36. Provocador

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¡Lo sabía!

Tan pronto como Hamdan escuchó su nombre, se sintió seguro de que Sarah no lo dejaría ir y de que el plan había funcionado. Permaneciendo en su personaje, se dio la vuelta a la expectativa de lo que ella tuviera que decir.

"¡Que te diviertas!" Sarah sonrió.

¡¿Qué?!

No podría estar hablando en serio. ¿Era de verdad tan orgullosa que sería capaz de no admitir que no quería que él fuera a ninguna parte? O tal vez de verdad no le importaba. En medio de la confusión en su cabeza, Hamdan logró sonreír de vuelta.

"¡Así será!" Giró de nuevo y abrió la puerta.

¿Y ahora, qué? No iba a ir a la tonta cena esa. Había sido un día largo y agotador, lo único que quería hacer era acurrucarse en la cama con Sarah y dormir. Pero no iba a rendirse, dormiría abajo en el majli si era necesario, lo que fuera antes de reconocer que no hablaba en serio. ¿Cómo es que podía no importarle a Sarah? Si fuera lo contrario y ella fuera a una cena donde vería a Nathan, él se volvería loco.

Jaló la puerta tras de sí, pero antes de cerrarla por completo, ella lo llamó una vez más. El espíritu de Hamdan se reanimó mientras asomaba la cabeza dentro de la habitación. La sonrisa de Sarah había desaparecido y fue reemplazada por su boca entreabierta, sin nada saliendo de ella.

La Sarah sin palabras...

Era momento de dar el último golpe. Hamdan entró nuevamente, sintiéndose ya triunfador, se posó frente a ella y apoyando las manos en las rodillas, niveló sus ojos a la misma altura de los de Sarah.

"¿Qué es lo que quieres, Sarah?" Le cuestionó, mirándola fijamente.

Ya había visto esa mirada en ella antes, casi podía saborear la victoria.

"¡Quiero que te quedes aquí con nosotros!" Dijo ella en un respiro.

"¿Y por qué no lo dices?" Los brazos de Hamdan en el aire. "¡No puedo creer que me dejaras cambiarme!"

"¡No puedo creer que de verdad te cambiaras!" Los ojos de Sarah queriendo salirse de las órbitas.

Hamdan se quitó la kufiyya de un tirón. "Las cosas serían mucho más fáciles sin tan solo me dijeras lo que pasa por esa cabeza tuya."

Sarah dejó caer los hombros. "¿Entonces no quieres ir?" Le preguntó abanicando las pestañas.

"¡No! Quiero quedarme aquí, solo quería escuchar que lo pidieras."

Sarah se mordió el labio y lo miró con grandes ojos suplicantes. Esa mirada, sumado al hecho de que a ella sí le importara que fuera, lo dejaron embelesado de nuevo.

Hamdan se sentó en el sillón, viéndola con los ojos apretados. "¿Qué voy a hacer contigo?"

"¿Amarme?" Le sugirió ella con una gran sonrisa en los labios.

Él le acarició la mejilla con su pulgar, se acercó y la besó. Justo cuando su otra mano aterrizaba sobre la cintura de Sarah y las de ella subieron a sus hombros, sintió como Rooster se estrujaba entre ellos. Hamdan se hizo hacia atrás y el perro se acomodó en el regazo de Sarah, panza hacia arriba y lengua de fuera. Sarah comenzó a reír.

"¡Vete, Rooster! ¡Ve a jugar!" Ordenó Hamdan.

En lugar de seguir las instrucciones, Rooster le dio la espalda a Hamdan y se acurrucó con Sarah. Hamdan se dio por vencido y fue a cambiarse de nuevo, no sin antes informarles a ambos acerca de la nueva regla para su estancia: la cama estaba fuera de los límites para Rooster.

Promise This (Versión Español)Where stories live. Discover now