29.

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Ámbar.

— ¿No querés no? —  le pregunté a Simón quien se había quedado callado por lo que me levanté rápidamente de la cama — Era obvio que no ibas a querer. — comencé a buscar mi ropa algo nerviosa y desesperada por todos los rincones de la habitación — Al parecer me enganché bastante rápido, tanto que ya te quiero llevar a vivir conmigo. — reí por lo bajo cuando empecé a colocarme nuevamente mi sostén. — Ni siquiera sé por qué te lo dije. — y ahora estaba intentando ponerme la blusa mientras daba vueltas a un circulo imaginario en la habitación — Me imagine una vida a tu lado demasiado rápido pero seguramente debe ser por todo lo que estoy pasando... — resoplé triste — Sí, debe ser eso, así que hagamos como si no te hubiera dicho nada ¿Okay? — intente terminar y él soltó una carcajada haciendo que me voltee a verlo con una fulminante mirada — ¡¿De qué te reís?!

Exploté, me ilusionaba tanto la idea de que Simón y yo viviéramos juntos, tan así que me había roto el corazón que solo se quedara mirándome sin responder, porque dicen que el silencio vale más que mil palabras ¿No? Pero la realidad era que me había enamorado de él en muy poco tiempo, aunque de todas maneras él siempre me gustó, en estos casi dos meses que pasamos juntos ya me había creado historias en la cabeza, convirtiéndonos a ambos en los protagonistas y la historia que más me había gustado era esa, que comencemos una vida juntos, dejando atrás a todo y a todos, solo él y yo como tanto lo había soñado aunque ese sueño acababa de hacerse pedazos.

— De que lo único que te has imaginado es que yo no quería irme a vivir contigo. — ahora mi mirada dejaba el intento de odio atrás y se transformaba en confusión —  Y de que no tienes porque ponerte la ropa porque no te he dado el derecho de irte ya que tengo pensado en volverte hacer el amor miles de veces hoy.

Era increíble como con tan solo una forma de mirar o unas simples palabras me hacía caer a sus pies porque incluso hasta mi animo dependía de él y eso era algo que en cierto punto me molestaba, porque Simón Álvarez, con solo un chasquido de dedos no solo podría hacerme caer rendida ante él, sino, que también podría logar que yo este toda una vida detrás de él.

— ¿Entonces?

— Entonces quítate ya la ropa y recuéstate otra vez a mi lado. — me obligo y le regalé una sonrisa para inmediatamente cumplir con lo pedido, sacándome la ropa que acababa de ponerme y así volver a recostarme en su pecho. — Y respondiendo a tu primer pregunta, no, no quiero irme a vivir contigo.

—  ¿Qué? — le pregunté borrando la sonrisa que acababa de dedicarle de mi rostro —  ¿Para eso querías que me saque la ropa para decirme que...?

—  Cállate.— me interrumpió cuando intenté levantarme nuevamente de la cama estampando sus labios contra los míos — Era broma amor, claro que quiero irme a vivir contigo.

— ¿De verdad? — mostré todos mis dientes y el asintió— Como te amo indio azteca.

— Como te amo niña bonita.

Me devolvió la sonrisa y me tire sobre él para comenzar a besar sus labios, definitivamente no solo estaba enamorada de él sino que además él era lo mejor que me había pasado en la vida.

*

— ¿Estas segura qué no quieres que te acompañe?— me preguntó Simón cuando llegamos a la puerta de mi casa aunque pronto ya no lo sería.

— No.— negué— Vos anda al Jam and Roller así no tenes problemas con Juliana, te prometo que voy a estar bien, simplemente necesito hacer esto sola.

— Okay Hazel Grace.— me dedicó una sonrisa y se acercó a mí lentamente para besar mis labios en forma de despedida— Te amo ¿Sí? No te olvides de eso.

Perdernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora