Sonríe Para Mí 『Jeff The Killer』

Cine y pesadilla con final feliz

Le conté todo lo que me pasó. Desde que llegué a la casa del chico hasta que llamé a Emily.

Jeff se veía desconcertado.

—Soy un idiota —Susurró.

—Lo sé —Musité.

Él me miró entristecido pero yo le sonreí. Se veía demasiado arrepentido.

—Si al menos hubiera estado a tu lado en todo momento, te hubiera prohibido salir con él y mucho menos ir a su casa ¡Y nada de esto hubiera ocurrido! —Exclamó triste.

—¿Celoso? —Le ataqué yo ahora.

Él abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar, miró hacia su izquierda y de nuevo a mí.

—¿Y-yo? —Comenzó a reir —No confundas preocupación con celos. Yo no veía a ese chico como alguien de confianza desde el principio.

Se ruborizó.

—Por supuesto, te creo —Respondí mientras revoloteaba su pelo.

Jeff comenzó a quejarse y agarró mi brazo para que parara de hacer eso.

—Lo que no comprendo es ¿Qué hacía esa chica allí y por qué te atacó? Y ¿Por qué quisieron envenenarte? —Preguntó Jeff mientras se llevaba su mano a su barbilla, como si estubiera pensando.

Yo sabía aún menos.

—No sé, pero, menos mal que Éric me avisó con tiempo, sino yo ahora estaría...

—¡Pero no hay de qué preocuparse porque ahora estás a salvo y conmigo! —Me interrumpió moviendo los brazos agitadamente, como si no quisiera que terminase la frase.

Le miré y le sonreí. Realmente le había hechado de menos así que le dí un abrazo. Jeff se tensó pero después me correspondió al abrazo.

...

Al siguiente día estábamos Jeff y yo en mi habitación merendando. Le dije a mi madre que era un amigo y ella, feliz, trajo muchos dulces para nosotros.

Jeff ahora estaba enfrente de muchos dulces, comiéndoselos como si no hubiera mañana, en cambio yo solo probé uno y dejé la mitad.

Cuando mi amigo terminó me observó.

—¿Has dejado la mitad del único dulce que has comido?

Me encogí de hombros.

—Pues... Sí.

Jeff se levantó para llegar a mi lado y se sentó en la cama, donde yo estaba.

—Realmente me preocupas —Respondió muy cerca de mí con una mirada seria.

Me sentía un poco incómoda.

—Yo... No debería de importarte —Respondí mientras giraba mi cabeza hacia otro lado.

Jeff agarró mi cara y la giró para que yo pudiera verle.

—¿Que no debería? ¡Sabes que me importa, Lena! No quiero que te quedes anoréxica y tengas problemas de salud, realmente me importas —Confesó.

Esas palabras hicieron que mi cara enrojeciera en segundos y no podía ocultarlo porque Jeff aún seguía agarrando mi cara.

—T-tú debes de com-comprenderme, Jeff...

—No quiero comprenderte, quiero que me comprendas tú a mí. Necesito que tengas buena salud así que, cómete lo que te queda, por mí —Respondió una vez que soltó mi cara y agarró el trozo de dulce mientras lo acercaba a mi cara.