Capitulo 09.-

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Dos pies bajaban con rapidez la escalera haciendo rechinar la madera. Sin siquiera ser capaz de buscar con que cubrir sus pies, salió de casa a toda velocidad. Con gotas de su sudor cayendo por su frente, la mirada ida y los labios pálidos, corría por las calles de Seúl, esquivando los obstáculos como le era posible.

- Cariño ¿dónde vas tan de prisa? – escuchó al otro lado de la calle – ¿Ha sucedido algo? ¿Necesitas ayuda?

Como pudo miró a la anciana que exigía su atención. A penas sus ojos hicieron contacto ella pudo ver el pánico a través de aquellos ojos cargados de dolor.

- Han cariño ¿qué ocurre?

Continuo su camino, no podía detenerse. Con cada golpe que amortiguaba sus pies, liberaba un sinfín de emociones contenidas. Corrió cinco cuadras seguidas hasta llegar la pequeña plaza del barrio, sintiendo como el aire en sus pulmones se agotaba cada vez más. Dobló la esquina y vio el colegio donde trabajaba su madre y donde pasaba gran parte de su tiempo. Corrió aún más rápido, sintiendo que se desvanecería en cualquier momento.

- Pa-pá P-papá – unos segundos de cordura le hicieron cuestionarse el como diría aquellas palabras al ver el rostro preocupado de su madre – Papá está muerto.


El mismo día en que encontró a su padre colgando desde el umbral de la escalera, Jeonghan se transformó en el icono de la compasión, no lo dejaban siquiera respirar con tranquilidad, solo sentía miradas de lastima sobre él. El segundo día vio la silueta de su hermana cruzar la puerta y tirarse sobre él. Al tercer día se encontró usando un traje negro dos o tres tallas más grandes, de seguro su madre se lo había conseguido con algún familiar, pensó. Hizo el intento de asistir al entierro de su padre, caminó hasta la puerta de aquel melancólico lugar tan lento como pudo, la última vez que se había encontrado ahí fue para despedir a su abuela materna, la única persona que lo miró con amor en sus cortos 6 años. Y tal cual la primera vez, falló.

Larguémonos de este horrible lugar, no mereces pasar por toda esta mierda – escuchó a lo lejos la voz de Jihoon, quien se acercaba con la nariz y las mejillas enrojecidas.

Subieron al autobús sin rumbo, luego de un silencioso viaje ambos adolescentes de 13 y 16 años se encontraron ingresando a wolmi them park, tal cual había ocurrido hace 7 años atrás.

- Bien, creo que esta idea fue mucho más atractiva cuando estaba a punto de cumplir 10 años – Jihoon caminaba comiendo algodón de azúcar a su lado – Aun así, no está del todo mal ¿no es así? – Jeonghan simplemente lo miró – Soy horrible conteniendo a las personas, lo sabes - silencio - Creo que ya son casi cuatro días de no escuchar tu voz. En otras circunstancias me sentiría feliz sabes, de no tener que oírte hablar todo el día, sin ofender - se defendió - Está bien no te culpo, la verdad es que si pudiese elegir aquello también lo haría, odio hablar – Lo miró concentrado en alguna parte de su mundo interior – Así que no te preocupes, podemos compartir el silencio por ahora, no estas solo en esta tormenta.

Tal y como lo hicieron desde que nacieron se acompañaron el uno al otro, sus dos alamas opuestas lograban encontrar la magia en algún punto.


- ¿Qué haces acá? ¿Por qué no estás en clases? ¿Por qué estas tan a la orilla? ¿Qué pensabas? Jeonghan, no puedes deambular solo, lo sabes – lo tomó del brazo derecho- Escríbeme, di algo ¡Deja de mirarme así! ¿Qué hacías acá? – Jihoon le hablaba fuerte al menor, quien se encontraba en la azotea del colegio y muy a la orilla del precipicio.

Rec° .- JIHAN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora