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Justin P.O.V

Se podría considerar que mi vida en estos momentos es una completa mierda. Me paso cada maldita hora del día visitando nuevos abogados, intentando encontrar alguna pista, un testigo lo que fuese para poder demostrar a la maldita prensa como el resto de la sociedad pero principalmente al juzgado que mi padre es inocente.

Pero es imposible. Nadie quiere mancharse el apellido con el nuestro y no voy a permitir que un abogado que nos provee el estado lo represente en un caso tan importante, porque, soy un hombre de negocios y puedo ver cuando el dinero baila entre las oscilaciones antes de tomar una decisión. Aquí se ganará gran suma de dinero en contra de perder una libertad de una persona totalmente inocente.

Sé que mi padre no ha sido el padre modelo ni tampoco se merece una estatua junto a la de la libertad pero puedo apostar por absolutamente todo lo que tengo a favor de su inocencia y sé que no perdería ni un solo billete, lo veo en sus ojos, veo las lágrimas que los inundan al mencionar a mi madre y su muerte, lo veo en su cuerpo cuando rápidamente su cabeza queda gacha y sus hombros decaen desganados, lo veo en sus manos cuando las toma y gira el anillo de bodas que una vez valió algo para él.

Kelsey ha estado enviado textos y he notado que quiere permanecer a mi lado pero por más que lo intentara esto no la incumbe, sé que la prensa abusaría de ella y es lo que menos necesita. He leído en alguna estúpida revista en las salas de espera de los bufetes a los que asistí que ha sido confirmada para grandes marcas y ha empezado a dejar su huella en este gran mundo. No podría perdonarme que su carrera cayera antes de despegar. Mi consciencia ya no aguantaría más.

Por las noches cuando llego al hotel en el que me encuentro hospedándome y el silencio de la noche envuelve la habitación, la frialdad del gran y ostentoso catre se regocija en mi solitario cuerpo y la soledad golpea la puerta es cuando mis dedos tiemblan sobre el reconocido número en la pantalla del móvil solo para escuchar su voz y al cerrar los ojos pueda sentirme como en mi hogar.

Las noches son las más duras, el día es cuando tengo mi mente ocupada pero el llegar y ver que en el giro de 360 grados nadie está para ti salvo quien menos creías es cuando todo comienza a cobrar sentido nuevamente en tu vida. Vuelves a encontrar el carril que te alcanzará hasta salida.

Decido miro el reloj en mi brazo. Sé que si llamo obtendré una respuesta, y en este instante necesito una maldita ayuda o mi cabeza estallará...

Al primer timbrado escucho su usual voz y eso me relaja —¿Qué sucede, bro? ¿Traes noticias?

—Hola para ti también, Ryan —no pude evitar rodar los ojos, sonaba algo alcoholizado por lo que seguramente haya estado fumando hierba también— ¿Interrumpo un mal momento?

—Para ti hay Ryan para cuando quieras, tío. Ándale cuéntale a tu hermano qué es lo que te tiene los cojones apretados —arrastraba las últimas letras de las palabras. Definitivamente estaba fumado.

—Creo que es mejor que llame mañana, olvídate —estaba a punto de colgar pero llegué a escuchar que Sam largaba algunas maldiciones y tomaba el lugar de Ryan en la llamada.

—Lo siento, Justin. Últimamente desde que te has ido Ryan no ha dejado de salir de fiesta junto con Chris. Intento hacer todo lo que pueda para que no incendien la casa pero es como cuidar a dos malditos niños de cuatro años con esteroides.

No pude evitar imaginarme a Sam con el ceño fruncido mirando con desaprobación a Ryan y Christian apagando sus cigarrillos y una pequeña risa involuntaria luego de días apareció en mí— Olvídalo, son un caso perdido. ¿Tú como andas?

—¿Cómo ando? De maldita niñera con este par de incompetentes, luego de aquello, ahí lo llevo. ¿Tú cómo lo llevas? ¿Tienes noticias sobre tu padre?

Sex Slaves [SIN EDITAR]Where stories live. Discover now