37. Más

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Hamdan salió esa mañana viéndose bastante sombrío. No había dicho mucho desde que Sarah volvió de la cita con el doctor el día anterior. En un inicio, la cara se le iluminó al verla caminar sin muletas, el proceso de recuperación había ido increíblemente bien y el doctor le dio el visto bueno para empezar a apoyar el pie lastimado, aunque aún debía usar la bota ortopédica todo el tiempo, excepto para dormir y bañarse. Montar a caballo aún no estaba permitido, pero deshacerse de las muletas era un gran avance.

Conforme Sarah seguía contándole a Hamdan acerca de lo que el médico había dicho, pudo distinguir el momento exacto en la que expresión de él cambió. Estaba segura de que fue cuando cayó en cuenta de la inminente partida. En su mente, Sarah ya estaba planeando cuándo irse pero después de eso, no tuvo corazón para sacar el tema.

Vivir con Hamdan había sido más que lindo. Él y todas las personas las que conoció durante su estancia, se habían esmerado para hacerla sentir bienvenida. Lo mejor de todo siendo el poder pasar tanto tiempo juntos, por supuesto. Verse cada día, despertar todas las mañana junto a él, cenar juntos todas las noches, largas charlas antes de dormir. Sarah atesoraba la pequeña rutina que habían creado, pero no pasaba un solo día de las 4 semanas en que había estado allí, en el que no se recordara a sí misma que sólo se trataba de algo temporal.

Sentada en la cama, empezó a ponerse la bota ortopédica sobre los skinny jeans que tenía puestos, cuando recibió la llamada haciéndole saber que Salem había llegado. Solamente tomó su teléfono, lo puso en el bolsillo trasero del pantalón y silbó para que Rooster la acompañara. Ismail le abrió la puerta principal y ella le dijo que su perro estaría afuera, jugando durante su ausencia. No tuvo tiempo de despedirse de Rooster, ya que salió corriendo a perseguir una gacela. Después de un mes, él aún parecía esperanzado en poder alcanzar alguna.

Salem la esperaba en el auto y ella alegremente abrió la puerta del pasajero para subirse. "¡Buenos días, jefe!"

Él la miró por sobre los lentes de sol. "¿Por qué tengo el presentimiento de que voy a meterme en problemas por esto?"

"¿Qué? ¡No!" Ella lo descartó con un movimiento de su mano. "Solamente estás haciéndome un gran favor y a manera de agradecimiento, puedo contarte otro chiste..." Le insinuó.

"¡No!" Advirtió Salem, poniendo una mano frente a ella. "Te llevaré a los establos, lo que único que pido es nada de chistes."

"Bueno." Ella se encogió de hombros.

Salem dio vuelta en U y se dirigió al portón de entrada.

"¿Hamdan sabe sobre esto?" Le preguntó su jefe una vez que estuvieron fuera de la propiedad.

Sarah resopló. "¿Por qué tendría que saberlo? No tengo que contarle todo lo que hago."

"¿Pero él no sabe?" Insistió Salem.

"No salió en la conversación." Mintió Sarah, ya que deliberadamente mantuvo sus planes en secreto.

Salem gruñó y negó con la cabeza. "¿Dónde está él?"

"En las carreras de camellos."

El auto se detuvo en una luz roja y Salem se giró hacia ella. "Sarah, no vas a montar."

No había decidido aún lo que iba a hacer una vez que viera a Princesa, pero tenía que darle la razón a Salem para poder llegar a los establos.

"¡Lo sé! Por supuesto que no lo haré... Solo quiero saludar a Princesa y a todos los demás. Los extraño. ¿Ustedes no me extrañan?" Preguntó, inclinando la cabeza y haciendo un puchero.

Salem volvió a gruñir y no pronunció palabra por el resto del camino. Una vez que llegaron a los establos, se separaron, Salem se dirigió a su oficina y ella se fue al establo de Princesa, hablando con un par de miembros del staff acerca de su lesión antes de llegar a su destino. Sarah llamó a la yegua por su nombre en cuanto entró y Princesa asomó la cabeza fuera de su cubículo con las orejas atentas apuntando hacia el frente.

Promise This (Versión Español)Where stories live. Discover now