14.

2.1K 184 29
                                    

Simón.

— ¿Qué?— mostré todos mis dientes al escuchar esas seis palabras de Ámbar las cuales habían revolucionado todo mi ser  —  ¿Qué has dicho?

— Que me estoy enamorando de vos. — repitió algo tímida y no podía creerlo, ni las palabras que me había dicho que generaban cientos de mariposas revoloteando en mi estomago ni tampoco que existía dentro de ella una Ámbar que tenía timidez de decir las cosas que sentía.

— Ámbar.— decidí acercarme a ella para hablarle al oído— Muero de ganas de hacerte el amor aquí mismo. 

— Simón— me imitó— Muero de ganas de que me hagas el amor acá mismo.

¿Por qué justo en este momento en el que ella decía que se estaba enamorando de mí   — lo cual seguramente me lo tatuaría hasta en la frente porque definitivamente mi sueño había comenzado a cumplirse— teníamos que estar en el Jam and Roller? Por dios; Necesitaba besarla, hacerla mía una vez más. ¿Por qué no podíamos estar en otro lugar? O mejor dicho ¿Por qué mejor no se iban todos para dejarnos a solas?

— ¡Hola chicos! — escuché esa voz chillona en frente nuestro y supe que se trataba de Jazmín ¿el mundo conspiraba contra mí? porque no podía ser que Ámbar se haya "declarado" en cierto punto y su amiga venga a arruinar ese tan preciado momento el cual seguramente no se repetiría jamás.— ¿Qué hacen?

— Estábamos ensayando.— le sonrió Ámbar a la insoportable pelirroja— Y ahora nos vamos a patinar.

— Hola Jazmín.— dije algo fastidiado— ¿Cómo estás?— tenía que al menos ser amable.

— Bien ¿Y vos? — mostró todos sus dientes y rodee mis ojos sin que nadie lo notase, solo le había preguntado como estaba y ella ya estaba pestañeando como típica adolescente enamorada, sí Ámbar haría eso no me molestaría para nada pero por favor es Ámbar la chica de mi sueños y ella era solo Jazmín.

— Bien también.— respondí intentando ser simpático.— Voy a buscar los patines y te espero en la pista ¿Va ?— ahora me dirigía a la rubia que me traía loco y ella asintió.

Decidí retirarme de ese incomodo triangulo — el cual jamás existiría porque solo eramos Ámbar y yo — y tomar rumbo hacía los casilleros, para abrir el mío y sacar mis patines para ahora sí poder dirigirme a la pista, pero en el intento de hacerlo escuche las voces de Jazmín y Ámbar yendo hacía los casilleros y como ya tenía la maldita costumbre de escuchar sus conversaciones debía quedarme a cumplirla.

— ¿Por qué patinan juntos ahora? ¿Vos no patinabas con Matteo? ¿Por qué estas tan cerca de Simón últimamente? — atosigo Jazmín a Ámbar con sus mil y un preguntas por lo que no pude evitar poner mis ojos en blanco.

— ¡Ay Jazmín! — gritó Ámbar y se agarró su cabeza con ambas manos, en su situación yo también haría lo mismo—  Juliana dijo que patinábamos increíble juntos y por eso somos pareja en la competencia, no tiene nada de malo que me acerque a Simón, te recuerdo que él no es de tu propiedad — Jazmín fulminó con la mirada a Ámbar y viceversa, me hacían acordar tanto a Nicolás y a Pedro peleándose por Ada.

— ¿No sentís nada por el? — preguntó su amiga con miedo y Ámbar negó con su cabeza— ¿Le vas a hablar de mí cuando patinen y ensayen juntos?

— Jazmín no me pasa nada con Simón, no sé que le ves a ese chico, es lo menos, lo único que tiene es su guitarra y esa ropa fea que usa.— lo dijo en su tono de siempre, ese tono tan egoísta que ella usaba diariamente con todos excepto conmigo, y esas palabras en cierto modo me habían herido y habían arruinado la declaración que Ámbar me había hecho minutos atrás — De lo único que voy a hablar cuando este con él va a ser de vos, lo prometo.— pude ver como cruzaba los dedos atrás de ella sin que su amiga lo notase así no tendría porque cumplir lo que le estaba prometiendo en este mismo momento— Me voy a patinar.

Me retire rápidamente de los casilleros dirigiéndome hacía la pista con el corazón un poco roto, sabía que ella lo decía para que Jazmín no sepa de lo nuestro, pero sonó tan real, sonó tan Ámbar Smith, porque sí yo era lo menos al lado de ella, un simple guitarrista de una banda, no tenía futuro a su lado, porque la realidad era así, nunca se había visto a una actriz de cine terminar con un verdulero o a una princesa con un carpintero, eso solo pasaba en las películas y telenovelas, pero esta, lamentablemente era la vida real, muy real, la cual no le importaba darme un fuerte golpe para volver a poner mis pies sobre la tierra.

— Indio.— me llamó Ámbar y mis ojos se aguaron, al fin y al cabo yo siempre iba a ser el estúpido romántico melancólico.— ¡Azteca! — me gritó al ver que no volteaba y se posiciono frente a mí— ¿Simón qué te pasa?— se preocupó.

— No me pasa nada, simplemente que soy lo menos y lo único que tengo es mi guitarra y la ropa fea que uso.— la imité en un tono enojado.

— A mí también me dolió decir eso.— alce mi ceja— Pero no me quedaba otra amor...— amor por fin  me llamaba así, Ámbar sabía como tenerme a sus pies.— No quiero lastimarla pero tampoco quiero perderte a vos.

— Como digas.— escupí algo seco.

— Simón...— me tomo de las manos— No quiero que llores por mí.— apreté mis ojos y una lágrima rodó por mi mejilla la cual rápidamente Ámbar seco— Te quiero ¿Sí? — me abrazó y no pude no corresponder ese abrazo, lo necesitaba, la necesitaba ella, su cabeza apoyada en mi hombro, la mía en el suyo, abrazándonos— Te quiero.

— Yo te quiero a ti bonita.— sonreí entre abrazo— No quiero patinar— volví a hablar cuando nos separamos y me miro algo extrañada— ¿Podemos ir a otro lado por favor?

— ¿A la quinta de Nico?— preguntó en tono gracioso y reí por lo bajo.

— A mi departamento.

Ella asintió con su cabeza y en cuestión de segundos estábamos usando una vez más la moto de Nicolás para escaparnos del mundo esta vez rumbo a mi departamento. Más bien era donde vivía con mis amigos pero ellos con tal de no verse la cara no iban casi nunca a este. Pero volviendo al tema de Ámbar, no entiendo como no grité a los cuatro vientos cuando me dijo que me quería.

— Llegamos.— pronuncié cuando entramos a mi hogar.— No es la mansión Benson pero es un lindo lugar ¿No?

— Todo lo que no sea la mansión Benson me gusta.— me sonrió quitandose su mochila y tirándola por alguna parte del living— Pero no hablemos de la mansión Benson.

— ¿Y de qué quieres hablar?— hice mi sonrisa picara recordando nuestra primera vez juntos.

— No quiero hablar.— imitó al Simón de ese día y mostré todos mis dientes para después por fin capturar sus labios luego de todo un día sin probarlos— Simón.— habló entre besos— ¿Vos te estas enamorando de mí?

— Bonita...— besé su cuello— Yo ya me he enamorado de ti. 

Perdernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora