15.

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Ámbar.

— ¿Estás seguro?— le pregunté con una sonrisa de oreja a oreja— Mira que no hay vuelta atrás.

— No estoy seguro.— baje la mirada— Estoy completamente enamorado de ti bonita.

Levanté rápidamente mi cabeza y mostré todos mis dientes para después estampar mis labios con los suyos.

¿Era real? ¿Simón Álvarez me estaba diciendo que estaba completamente enamorado de mí? Solo le rogaba a un dios — si es que este existía— que por favor nadie me pellizque porque no quería despertar de este sueño jamás.

— Bonita...— murmuro en mi oído y cerré mis ojos— ¿Me dejas hacerte el amor? 

— Indio azteca...— dije en el mismo tono que el y agarre su cara con ambas manos para mirarlo a los ojos— ¿Qué estas esperando?

Simón me decido una sonrisa bastante picara y volvió a poseer mis labios. Me gustaban tantos sus besos, no creí que el mexicano sería tan buen besador y tan bueno en la cama — aunque era el único hombre con él que había estado en forma sexual pero eso él no lo sabía y no quería decírselo tampoco, me hacía sentir placer como seguramente ninguno lo lograría— pero una vez más me había sorprendido en todos los aspectos.

Decidí sacar rápidamente su camisa volviendo a ver su perfecto y tallado abdomen el cual me volvía loca — al igual que él— Simón no se quedo atrás y — literalmente— me arrancó la parte de arriba del uniforme del colegio. Comencé a desabrochar su pantalón y cuando este por fin salió decidí bajarme la falda para quedar ambos en nuestra ropa interior. Me subí a su torso colgando mis brazos en su cuello y enredando mis piernas en su espalda para seguir capturando sus labios. En cuestión de segundos Simón me había sacado mi brasier y mis bragas arrojándolos por alguna parte de la habitación. Mientras con mis manos me sostenía sobre él, Simón se terminaba de sacar lo último que quedaba.

— Señorita Ámbar, con permiso... — se separó un poco de mis labios y me miro a los ojos— Voy a hacerla mía.

— Señor Álvarez...— le sonreí — Soy toda suya.

Volví a unir nuestros labios y él en menos de tres segundos nos arrojo a ambos en la cama, posicionándose sobre mí. Miro a mis ojos por última vez, esa era su forma de preguntarme si estaba segura. Solo fui capaz de asentir con la cabeza y una sonrisa en el rostro. Nomas basto eso para que Simón vuelva a entrar en mí como tanto extrañaba que lo haga — aunque nuestra última vez fue ayer, yo necesitaba estar las veinticuatro horas del día con él— no pude evitar soltar un fuerte gemido. Comencé a despeinar el cabello de Simón sin dejar de besar sus labios y él aumentó su velocidad dentro de mí por lo que arañe fuertemente su espalda y gracias a eso el soltó un leve quejido.

— Ámbar...— jadeó entre besos— ¿Te he dicho que te quiero mucho? — siguió algo agitado.

— No me lo dijiste pero siempre hay una primera vez— dije en forma graciosa en el mismo tono que él.

— Dime que tú también me quieres. — me obligó mientras volvía introducirse en mí un poco más fuerte esta vez.— Dime que estas loca por mí.

— Te quiero demasiado.— me sinceré y él comenzó a besar mi cuello— Y estoy totalmente loca por vos Simón Álvarez.

No sé cuanto tiempo seguimos haciendo el amor, pero si así iba a ser siempre, ojala lo hagamos todo los días, no quería parar, no quería dejarlo ir. Definitivamente estaba aprendiendo lo que era el amor y gracias a él pude saber que era la fuerza más hermosa y poderosa de todos tal como lo cuentan las películas de princesas y los cuentos infantiles. No creía en un felices por siempre, pero sí en un felices hasta el final, pero con Simón, no quería que exista uno.

— Simón...— hablé algo agitada cuando terminamos nuestro acto de amor y posicionaba mi cabeza en su pecho como solía hacer siempre— ¿Puedo decirte algo — vi como decía que sí con su cabeza— Catch me if you can. — me miro sin entender y mostró todos sus dientes después de unos segundos.

— ¿Escribiste eso para mí?— asentí algo apenada— Ámbar, retomando lo que dije antes, no solo estoy completamente enamorado de ti sino que estoy super seguro de lo que siento. — besó mi frente y esbocé una sonrisa de oreja a oreja.

— Yo también.— confesé con miedo.

— ¿Tú también qué?

— Yo también estoy segura de lo que siento.— me acerqué a sus labios— Yo también estoy completamente enamorada de vos.

 

 

Perdernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora