Capítulo 16

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Es viernes por la noche y me encuentro en una discoteca lo suficientemente sola y aburrida para beber mi sexta copa y no tener intención alguna de terminar pronto. Llevo tres semanas sin ver a Paul ni pisar mi puesto en la empresa, luego de la trágica escena que tuvimos en la noche pase una peor por la mañana. No encontré respuesta ni excusa para justificar mi desaparición y el no encontró una buena disculpa por lo que me había hecho, así que después de unos gritos y unas cuantas lágrimas me marche de su apartamento y no volvimos a hablar. Nunca habíamos estado tanto tiempo separados y sospecho que ya no tengo fuerzas ni el intenciones de seguir luchando. Para agregar más picante al asunto y quemarme la lengua mi madre no a hecho más que fastidiar mi existencia. De las veinticuatro horas del día, al menos doce, se la pasa torturándome con sus "consejos" respecto a su tan queridísimo Paul y el trabajo que estoy abandonando, las otras doce horas me las paso en discotecas y clubes prestigiosos.
Mi móvil comienza a sonar y en la pantalla aparece una fotografía de Tessa, bebo el resto de mi trago y descuelgo la llamada.
-Hey Tess, ¿Cómo estáis?- Mi voz es más alegre de lo normal, el alcohol comienza a hacer efecto, soy consiente de ello.
-Hey Mia, por aquí estamos muy bien, ¿Y tú? Suenas alegre.- Su voz sale adormilada por el parlante del móvil y yo observo la hora del reloj de mi muñeca ¡Mierda! Son las dos AM.
-Estoy bien, algo alegre supongo. ¿Qué haces despierta a estas horas?
-¿Y tú?
-He preguntado primera.
-Mia ¿Qué sucede entre tú y Paul?
-No sucede nada ¿Por qué?
-¿De veras Mia? ¿Tienes idea de dónde está ahora?
-Nos estamos tomando un tiempo, ¿Por qué? ¿Tú qué sabes?
-Acaba de llegar de su vuelo Mia, en cuanto no te he visto supe que algo andaba mal.
-¿Que diablos hace allí?
-Mia, ¿Estas bebida?
-Discúlpame, es solo que no entiendo porque esta allí.
-Reuniones con nuevos depositadores, estará aquí al menos una semana, creí que deberías saberlo, pero no es para que te alteres, ¿Bien?
-Esta bien, gracias por decírmelo Tess.
-Por nada, espero que todo se mejore entre ustedes Mia.
-No te preocupes por eso, pero hazme un favor.
-Por supuesto, ¿Qué sucede?
-Envíale mis saludos.- Cuelgo la llamada y dejó un par de dólares sobre la gran barra de mármol pulida, debo irme ya, lo de Paul me a puesto de mal humor, ¿Cómo es posible que no me dijese ni una palabra? Me monto en mi auto y piso el acelerador con dirección a mi casa, se que no debería conducir en este estado, pero he estado peor y he salido ilesa.
Me derrumbó en mi cama con el pijama ya puesto y mi cabello húmedo, Paul llega casi de inmediato a mi mente. La simple idea de pensar que quizás este es el final de todo me consume, y saber que quizás fue todo mi culpa es una tortura. Dejo de pensar tanto y cierro mis ojos para conciliar el sueño, mañana será un nuevo día.

-Mia.- Su dulce voz se hace presente en mis oídos.- Mia despierta, debes ayudarme a arreglarme y llevarme a mi competencia.- Abro mis ojos y la veo de pie junto a la cama con su pijama y su cabello hecho una maraña.
-¿Qué hora es?- Veo como coge el despertador y lo pone frente a mis ojos.
-Siete treinta AM.- Salgo de la cama y siento como mi cabeza da vueltas, maldito tequila.
-Pídele a mamá ayuda para darte una ducha, yo haré lo mismo.- Deposito un beso en su coronilla y luego me dirijo al baño de mi habitación, me quito el pijama y me meto bajo la regadera. Paul vuelve a hacerse presente en mi mente y siento las ganas irrefutables de romper en llanto, desde nuestra pelea todos mis días han sido así, me embriago por las noches y lloro en las mañanas, esto es una mierda.
Luego de arreglar a Lucille y discutir un poco con mi madre, como de costumbre, nos montamos las tres en mi coche y conduzco hasta la competencia de Lucille.
-¿Se puede saber a que horas has regresado anoche?- Esta mujer no puede mantener su boca cerrada por más de media hora.
-¿Acaso te interesa madre?
-Por supuesto que si, tu misma lo has dicho, soy tu madre.
-Tarde.
-Espero que no se te este haciendo una costumbre, ¿Por qué no le envías un mensaje a Paul y le pides disculpas en lugar de embriagarte Madisson?
-¿Por qué asumes que debo ser yo la que tiene que pedir disculpas?
-Pues no creo que sea el quien haya cometido alguna impertinencia, eso es muy tuyo.
-¿Y tú que sabes que es muy mío?
-Te conozco más de lo que crees Madisson, soy tu madre.
-No me conoces en lo absoluto y el hecho de ser mi madre no tiene nada que ver con eso. Y ya deja de llamarme así.
-Ese es tu nombre...
-No peleen más, es mi competencia.- La voz de Lucille nos interrumpe y yo le doy una mirada de advertencia a mi madre antes de concentrarme en la carretera.

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MÍA.® (Historia Erotica +18)Where stories live. Discover now