MÍA.® (Historia Erotica +18)

Capítulo 15

En cuanto llego a la puerta del apartamento de Paul siento como la culpa se apodera de mi cuerpo, creo que he engañado a Paul y no se como voy a decírselo. Después de todos estos años a su lado y todo lo que él a hecho por mi, le pagó de la manera más horrible del mundo. Giro la llave en la ranura y entró en el departamento, lo primero que percibo es el olor a tequila y Ron que inunda toda la casa, sigo el camino de destrozados papeles, copas y botellas hasta el sofá de la sala, Paul está tumbado allí profundamente dormido.

-Paul, despierta.- tocó su brazo pero no responde.- Paul despierta.- Abre los ojos y se incorpora rápidamente.

-¿Dónde estabas Madisson?- Me sorprendo ante su rápido despertar y su pregunta acusadora. No puedo decirle donde estaba, pero tampoco quiero mentir.

-¿Qué a pasado aquí?- Rápidamente cambió de tema y señaló en dirección a él destrozo de papeles y botellas.

-A pasado que cuando volví a la mesa ya no estabas.- Se para frente a mi y me jala del brazo.- ¿Dónde rayos estabas Madisson?- Siento el miedo correr por mis venas. Esta ebrio y yo no encuentro una respuesta creíble.

-Me he sentido mal. Fui a casa.- Intento apartarme de su agarre pero solo consigo que tuerza más mi brazo.

-¿A casa?- La incredulidad de su voz es evidente.

-Si Paul, a casa- Veo en sus ojos un mar de furia y dolor al mismo tiempo.

-Es curioso ¿Sabes? Porque salí a buscarte cuando te fuiste y no estabas en tu casa. Lo preguntaré por última vez ¿Dónde estabas Madisson?- Rebusco en mi mente alguna respuesta coherente pero no hay nada, solo la verdad.

-Me he quedado sin combustible en el coche en medio de la carretera y...- Se acerca más a mi y olfatea mi cabello.

-¿Sabes? Eso es aún más curioso, porque de haberte quedado en la carretera tendrías el cabello mojado y no olerías a cítricos.- Me a pillado maldición. Rápidamente jalo de mi brazo para apartarme pero Paul me toma de las caderas para impedirlo y me tira al sofá con el sobre mi.

-Paul suéltame ¿Qué haces? Este no eres tu, ¡Has bebido demasiado! ¡Suéltame ya!- Sus manos recorren todo mi cuerpo por sobre el vestido, mientras yo solo siento miedo y repulsión.- ¡Paul aparta ya!- Intento arrastrar mi cuerpo fuera del sofá pero el pone sus manos sobre mi pecho dejando todo su peso sobre mi.

-Quédate quieta y compláceme, es lo menos que puedes hacer después de todo lo que yo he hecho por ti.- Se aparta de mi y me observa cansado.- ¿Sabes que? Vete de aquí, ya no quiero verte.- Rápidamente salgo del sofá y corro hacía una de las habitaciones de huéspedes cerrando la puerta con pestillo tras de mi. El miedo hiela mi sangre, la idea de llamar a Josh se hace presente en mi mente, pero la aparto rápidamente, no voy a involucrarlo en esto, no más de lo que ya lo está.
Juro detestar a Paul en este estado, cuando lo conocí era otra persona. Era dulce, simpático y relajado, siempre buscando mi sonrisa y haciéndome estar cómoda en todo momento. Ahora, cuando estaba bebido, era todo lo contrario. Me saco de un horrible lugar para meterme en otro, cuando se pone así no hace más que recordarme mi pasado, de donde vengo y como pude haber terminado. Camino hacía el baño de la habitación y me meto en la regadera con toda la ropa, el agua fría espanta mis estúpidos pensamientos, tiro del maldito vestido y me doy cuenta de que llevo puesto el regalo de Josh, sonrío mientras lo acaricio, que imbécil soy.

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