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Kelsey P.O.V.

Luego de que el paraíso ardiera tal cual el infierno, se congeló. Nos mantuvimos cada quien en su habitación distinta pues sabía que en cuanto cruzáramos palabras volveríamos a echar gasolina junto con la llama aún más grande.

Decidí revisar el armario pero estaba vació por lo que no obtuve más opciones y doblar mi orgullo en cuatro antes de dejarlo en el bolsillo de los pantalones.

Sentí la necesidad de descargar todas las emociones que me danzaban sobre el alma por lo que al acordarme donde había dejado el bolso corrí en su búsqueda, abrí la ventana del cuarto y prendí un cigarro.

El calor del tabaco paseando por mi garganta me anestesió más que una pastilla. Necesitaba esa dosis. Desde que Justin se había ausentado últimamente Ángelo me había metido la maldita manía de fumar, muy poco, pero aun así hacerlo para liberarme las cargas. Lo apagué en cuanto escuché pasos fuera de la habitación, no tengo la fortaleza emocional para lidiar con otra riña, esta vez por fumar, y que me trate como una cría.

Por lo visto él se encontraba de la misma manera que yo, puesto que a continuación se escuchó una puerta cerrarse y los pasos cesar

Golpeé suavemente la puerta de roble enfrentada en la que recién me encontraba. Se tardó un poco pero al fin la abrió- ¿Crees que podrás prestarme algo de ropa? Tan solo tengo con lo que vestí anoche -.se notaba mi incomodidad, incluso me atrevería a decir que avergonzado. Luego de los buenos momentos que hemos pasado por la noche como para que se estropeara tan así pero esta vez no le daré el poder de decidir por mí, en mi vida.

Me tendió de su armario una camiseta negra junto con un bóxer del mismo color, no eran mi talla pero me las arreglé con una coleta de pelo y un pequeño nudo por el costado.

Nunca apartó la vista de mí ni mi cuerpo y podía ver por el rabillo del ojo frente al espejo que se estaba debatiendo si abrir la boca o no a miedo de volver a cagarla. Su ceño fruncido y cara frustrada me lo gritaba a millas.

Me recogí el cabello, me di vuelta y salté a sus brazos rompiendo nuestros labios en un salvaje beso -¿Aún piensas que es posible reemplazarte de alguna manera posible?

Dejó besos pequeños por todo mi rostro mientras que sus manos se posaban en mi culo para alzarme y no dejarme opción más que rodear su cintura con mis piernas -Kels, yo... lo siento-.y eso era la único que necesitaba escuchar-. No se me está haciendo nada fácil todo esto de las relaciones, debes darme mi espacio y tiempo. No voy a dejarte pero debes entender que mi vida acaba de un giro de 180º grados al cambiar la forma de vivirla.

No mencionó absolutamente nada de mi hedor a cigarrillo, ni aliento así que supongo que el perfume y cepillo de dientes que se encontraban en mi bolso me han salvado la vida, nuevamente.

Lo volví a besar sin querer que el momento acabase aunque se empezó a poner cada vez más caliente y fue él quien lo pausó- Nena, por más que nada me complacería que follarte otra vez tengo planeado un día de campo para ambos, si gustas, claro.

Me emocioné al analizar que la hora que estuvimos distanciados en realidad la usó para diagramar todo el día a mi lado y no en volver a separarnos. Mi grito de emoción lo tomó un poco de sorpresa porque se quejó y me dejó en el suelo.

Riendo me invitó a que sea yo quien tome una ducha esta vez- A veces me pregunto si salgo con una infanta-.bromeaba negando con su cabeza- Te dejaré algo de ropa en la cama, no tardes ¿Crees que podrás? -colocando su labio inferior fruncido y una mueca tan tierna que me dieron ganas de ir hasta él y besarlo hasta envejecer.

Haciendo mi camino al baño le grité desde dentro- Haré lo que pueda, no prometo nada.

-Si sabes lo que te conviene no tardarás, nena-.y la puerta se cerró.

Sex Slaves [SIN EDITAR]Where stories live. Discover now