El Encuentro

37 4 0
                                    

... siempre nos topamos con

personas que nos pueden agradar,

pero sin duda hay cosas que nos separan,

sí aun de este modo, se puede superar,

nada deberá poderlos alejar...


Estaba allí, sentado en el transporte a la espera de saber que pasaria realmente, muchas veces habíamos hablado de ello, el momento de nuestro encuentro frente a frente, indudablemente no podía esconder mi nerviosismo ni mi aparente miedo que no me permitía pensar en nada más que en las palabras que repetia una y otra vez en nuestras conversaciones, "el día que te vea, correré y te abrazare dándote vueltas en el aire y besando tus dulces labios como tantas veces lo hemos imaginado...", ahora por fin se acercaba el momento, estábamos a unos cuantos segundos de cruzar nuestros caminos y por tonto que pareciera, había salido de casa hace ya algún tiempo, aun cuando quedamos en vernos a las cinco de la tarde, he salido con dos horas de anticipación pues no quiero que por ninguna razón te quedes esperando sola allí.

Mi compañero de casa se burló de mi al salir, pues al tener años de convivencia mutua, sabe perfectamente como soy, la manera en la que actuó y sobre todo, cuando alguien me importa o me pasa algo realmente relevante en mis días, pues claro está que se daría cuenta de tu presencia, aquel día en el que te cruzaste por mi camino, fue el más especial de todos, pues me encontraba con un carácter de mil demonios, mi día no había sido lo que yo esperaba y más que eso, no me encontraba de humor de tratar con nadie, pues los problemas me aquejaban sin más, en verdad no veía la salida a todo aquello que me acomplejaba, pero apareció tu comentario, tu mensaje, tú, con aquel hola y ¿qué tal? Que, sin saberlo, cambiarían mi vida de un momento a otro.

Las conversaciones se dieron sin más, tal vez en busca de saber que era lo que teníamos en común o las diferencias que nos pudieran separar, más a diferencia de muchas conversaciones, tu y yo parecimos compaginar adecuadamente, algo que me tenía con un pendiente extraordinario, fue el momento en el que me dijiste tu edad y quede frio pensando que aquello me llevaría a la cárcel aun sin intentar nada, pero no podía evitarlo, algo en ti me atraía con la fuerza de un imán, tus palabras, tu forma de ser, la forma en la que me tratabas y sobre todo aquello que me decías, me dejaban completamente frio, pensando en ti en todo momento e imaginando el momento en que por fin nos encontráramos, la distancia no era un impedimento, sabía que en algún momento tú te moverías o seria yo quien lo hiciera, pero si de verdad lo queríamos, uno tomaría la iniciativa, las charlas eran cada vez más largas y más frecuentes, al grado de aun estando lejos, sentirnos uno al lado del otro, decías ser adicta a mí y evidentemente yo lo era a ti, de a nada los besos y abrazos aparecieron y hasta una charla de cuantas "limonadas" queríamos en un futuro, no sabía exactamente que era lo que me pasaba, pero estaba seguro de que era lo que sentía y eras tú con quien quería estar sin dudas.

El transporte al fin frena y escucho la voz del conductor diciendo el nombre de la parada en la que nos encontrábamos, miro mi reloj y me doy cuenta de que tengo exactamente treinta minutos antes de tu llegada, bajo y tomo asiento sobre una de las bancas de madera que hay en el parque, miro a la gente y a las parejas caminando por las aceras tomadas de las manos o simplemente abrazados, entonces es algo que llega a mi como un flashazo de luz, "esos podríamos ser ella y yo...", me sonrojo en cuestión de segundos bajando la mirada al piso y rascándome un poco la mejilla, ¿realmente te gustaría en el momento del encuentro o acaso al vernos por primera vez, te arrepentirías de haberme dicho tantas cosas?, eso era algo que o sabría hasta el momento en el que llegaras a la cita...

Fragmentos Tomo 2Where stories live. Discover now