8.

2.5K 199 43
                                    

Simón.

— ¡Simón! — escuché el gritó de Juliana prácticamente en mi oído y me sobresalté— ¡Es la tercera vez que te llamo! ¿Se puede saber donde tenes la cabeza? ¡Necesito que empieces a atender a las mesas ahora porque tus compañeros no se donde se metieron, recién es viernes, así que movete!

— Lo siento Juliana, pero tampoco debes gritarme en frente de todos eh, que todavía soy capaz de escuchar y muy bien.

— ¿En serio sos capaz de escuchar y muy bien?— preguntó algo irónica y alzó una ceja— ¡Por qué hace cinco minutos te estoy llamando y no puedo perder mi tiempo en sacarte de las nubes Simón! — volvió a subir su tono de voz y bajo su mirada— ¡A trabajar, ahora!

— ¿Qué te pasa Juliana? — apareció Pedro con su tono preocupado de siempre— ¿Por qué le hablas así a Simón?

— ¡Al fin apareces! — gritó y apreté mis ojos— Yo no les pago por desaparecer y tampoco les pago por perderse en las nubes. Simón atende las mesas y después anda a la pista que te necesito para ensayar con el equipo y vos Pedro limpia todo esto que es un desastre.

— Esta mujer esta loca, completamente loca. — habló Pedro ahora en un tono enojado cuando Juliana por fin se había ido a quien sabe donde y mi amigo se había puesto a limpiar— ¿Por qué dice que estabas en las nubes?

— Es insoportable. — bufé— Porque al parecer me llamó un par de veces y yo no la escuché, es que no ando las nubes, ando en...

— No me digas — me interrumpió— ¿Otra vez pensando en Ámbar? — asentí y volví a bajar mi mirada— ¿Qué pasó en la fiesta? Al final no me terminaste de contar.

— Nos besamos.— hice media sonrisa y subí rápidamente mi mirada— Y dormimos juntos.

— ¡¿Te acostaste con Ámbar?! — lo fulminé con la mirada al ver que había subido la voz— ¿Te acostaste con Ámbar?— susurró esta vez y asentí con la cabeza.— ¿Y así nomas lo decís?

— ¿Y cómo quieres que te lo diga? — me encogí de hombros—  Si de todas formas ella no sea acuerda de nada.

"— Buen día bonita.— le hablé a Ámbar quien estaba sentada en la cama donde habíamos pasado la noche apenas me desperté.— ¿Cómo estás?

— Mal.— me respondió en su tono de siempre, ese tono de egoísmo que hace tanto no escuchaba.— ¿Por qué estas al lado mío y sin ropa? — tragué saliva.— ¿Y por qué yo estoy sin ropa?

— ¿Tú no te acuerdas? — pregunté ahora triste y ella negó con su cabeza— ¿No te acuerdas de lo que pasó anoche?

— No. — soltó algo nerviosa— ¿Qué pasó anoche?— la mire obvia y  ella tapó su boca con ambas manos— No, no y no ¿Vos y yo...? — preguntó preocupada y asentí.— ¡No! — gritó y una lágrima se escapó de su ojo.

— Bonita, lo siento mucho...— me acerqué a ella y acaricie su mejilla para quitar aquella lágrima que acababa de rodar por su mejilla. — Creí que...

 ¡¿Qué creíste?! — se alteró y tapó su cuerpo con aquellas sabanas blancas que antes nos había cubrido a ambos. — ¡¿Qué podías acostarte conmigo así porque sí?! — preguntó de mala gana y baje mi cabeza — Andate Simón, me quiero vestir.

—  Bonita...

— ¡No me digas así! — volvió a interrumpirme— Andate. — me ordenó — ¡Ahora! " 

— Bueno amigo, no te pongas mal.   — palmeó mi espalda en forma de consuelo— Mirale el lado positivo, te acostaste con que se cree la reina de la pista, así que no importa que se haya enojado porque al menos lograste tu objetivo.

— Acostarme con Ámbar no era mi objetivo.— lo corregí— Ámbar es un sueño Pedro, un sueño al cual me subí por un rato y creí que duraría para siempre pero no, como Cenicienta al sonar las doce, Ámbar al despertarse se fue corriendo bajándome del sueño al cual yo mismo me había subido.

— Hablando de Cenicienta...— rodeo los ojos Pedro y vi a Ámbar entrar al Jam and Roller con una blusa celeste y esos jeans tan particulares que usaba ella siempre.— Ahora que volvió tu princesa, no vuelvas a subirte al sueño.— terminó de decir para luego retomar su trabajo de limpiar el Roller.

Ámbar se había sentado en una mesa sola, esta vez estaba sin sus amigas, solo con un libro y la cabeza gacha, desde a kilómetros podía verse que no estaba bien y me temía a que sea por lo que habíamos discutido hace unas horas. Tenía que animarla, tenía que verla feliz, por lo que decidí prepararle cuatro elecciones, agua minera, licuado de durazno, licuado de fresa y batido de menta granizada, eran las cuatro bebidas que más pedía Ámbar, y para no hacerla dudar ¿Por qué no podía darle todas? 

— Hola Ámbar.— me acerqué a ella con una bandeja y los cuatro tragos que le había preparado segundos antes— Te traje tu pedido.

— Yo no pedí nada.— levantó su cabeza y fijo su mirada en mí— ¿Por qué haces esto?

— Pero algo pedirás, no puedes estar en el Jam and Roller sin tomar mis deliciosas creaciones —  soltó una pequeña risa— Además lo hago para que luego no me vuelvas loco cambiándome el pedido cientos de veces. — le sonreí sincero.— ¿Cual quieres?

— Batido de menta granizada.— estiro su mano y tomo este para luego dar un sorbo.— Sí que son "deliciosas" tus creaciones.— volvió a soltar una pequeña risa— Está muy rico, gracias Simón.

— La reina de la pista diciendo "gracias", me sorprendes Ámbar. — me di la media vuelta para volver a mi puesto de trabajo y sentí un jalón de brazos.

— ¿Te quedas a tomar algo conmigo?— me preguntó y voltee para sentarme a su lado.— Perdón por lo de esta mañana, te trate muy mal y...

— Me lo merezco.— baje la mirada y tome un sorbo del agua mineral que estaba en la bandeja que había traído.— Me aproveche de ti y tú no te merecías eso.

— Vos no te aprovechaste de mí.— sentí su mano en mi mentón haciendo que levantara este y fije la mirada en sus ojos— Yo tome de más. 

— Pero yo me siento fatal porque Ámbar...— solté un largo suspiro— Yo no soy así, te juro que yo no voy por la vida acostándome con chicas ebrias.

— Ya lo sé.— me sonrió y terminó su batido de menta granizada— Y no me arrepiento — la mire extrañado— No me arrepiento porque al menos tuve relaciones con el chico más bueno del mundo mundial como diría Luna.

— ¿Tú has recordado algo? — pregunté con ilusión.

— Un poco.— hizo una mueca— La próxima vez no tomo tanto te lo prometo. 

— ¿Osea que quieres que haya una próxima vez? 

— Puede ser. — mostré todos mis dientes y sus ojos brillaron —  Pero solo tomamos un poco ¿Ok? Así después no te ataco como toda una loca. — reí— Gracias Simón.— volvió a sonreírme sincera.  

— ¿Por las cuatro bebidas?— pregunté y esta vez ella rió y negó con su cabeza.

— Por ser tan bueno conmigo. — tomó mi mano y las mariposas que estaban durmiendo en mi estomago habían comenzado a revolotear— ¿Queres ser mi amigo?

— ¿Solo tu amigo? 

Perdernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora