El Consejero

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...mi trabajo es el más difícil,

pero si no soy yo,

no veo a nadie que lo pueda hacer,

mis palabras son lo que necesitan oír,

y salvarles no es mi pesar ...


"Fragmento de la novela: A Su Servicio..., colección: Almas Perdidas...


Aquella cantina siempre estaba llena de gente, las personas que entraban allí, sabían que era el lugar con los mejores tragos y la mejor música, el sitio ideal para poder pasar un buen rato en compañía de amigos y familia, aunque no era por lo único que se le conocía a dicho sitio, lo que lo hacia el lugar más selecto para cierto tipo de personas, es que ese mismo lugar, era el único en el que aquel tipo podría atenderte, por alguna extraña razón, era el único punto en el que te brindaría una cita y no exactamente por el servicio que ofrecía, sino más bien, porque allí por más veces que entrara, nadie lo conocía, al menos, nadie de sus clientes...

En la barra se encontraba sentado Franklin, un vaso corto lleno de hielos con un poco de whisky y ceniza de cigarro adornaban su mano temblorosa y sudada, la otra mano sostenía su rostro que estaba a punto de desplomarse sobre la madera, el sudor de su frente escurría lentamente por entre sus cabellos hasta sus dedos, para terminar bajando por el brazo peludo de aquel hombre, la mirada estaba centrada en el brillo de la barra, ningún sonido a su alrededor parecía alterarlo, entonces una mano fornida y de grandes dedos, le toco el hombro...

- ¿Pasa algo hombre?

- Mi vida se ha visto envuelta en un torbellino de malas decisiones y de una racha negativa que me ha hecho perder la cordura en mas de una ocasión, he comido hasta el ras mis uñas de la preocupación y los nervios me han llevado a terminar con cada relación personal que existiera en mi vida, como si eso no fuera suficiente, he decepcionado y alejado a mi familia y amigos con mi estúpida forma de ser y me encuentro solo en el camino, perseguido por el banco debido a las deudas acumuladas que han llegado hasta el tope de mis posibilidades, la enfermedad me consume y aunque pudiera bien comprarme un poco de medicina, siempre termino eligiendo hacerle caso a mi maldito vicio, esta colilla de cigarro que ahora quema lentamente mi labio y este vaso de whisky en el cual dejo que los hielos se derritan para poder beber un poco más, son lo único que me queda, es lo ultimo que puedo pagar y siendo sincero, aunque todo me va del culo y es posiblemente mi fin, lo único que me preocupa en este momento, es que la bebida al igual que mi cigarro están por acabarse y con ello, tendré que salir de nuevo al mundo y entregarme ante lo que mi destino decida, pues yo estoy cansado de tener que decidir siempre y terminar eligiendo lo peor...

- Venga hombre, todo eso se escucha medio mal o mas bien, completamente podrido y aunque me gustaría poder decirle que el trago y el cigarrillo van por mi cuenta, creo que eso no le ayudaría en lo mas mínimo, muy por el contrario, estaría simplemente dándole pie a que lo siguiera haciendo y le fuera aun peor, pero si hay algo que puedo hacer por usted...

- Si no es un tiro en la sien que termine con mi sufrimiento o una botella mas que me ayude a olvidarme momentáneamente de lo que me pasa, no veo que pueda hacer por mí, aunque le agradezco de corazón el intentar preocuparse por alguien de mi tipo, aun siendo la escoria más podrida del mundo...

- Para nada viejo, aunque usted no lo crea, hay peores personas en este mundo, más podridas y sínicas que usted mismo...

Franklin tomo aquello como una ofensa, aunque pareciera que aquel tipo de la barra realmente lo quisiera ayudar, el sentía en lo profundo de su ser, que solo era una escusa para poderlo molestar de una manera sutil y el no estaba dispuesto a que eso pasara, de modo que se levanto de la barra tomando todo su trago de un solo golpe y apagando el cigarro en el vaso, dio media vuelta y levantando la mano en señal de despedida le dio la espalda al cantinero, dando un par de pasos hacia la salida...

Fragmentos Tomo 2Where stories live. Discover now