Rec° .- JIHAN.

20.-

           

-Son dos imbéciles, deberían haber llegado hace diez minutos – Habló Wonwoo tomando su labio ensangrentado.

- ¿Dónde se supone que estaban idiotas? – Vernon al igual que los otros seis, los miraba con rencor.

- Es culpa de Seungkwan, él se retrasó viendo un drama – Jeonghan se tropezó con sus propias palabras mientras le prestaba atención a su golpeado novio – ¿qué te hicieron esas bestias? – chilló.

- Traidor – se defendió el acusado dándole un golpe en la cabeza – No se suponía que pelearían en serio.

- Por que el plan es que ustedes llegaban a tiempo estúpido – Todos se encontraban con algún golpe superficial y un poco de sangre.

- Mi amor yo te curaré a besos, déjame verte – Joshua simplemente se dejó tocar, aunque también estaba enfadado, le dolía la cabeza como para irritar a Jeonghan. 

- Asco – Hoshi los miraba a penas con un ojo libre de golpes.

- ¿Quieres que te deje el otro ojo morado? – respondió el rubio a la defensiva.

- Miren, si Jihoon dejara de meterse en problemas, nada de esto estaría pasando – Seungkwan seguía intentado defender su ausencia en la pelea programada que ambos impedirían con sus mejores dotes de actuación.

- No aclares que oscurece y vámonos antes de que Wonwoo te regale un par de golpes – Seungkwan chilló de solo pensarlo, era capaz.

Fueron apodados '<<somitas>>debido a su homosexualidad. Razón por la que diferentes grupos se la pasaban molestándolos ''chupa pollas'' ''maricones'' ''sopla nucas'' esos era algunos de los más suaves que recibían a diario e incrementaron una vez que se hicieron amigos, ya casi parecía tortura.

Se volvió costumbre el que tuvieran que reunirse a pelear, a veces con día y hora programada u otras donde eran tomados por sorpresa. La mayoría por culpa del temperamento de jihoon.

Llamaban de sobremanera la atención y en especial de los jóvenes de su edad, más que por ser gais, era por ser <<felices y libres>>. Para evitar las miradas enjuiciadoras debían asistir a fiestas clandestinas organizadas por otros homosexuales, fiestas dignas de ser catalogadas un carnaval donde cada uno era libre de ser quien quisiera ser por un momento.

Sin embargo y a pesar de la admiración de algunos gais reprimidos, para ninguno el camino había sido tan fácil como se esperaba, ya el nacer homosexual era pecado en aquella sociedad, el ser abiertamente gay era casi un crimen.

El primero en descubrirlo fue Seungkwan. Le gustaba usar la ropa de sus hermanas y bailar al ritmo de Madona frente a su familia, quienes celebraban sus shows. Era el centro de atención en cada fiesta, todo fue risas hasta que pobre niño confesó estar enamorado del hijo de la mejor amiga de su madre. Fueron cinco años de terapia psicológica, se volvía tan insoportable en ellas que los mismos profesionales les pedían a sus padres que no lo llevaran más. Así fue como terminó en un colegio religioso lejos de casa, no importó cuantas ideas metieran en su cabeza, de un niño de a penas ocho años, el estaba seguro de quien era y nadie lo cambiaría. Y así fue, nadie pudo apagar el brillo especial en su alma.

El siguiente fue Jihoon con quince años. Se lo guardó por un largo tiempo, desde muy joven se la pasó buscando pretextos para emborracharse y enrollarse con hombres, excusándose al siguiente día con que no recordaba nada. De alguna manera no podía aceptarse a si mismo y con ello su homosexualidad. Hasta que finalmente no pudo llevar su secreto demasiado lejos, los rumores estaban por todos lados ''Gay, gay, gay''. "Debe ser la ausencia paterna'' dijo un día la madre de Jeonghan ''el niño necesita afecto'' en silencio rio ante aquella estupidez, el único afecto que necesitaba él, era el que le daban los penes. Su jamás presente padre, no tenía nada que ver con eso, habría nacido así incluso con ese imbécil en su vida, lo sabía. Luego de que se supiera su verdad la pasó mal, acoso en el colegio y en la calle, golpes, burlas y hombres ''heterocuriosos'' por montón, muchas relaciones toxicas y su corazón roto. Había sido el primero en un instituto de más de mil personas, tenía demasiada atención sobre él.