Sex Slaves [SIN EDITAR]

17

06:45am.

Otra vez esa maldita y detestable canción volvía a interrumpir mis sueños.

Otra vez, otro día que debía sobrellevar la rutina.

Otra vez debía hacerle frente a mis problemas en mi extenuante vida.

Todo mi ser duda que hoy sea mi mejor día.

Miércoles. Hoy era miércoles, eso significaba que era mitad de semana.

Los acontecimientos de la noche pasada pasaron como una película en velocidad rápida por mi mente y mis ganas de quedarme todo el día dormitando se multiplicaban.

Como toda persona normal, lo primero que realizo aún recostada es revisar mi móvil y para mi sorpresa allí había un mensaje de Louis solicitándome para que llegue a la agencia cuanto antes pueda. Luego había mensajes de mis amigas que omitiré porque no tengo ánimos ni el humor para tratar con ellas, más mensajes de redes sociales, #Nota-mental, cerrar sesión en todas ellas y dejar que mi publicista haga su trabajo encargándose de las mismas.

Lo que más llamó mi atención y me resultaba verdaderamente extraño era que no había mensajes, llamadas, ni siquiera un buzón de voz de Justin. Sé que fue una mala noche en cuanto lo último sucedido con Ángelo pero me sentía muy confusa y lo que menos esperaba mi mente era que quién tocase la puerta de mi apartamento en aquellas hora fuera el hombre con el que había tenido una cita. También entiendo que haber echado de aquella manera a Justin no estuvo correcto y acordamos algo entre nosotros pero me resulta muy difícil mantener el temperamento cuando actúa como un verdadero idiota.

Volví a comprobar el reloj de mi mesilla de noche.

7:15 am.

Joder, si no llego antes del mediodía Louis me dará una patada en el trasero.

Me apresuré a bañarme, alimentar a mi mascota, maquillarme y vestirme. Otro día más que utilizaría negro, no tenía la mejor energía ni entusiasmo por moverme de mi preciada cama.

Desayuné un poco de zumo de naranja que había en mi heladera y comí un poco de huevos que había preparado anoche, ya que siempre cocino por las noches así cuando me despierto y estoy nublada de agotamiento y mal humor no tengo que hacerlo.

Me volví a cepillar mis dientes, coloqué perfume por detrás de mis orejas, saludé a Pinky mientras tomaba mi bolso y me largué.

Coloqué la radio y Elvis inundó mis oídos cantando (You re the) Devil in Disguise cambiando radicalmente mi humor. Había algo de tráfico pero lo normal, tampoco puedo pedir que no haya vehículos cuando me encuentro viviendo en Nueva York, sería insensato de mi parte.

Llegué alrededor de las 9:45am a la Agencia, notaba que había un clima diferente al de siempre ya que al entrar los guardias me saludaron con una sonrisa y eso nunca pasaba, luego la secretaria no dejaba de mirarme y sonreírme mientras le entregaba mi credencial para ir hasta mi camerino a dejar mi bolso y chaqueta.