SOLITARIO

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He encontrado en mi vida,

tantos amores indicados,

pero ninguno de ellos,

me pertenecía a mi...


"Fragmento del Prólogo de la novela: Algún Dia Te Encontrare, colección: Otra Novela Romántica..."


Arturo se encontraba completamente cansado, pero aún le faltaban unas cuantas calles para llegar a su casa, miraba el cielo como si estuviera buscando la respuesta a aquella pregunta que tan frecuentemente se realizaba, el tirante de su mochila comenzaba a molestarle el hombro y no era para menos, la noche entera había caminado por las calles de esa ciudad que tan bien lo conocía, los dedos completamente engarrotados y blancos por el corte de circulación que hacia la agarradera de la maleta, aun no sabía exactamente porque llevaba consigo todas esas cosas, posiblemente le gustaba mortificarse alguna vez viendo el pasado que sin estar lleno de polvo o ser tan viejo, se encontraba en aquellos momentos, en un tono blanco y negro perfecto para sus ojos, mordía su labio buscando mantenerse despierto y anhelando con mucho ánimo el cruzar la puerta de su antiguo hogar y caer desplomado sobre el sillón para descansar un poco, sin embargo aún tenía en su rostro esa sonrisa, mientras pensaba que realmente al día de hoy, los recuerdos pesaban más de lo que esperaba.

Estaba acostumbrado a aquella situación, no era la primera y sin duda no sería la última vez, una tras otra oportunidad, sucedía lo mismo, sin falta y aunque variaba por muy poco tiempo, no tardaba tanto en cumplirse esa maldición, una terrible suerte que lo acompañaba desde hace ya tiempo, las uñas completamente mordisqueadas y uno que otro pellejo arrancado al lado de estas, su labio tembloroso y aunque muchas veces le había pasado, los ojos aun cristalinos por esas palabras que ya eran familiares para él, sabía lo que pasaría en breve y aunque le dolía, nunca tenía la esperanza de volverse a ver con alguna de ellas, incluso, el tonto se entregaba una y otra vez completamente a la chica que tenía a su lado, aun sabiendo el inevitable destino, que la vida le deparaba.

Allí estaba al fin la puerta de su casa, polvosa y con un montón de sobres amontados sobre el buzón, parecía que era una eternidad lo que se había ido, sin embargo, estaba consciente de lo que se encontraría en dicho lugar, nada más y nada menos que un montón de deudas y sin duda, la luz, el agua, el teléfono y cada servicio "necesario" para vivir deshabilitado, no era algo que le preocupara en realidad, pues estaba acostumbrado a volver allí unos cuantos días y luego volver a salir al mundo, nunca tenía demasiado tiempo como para necesitar de dichos servicios, ni para darse algún lujo en específico.

Rebusco en su bolsillo aquella vieja llave de cobre que casi no usaba, y al encontrarla la recorrió con la punta de los dedos, la inserto en la cerradura y con casi nada de fuerza giro la llave, se escuchó el paso del seguro lentamente y aun cuando ya se encontraba abierta o al menos sin candado, tuvo que dar un empujón algo recio para entrar, la puerta al fin cedió y dejo caer sobre de su cuerpo y maletas una cortina de polvo increíblemente denso, una que otra telaraña y el cadáver de alguna mosca que había servido de alimento para las dueñas de dichas construcciones, esto causo que Arturo tosiera un poco, soltando su maleta sobre el piso, casi de inmediato la levanto pues no recordaba si se encontraba algo de cristal en el interior, limpio su ropa y las maletas mientras caminaba por el estrecho pasillo, sus huellas eran evidentes pues al igual que todo en aquel lugar, estaba cubierto por una capa de al menos un centímetro de polvo, así abrió la puerta del cuarto en donde acostumbraba a guardar los recuerdos de sus relaciones pasadas, más se sorprendió al ver que estaba completamente lleno, paso a una segunda alcoba pero sucedía lo mismo, uno tras otro de los cuartos estaba completamente ocupado, era increíble, él no recordaba en verdad haber tenido tantos fracasos románticos, más parecía ser de esa forma, entro a la habitación en donde dormiría pues incluso la sala se encontraba completamente tapizada de maletas y acomodo su maleta y la mochila en una esquina, sacudió su edredón y los sarapes y se dispuso a dormir sin más, no le interesaba otra cosa más que descansar un poco, para poder asimilar lo que estaba pasando.

Fragmentos Tomo 2Where stories live. Discover now