43. Grace

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La mano de Sarah instintivamente buscaba el calor del cuerpo de Hamdan acostado junto a ella en la cama. Le tomó un momento el darse cuenta de dónde estaba y lo que había hecho. Abrió los ojos y en la habitación a oscuras vio la casa de muñecas que su abuelo le había hecho arrumbada en una esquina. Estaba hermosamente detallada, con postigos verdes para las ventanas y el techo en color rosado. Recordaba haber pasado incontables horas jugando con la casita durante las vacaciones de verano, pretendiendo que era un hogar perfecto, lleno de amor, con muchos bebés y un perro como Rooster y un cariñoso esposo imaginario. Igual a Hamdan.

Sarah enroscó su cuerpo, tomando la colcha que la cubría entre sus manos, comenzó a sollozar de nuevo, después de haber pensado que se le habían acabado las lágrimas antes de quedarse dormida. Lentamente, el llanto se fue deteniendo y su respiración regresó a la normalidad, aunque por dentro se sentía igual de mal. A través de las persianas en la ventana, observó que afuera también estaba oscuro. Treinta horas de aeropuertos y aviones, cambios de horario, jet lag y un corazón roto, hacían que fuera difícil saber qué día era y sin su teléfono, tampoco tenía idea de la hora.

Sentándose en la cama, recuerdos borrosos de la tía Lilly trayéndole un sándwich de queso y un vaso de leche volvieron a Sarah, la comida seguía sin ser probada en la bandeja sobre la mesa de noche. Estiró los brazos por sobre la cabeza, todo el cuerpo le dolía y ya no soportaba quedarse más en la cama. Se levantó, tomó la comida y se dirigió al baño. Con papel sanitario, envolvió el sándwich y lo tiró en el cesto para basura y vació el vaso de leche tibia en el lavabo. No era capaz de comer nada en ese momento, solo tomar agua, pero no quería levantar más sospechas de las que ya habían con su repentina visita.

Se lavó la cara, fingió una sonrisa y salió de la habitación con la bandeja en la manos. Mirando a ambos lados del largo pasillo, escuchó voces provenientes de la planta baja, aparentemente no era tan tarde. Siguió la voces hasta encontrar a la tía Lilly y el tío Bob sentados en el salón familiar adyacente al área de la cocina, viendo las noticias en la televisión.

"Gracias al cielo que el viejo ya no está aquí para ver la ridiculez de presidente que tenemos ahora." Se quejó el tío Bob apuntando a la pantalla con el control remoto.

"Creo que esto hubiera hecho que tu papá se volviera demócrata." Apuntó la tía Lilly sin notar la presencia de Sarah.

Sarah puso la bandeja sobre el mostrador y eso hizo que ambos giraran las cabezas.

"¡Pues mira quién se despertó!" Exclamó el tío Bob.

"¡Hola, muñeca! ¿Descansaste lo suficiente?" Preguntó la tía Lilly, con su habitual gran sonrisa. Llevaba el cabello en un rubio corte bob que Sarah pensó la hacía lucir diez años más joven.

El tío Bob era el menor y único hermano de Pat. Se casó con la tía Lilly y tuvieron dos hijos; Luke y Matt. Ambos tenían ya sus propias familias pero continuaban trabajando en el rancho junto a su padre. El nacimiento Sarah no fue solo una bendición debido a las problemas de fertilidad de sus padres, además era la única niña en la familia. Cuando el padre de Pat la sostuvo entre sus brazos por primera vez, dijo que parecía una muñeca y el apodo se le quedó desde entonces.

"Creo que descansé más que suficiente." Sonrió Sarah. "¿La abuela está aún despierta?"

Cuando Sarah y el tío Bob llegaron a casa del aeropuerto, era tarde y la abuela Fay estaba dormida. Solo la tía Lilly se quedó despierta a esperarlos.

"Si, ya sabes dónde encontrarla." Guiñó la tía Lilly.

"Este, ¿muñeca? Tu papá llamó. Dejó un número para que le regresaras la llamada." Dijo Bob, apuntando nuevamente con el remoto en mano, al mostrador de la cocina donde había un papel con números escritos.

Promise This (Versión Español)Where stories live. Discover now