Sleep

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Well I could sleep forever
But it's of her I dream
If I could sleep forever
I could forget about everything
If I could sleep forever
If I could sleep forever
If I could sleep forever.

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–Michael, debes decidir...– Le decía la bella mujer, pero el castaño aún lo estaba pensando.

Los sentimientos hacia esas personas de las que no se acordaba eran intensos, pero es como si los recuerdos se hubieran desvanecido o ahogado en el lago.

¿Guiarse por sus fuertes sentimientos hacia una persona de la que no se acordaba o perecer en las oscuras aguas y probar la dulce liberación de la muerte?

–Guíate por tu cabeza, el corazón se equivoca la mayoría de las veces.– Aquel consejo no ayudaba, su corazón no le diría nada porque sólo es un músculo que bombea sangre, sin embargo su cerebro protegía esa valiosa información, los valiosos recuerdos, los valiosos momentos...

Cerró los ojos e intentó recordar a Bob, intentó recordar lo que pasaron...

Y de repente, su cabeza era como un proyector de cine, donde los fotogramas pasaban demasiado rápido y no podía apreciar ninguna imagen. Sin embargo, había sonido, y escuchaba risas, una en especial, la de Bob... le producía una sensación extraña y agradable en la boca del estómago.

Abrió los ojos y suspiró.

–¿Has tomado una decisión?– Le preguntó la mujer. Mikey asintió.– Espero que hayas sabido elegir sabiamente...

–Eso espero.– Volvió a suspirar mientras se tumbaba en el suelo y cerraba los ojos.

–Vas a volver...– Adivinó la chica.

–Espero no equivocarme... ¿Crees que he elegido bien?– Preguntó el castaño preocupado.

–Lo que crea no importa, es tu decisión, no la mía.– Le respondió fría.

–Necesito saber qué crees, me hace falta una segunda opinión...– Le pidió. La mujer suspiró.

–Creo que el amor nos hace perder la cabeza, a veces es malo, a veces es bueno... pero es de valientes guiarse por los sentimientos sin recordar nada. Si lo que sientes es real... vale la pena volver.– Le respondió sonriente.

–Gracias...– Susurró el castaño sonriendo de igual forma.– Antes... ¿llorabas por tu marido? ¿Le echas de menos?– Preguntó volviendo a cerrar los ojos.

–Lo extraño con cada fibra de mi ser.– Contestó la mujer en un tono triste.– Pero... tengo la esperanza de volver a verle.– Susurró. Del bolsillo de su túnica roja, sacó un corazón humano aún latente que brillaba con una luz roja intensa.– Tengo esperanzas...– Volvió a susurrar apretando suavemente el corazón contra su pecho.

–Estoy seguro de que volverás a estar con él...– Susurró Mikey. La mujer le acarició el cabello mientras sonreía.

–Dulces sueños, Michael.– Después de susurrarle aquello, la mujer le dio un beso en la frente. Mikey estaba totalmente dormido.

Fue desvaneciéndose poco a poco, dejando a la mujer sola de nuevo.

***

Kellin abrió los ojos, encontrándose con una luz blanca y cegadora que hacía que su cabeza doliera. Sentía los ojos pesados, comenzaba a recuperar movilidad en las piernas, a sentir de nuevo las extremidades y, con ello, el dolor que sentía en la parte de su cintura y abdomen.

–Ah...– Gimió de dolor haciendo una mueca de desagrado, mientras se tocaba la zona afectada, notando que estaba vendada.

Se incorporó poco a poco, quedando sentado en lo que parecía una camilla de hospital. No recordaba cómo había llegado ahí, ni cuándo había salido de esa prisión, ni quién le había sacado...

Sentía la boca tan seca como un desierto.

No le dio ni tiempo a levantarse cuando la puerta se abrió de golpe.

Yolandi cargaba con una bandeja con bebidas varias y comida.

–Hasta que despiertas.– Dijo la rubia dejando la bandeja en una mesa.– ¿Cómo te encuentras?

–Sediento.– Respondió Kellin casi de inmediato. La rubia no tardó en darle agua helada de la jarra.

–¿Recuerdas algo?– Preguntó la chica sentándose a su lado. El pelinegro terminó de beber para responder.

–Lo recuerdo todo, excepto cómo he llegado hasta aquí.– Continuó bebiendo hasta acabarlo.– Tenemos un gran problema...

***

Mikey despertó. De nuevo, se encontraba en el bosque.

Enfrente, se encontraba la mujer de antes, sólo que no era ella...

Recordó que fue ella quien lo envenenó, y no creía tener una segunda oportunidad...

Se dio la vuelta y comenzó a correr. Todo parecía ir a cámara lenta, él era la presa y ella el cazador.

Sabía que le perseguía, sabía que quería algo de él pero no sabía el qué exactamente...

Recordó Comablack, allí vivía y allí iba a volver.

Lo que no sabía la ingenua presa, era que el cazador quería que le guiara hasta su hogar...

***

–No... No, eso es horrible.– Yolandi negaba mientras se tapaba la boca de la impresión.– No puede ser cierto, ¡eran leyendas!

–¡Las leyendas son ciertas!– Exclamó Kellin.– Todo es real... estamos en peligro, absolutamente todos...

–Tengo... tengo que avisar a Ninja de esto.– La rubia se levantó, pero el chico paró sus movimientos.

–Es peligroso, allí abajo está el árbol de espinas... la tumba del rey Serj...

–Lo sé, Ninja está ahí solo...– Yolandi estaba desesperada por salir corriendo.

–No lo entiendes, ¿verdad?– La rubia miró al chico confundida.– Ninja es el guerrero de la leyenda.– Aclaró.

–Eso es imposible... el guerrero fue un necio que no sabía controlar su propio poder y dejó la posibilidad de que el rey reviviera... Ninja no cometería una imprudencia así.

–No conoces nada del pasado de Tudor, pero él también ha sido joven, también ha tenido que aprender a controlar sus poderes... también comete errores.– Le explicó Kellin.

–Entonces él...– A la rubia se le cortó la voz.

–Aunque sea el guerrero y el "héroe" de la leyenda... también es cruel y despiadado, recuerda que no se lo pensó dos veces en matar a una mujer inocente, y recuerda que el rey Serj le imploró piedad y él hizo oídos sordos... ni el bueno es tan bueno, ni el malo es tan malo.– Con esas palabras, Yolandi rompió en llanto. Su Ninji... un asesino, un cruel y bulgar asesino. Su alma gemela... el guerrero de la leyenda, el que se rebajó al nivel de su peor enemigo, el cual en cualquier momento, revivirá con más sed de venganza que nunca.

–Me da igual lo que haya sido en el pasado... no podemos dejar que los maten a todos por un error de Tudor.– La rubia tenía razón. Por mucho que Ninja se lo mereciera, aquello incumbía a todo el internado, y los avisaría para que lucharan.

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Comablack.Where stories live. Discover now