34. Soñando

2.8K 236 14
                                    

Hamdan bajó las escaleras corriendo y salió de su casa a esperar. Tan pronto como el auto se detuvo frente a él, abrió la puerta trasera. Sus nervios finalmente se calmaron cuando vio a Sarah recostada en el siento de atrás con una sonrisa que separaba sus labios.

"¿Te gusta mi nuevo zapato?" Ella preguntó.

Hamdan se puso en cuclillas para ver la bota ortopédica en el pie de Sarah al otro extremo del asiento, luego la miró y ella movió la cejas juguetonamente. Hamdan rió ante la boyante actitud, ella no se veía como lo había imaginado en absoluto.

Hamdan sostuvo el rostro de Sarah con ambas manos y besó su frente. "Pareces muy animada para alguien que acaba de romperse el pie."

Saliendo del asiento del pasajero, Salem se paró junto a él. "Las medicinas realmente hicieron efecto mientras veníamos hacia acá y ahora cree que es toda una comediante." Él informó, sonando más gruñón de lo usual.

"¡Solo intentaba hacerte soreír, Salem! Es bueno para el alma." Sarah explicó con ademanes excesivos. "Hamdan, ¿qué le dijo un pez mago a otro pez mago?"

"Por favor, no contestes." Salem suplicó.

Pero eso solo logró que Hamdan quisiera saber más. "¿Qué?"

"Nada por aquí, nada por allá." Sarah soltó la risa.

Salem gruñó.

Hamdan rió, mirando a su gerente. "Vamos. Es al menos un poco divertido."

No era el chiste, era el hecho de que ella estuviera sana y salva lo que lo hizo reír.

"¡Es un chiste genial! ¿Sabes quién más es genial?" Los brazos de Sarah iban y venían. "Mi doctor. Absolutamente nada me duele en este momento." Sus palabras sonando un poco más arrastradas.

"Dijiste que solo lo mejor, así que le pregunté al doctor qué era lo mejor que podía hacer por ella y aquí lo tienes." Dijo Salem, sombrío.

Los dos hombres la ayudaron a bajar del auto y entrar al recibidor, mientras Salem hacía resumen de las órdenes del doctor. Sarah no debía apoyar el pie en por al menos 6 semanas, necesitaba reposo y mantenerlo elevado hasta que bajara la hinchazón.

Hamdan la sostenía por la cintura en lo que Salem iba al auto de nuevo, él regresó y dejo los medicamentos, la mochila que había llevado con ella a la carrera y un par de muletas que tenía que aprender a usar. Hamdan le dio las gracias a Salem, quien rápidamente se fue antes de que Sarah pudiera terminar con otro de sus chistes.

"Cuando me dijiste que montarías un caballo aún y con una pierna rota, pensé que hablabas en sentido figurado." Le dijo Hamdan, mientras ella se tambaleaba en un pie.

Sarah encontró un punto de equilibrio y apretó los ojos, mirándolo fijamente por un momento antes de hablar. "¿Por qué eres tan guapo? ¿Por qué? No es justo." Ella le quitó la gorra, la tiró la piso y pasó las manos por su cabello. "Me encanta tu pelo y me encanta-- Espera... ¿qué hago aquí? ¿Por qué no estoy en casa?" Las manos de Sarah bajaron para sostenerse de los antebrazos de Hamdan.

"Porque vas a quedarte aquí conmigo."

"¿Qué? ¡No!" Ella se retorció y empujó la manos de Hamdan, haciendo que él tuviera que abrazarla por la cintura para que no se soltara.

"¿Por qué no?"

"Porque tienes que ir a esa cena, para ver a la Jequesa Rimbombante." Sarah sacó la lengua al decir el nombre y sus puños cayeron en el pecho de Hamdan.

"¿De qué hablas? ¿Quién es la Jequesa Rimbombante?" Hamdan se preguntó si los medicamentos estaban afectándola aún más.

"Las escuché, Hamdan. Apuesto a que tiene manicura perfecto y cejas dignas de Instagram. ¡Mira mis manos!" Los dedos de Sarah estaba tan cerca de la cara de Hamdan, que él tuvo que echar la cabeza hacia atrás. "¡Tengo manos de jinete!"

Promise This (Versión Español)Where stories live. Discover now