1. Perdido

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Un millón de pensamientos pasaban por su mente pero ni uno solo estaba ayudándolo a concentrarse en lo que debía. Parecía estar escuchando pero estaba muy lejos de allí.

Los últimos meses habían sido duros, por decir lo menos. Algo se había roto dentro de él cuando su hermano mayor falleció el pasado septiembre y él se había estado sintiendo completamente perdido desde entonces.

Nunca concibió la idea de que Rashid no estuviera ahí para él, se llevaban solo un año de diferencia en edad y eran los mejores amigos. Este iba a ser el primer verano sin él y nada parecía tener sentido.

Por supuesto que tenía otros amigos, muchos amigos, casi nunca estaba solo y también tenía una buena relación con sus otros hermanos, pero nada podía compararse con el lazo que compartía con Rashid.

Siempre estaba pensando en los buenos tiempos que pasaron juntos, todos los recuerdos, todas las bromas, todas las carreras de enduro ecuestre, todas las peleas de hermanos y las travesuras de cuando eran niños.

Y con la muerte de Rashid siendo tan repentina, a tan corta edad, no podía dejar de cuestionarse su propia vida. ¿Qué estaba haciendo con ella? ¿Estaba desperdiciando el tiempo? Siempre estaba ocupado, aún así había un vacío dentro de él que nada parecía llenar. ¿Estaba buscando en los lugares equivocados?

"¿Hamdan?" La voz de Salem lo trajo de vuelta a la realidad.

Salió de su trance para encontrar a Salem Ghadayer, gerente general de sus establos, viéndolo fijamente.

Los dos hombres estaban sentados solos en la sala de reuniones de los Establos F3. Hamdan, que a pesar de ser un Jeque y el príncipe heredero de Dubái, siempre pedía que las personas lo llamaran por su primer nombre solamente.

"Entonces, ¿quién crees que sea nuestra mejor opción?" Preguntó Salem de nuevo, apuntando a los papeles sobre la mesa.

Hamdan miró los currículos de tres jinetes diferentes, necesitaban contratar a alguien nuevo para la próxima temporada de enduro. Salem había conducido las entrevistas previamente y estaba dándole un resumen sobre los mejores tres candidatos.

Los grandes ojos cafés de Hamdan cayeron sobre los papeles y parpadearon un par de veces antes de que se diera por vencido.

"¿Sabes qué?" Finalmente suspiró. "Confío en que tomarás la decisión correcta."

"Okay..." Salem contestó frunciendo en entrecejo ligeramente. "Haré la llamada entonces."

Ambos se pusieron de pie y Hamdan volvió a colocarse la gorra de F3 que había puesto en la mesa. Vestía una camiseta blanca y su par favorito de pantalones negros deportivos. Salem tenía puesta una camisa blanca con el logo de F3 bordado en la espalda y jeans azules.

"Asegúrate de dejar a alguien a cargo de darle una introducción al nuevo jinete, ya que ni tú ni yo estaremos aquí mucho en los próximos meses." Hamdan instruyó.

"¿Cuándo te vas?"

"Mañana. Estaremos de regreso después de unos días para unas cosas de trabajo y después nos vamos de nuevo para el Royal Ascot."

"Nos veremos en Londres, seguramente." Salem contestó y estrecharon las manos. "Que tengas un buen viaje."

"Gracias. Avísame si algo pasa."

Hamdan dejó la sala y encontró afuera a Seed Hilal, su más confiable guardaespaldas, entretenido con su teléfono.

"Yo manejo." Hamdan dijo, pidiendo las llaves de su auto.

Había sido un día callado en el auto de Hamdan. Saeed, que había estado trabajando de cerca con el príncipe heredero por años, sabía que algo le molestaba y que no había sido el mismo últimamente, pero también sabía reconocer cuando espacio y silencio eran lo que el Jeque necesitaba.

Así que simplemente se sentó en el asiento del pasajero en el Mercedes G Class negro y no dijo una sola palabra de regreso a la residencia en Nad Al Sheba de Hamdan. Cuando llegaron, Hamdan apagó el auto, tomó su teléfono y empezó a revisar los mensajes recibidos durante el trayecto.

"Nos vemos mañana, Saeed." Le dijo sin quitar sus ojos de la pantalla.

"Que pase una buena noche, señor." Replicó Saeed, quien guardaba el más alto respeto por la familia Al Maktoum y se rehusaba a llamar al Jeque, solo Hamdan.

Saeed abrió la puerta del auto pero antes de que pudiera bajarse, el príncipe llamó su nombre una vez más.

"¿Si, señor?" Contestó el guardaespaldas volviéndose hacia Hamdan, quien estaba ahora, mirándole de vuelta.

"Gracias."

Saeed sabía exactamente lo que eso significaba, no era solamente un gracias, era algo más como: gracias por aguantarme y por saber lo que necesito sin tener que decirlo.

Después de tantos años trabajando juntos, muchas cosas no necesitaban ser dichas, se conocían el uno al otro, se cuidaban la espalda mutuamente. Tanto así, que con el paso del tiempo Saeed se había convertido más en un asistente personal que otra cosa. La gratitud de Saeed hacia el príncipe era inmensa porque había sido muy bueno con él en muchas ocasiones, y Hamdan sabía que la lealtad de su guardaespaldas era algo con lo que podía contar.

"El placer es mío, señor." Saeed asintió.

De vuelta en la sala de juntas de los Establos F3, Salem aún estaba revisando los currículos, inclinando la cabeza de un lado a otro, tratando de tomar una decisión.

Tomaba muy en serio su trabajo y era conocido en los establos como un tipo rudo al que no le gustaba tener que lidiar con tonterías o quejas de ningún miembro del equipo.

"Bien..." Se susurró a sí mismo. Tomó el teléfono y empezó a marcar el número de uno de los currículos. Llevó el teléfono a su oreja y esperó.

"¿Hola?" Contestó una dulce voz del otro lado de la línea.

"Sarah. ¿Cómo estás? Es Salem Ghadayer."

"¡Hola Salem! Estoy bien, ¿cómo estás tu?"

"Bien, gracias. Escucha... tengo buenas noticias para ti."

"¿En serio?" Contestó Sarah, incapaz de esconder su entusiasmo.

"¿Te gustaría formar parte del equipo de Establos F3?"

Sarah aspiró ligeramente, lo que hizo a Salem sonreír.

"¡Por Dios! ¡Si! ¡Me encantaría!"

"¡Qué bueno! Entonces pasa por aquí mañana a las 10 para que revisemos los detalles."

"Muchísimas gracias por la oportunidad, Salem. Prometo no decepcionarte."

Promise This (Versión Español)Where stories live. Discover now