpleja ¿Acaso nadie la había saludado de esa manera antes? Tal vez nadie de mi clase. 

— ¿Vas a seguir con eso toda la noche?— se cruzó de brazos— Porque si vas a seguir con eso yo me voy... — terminó y se dio la media vuelta para dirigirse a la puerta pero no pudo caminar ni siquiera dos pasos ya que yo la jale del brazo— ¿Qué haces?

— Tú no te vas a ningún lado bonita. 

Me sonrió con los ojos algo brillosos y le devolví la sonrisa, es que ¿Quién no podía sonreirle a una belleza como Ámbar? Decidí mirarla de arriba a abajo para nada disimulado— porque el acto de disimular me lo olvide en el útero de mi madre— y pude notar lo preciosa que estaba con ese vestido azul pegado al cuerpo y ese pelo suelto.

 — ¿Vos estas estudiando radiología Simón? — preguntó y la mire extrañada— Digo, capaz pensas en ser radiologo porque me acabas de sacar una radiografía completa de mi cuerpo. — solté una carcajada al escuchar lo último.— Ya sé que te gusto, porque a ver, soy Ámbar Smith, le gusto a todos, pero disimula un poco chiquito.

— Pues yo creo que la que gusta aquí de alguien eres tú, que bebes para olvidarte de mí.

— Basta.— me desafió seria — Servime algo, ahora — me ordenó.

— ¿Y qué quiere tomar la señorita Ámbar? — pregunté en tono gracioso— ¿Algo fuerte o algo suave?

— Vodka.

— Ah pero tú eres principiante y arrancas con todo eh. — ambos reímos.— Ya le sirvo unos buenos chupitos de Vodka señorita Ámbar.

No sé como pude creerme que serían solo unos buenos chupitos y nada más, no sé como las horas se pasaron tan rápido, ni cuantos chupitos nos tomamos, pero sí sabía que de tantos tragos ahora estábamos ambos sentados en el borde de la piscina de Nicolás con los pies en el agua de esta, mientras todos los demás bailaban en la parte de adentro de la quinta, Ámbar y yo estábamos riéndonos de quien sabe que, mientras nos terminábamos una petaca más de vodka.

— Contigo el tiempo se me pasa volando bonita.— le dije al ver la hora en mi celular el cual marcaba las 2:32 a.m, cuando hace tan solo unos minutos a mi parecer eran las 20:00 p.m — ¿Cómo llegamos hasta aquí?

— ¿Hasta el borde de la pileta?— preguntó y reí negando con la cabeza.

— Como llegamos aquí, a que tú y yo nos riamos juntos en el borde de esta piscina. 

— No lo sé.— se encogió de hombros y fijo su mirada en mí— Capaz esto debió pasar hace mucho tiempo.

— ¿El qué estemos en el borde de una piscina?— ahora era yo el que hacía esta pregunta absurda y ambos reímos.

— No indio azteca.— me tomo la mano y la mire extrañada— Esto, vos y yo, riéndonos juntos. — nos señaló— Ahora que pasa, me siento bien, me haces escapar del mundo real que es una total mierda, en especial mi mundo real.— soltó un largo suspiro— Capaz que vos siempre fuiste lo que necesite, capaz vos siempre estuviste ahí, bueno, desde que llegaste de México y nunca te vi, o sí te vi, pero no quería reconocer que tal vez vos eras lo mejor para mí, que vos eras el indicado para salvarme de mi mundo lleno de mascaras y falsedad.

— Ámbar...— pronuncie su nombre como pude ¿Era real lo que ella me estaba diciendo o el efecto del alcohol me hacía escuchar esas palabras que siempre fueron mi sueño?

— Y respondiendo a tu pregunta, sí, estaba tomando para olvidarme de vos porque no puedo empezar a enamorarme del chico que le gusta a una de mis mejores amigas porque vos Simón sos todo lo que esta bien y yo soy todo lo que esta mal. 

— No digas eso bonita — acaricie su mejilla— Yo sé que dentro de ti esta esa Ámbar que no todos conocen.

— Puede ser, pero no todos pueden conocerla.

— Yo sí.— le sonreí.

— Estaba tomando para olvidarme de las historias de nosotros que creo en mi mente antes de dormir, en ese nosotros que nunca va a existir — prosiguió algo triste— En fin, empecé a tomar para olvidarme de esto que ni siquiera empezó — concluyó.

 — ¿Y tú quieres que empiece?

Mire sus ojos azules los cuales me mostraban que estaba triste, y que con la que estaba hablando no era Ámbar Smith la reina de la pista, era Ámbar Smith la que se había ocultado por mucho tiempo dentro de un personaje para que nadie la lastime — supongo— la que se ponía esa mascara todos los días, la misma que su madrina le había fabricado. 

— Yo creo que acaba de empezar.

Y no pude evitar mirar sus labios pintados de rojo, esos labios carnosos que moría por tocar hace tanto tiempo, y no me aguante, lo que no me anime a hacer sobrio lo iba a hacer  ebrio, así que le estaba agradeciendo a los tantos chupitos de vodka que me tome y rogándoles que no me hagan olvidar de esto mañana, porque no podría olvidarme jamás de un momento así con Ámbar, mi primer momento con ella. 

— ¿Puedo hacer algo que quiero hacer hace mucho tiempo?— le pregunté mientras me acercaba cada vez más hacía ella hasta el punto de escuchar su respiración.

— ¿Qué estas esperando?

Mostré todos mis dientes al oír su respuesta y decidí jugármela. Tome del rostro a Ámbar y la acerqué a mí para por fin luego de tanto tiempo soñandolo, capturar sus labios con los míos, para formar un hermoso primer beso, un hermoso primer sueño.


Perdernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora