25.- Fin.

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El Jeonghan de sus treinta años se encontraba tecleando con desespero frente a la computadora, había acumulado más trabajo del que hubiese querido. Ya casi era noche buena, el clima era frio y la gente poco a poco comenzaba a dejar las calles desiertas, para reunirse en restaurantes, bares o casas particulares. Su celular no había dejado de vibrar con mensajes de '' ¿A qué hora llegas?'' ''Piensas tardar demasiado'' ''Estas aun en la oficina'' ''No es tiempo de trabajar, ven ahora''. Mensajes que lo llevaron de apagar el aparato, tenía un leve dolor de cabeza y necesitaba un café con urgencia, pero a su pesar todo lo que había encontrado en era un poco de té verde, que se estaba tomando a la fuerza, porque no le gustaba para nada.

Acababa de publicar su tercera novela, todas con muy buena crítica, aunque era nuevo en el medio, tenía un pequeño público fiel. La parte favorita de su nuevo trabajo era encontrar a las personas leyendo sus libros por lugares públicos, cuando se encontraba a alguien los espiaba y analizaba como por ejemplo ¿en que lugares veía a mas personas? ¿Cómo eran sus rostros al leer? ¿Mayoritariamente mujeres u hombres? Etc.  Muy pocos sabían que era él quien las escribía, como era su rostro, sus pasatiempos o algo más allá que su nombre, inventado que por lo demás se presentaba como ''Joe''.

Mientras Joe escribía libros, bastante desgarradores para ser sinceros. Jeonghan disfrutaba de salir a caminar a eso de las nueve de la noche, cuando el clima es lo suficientemente bueno como para pasear y las personas vuelven a casa después de un largo día de trabajo, además de que los niños duermen, ninguna excusa mejor que esa para salir. Mientras Joe se conecta a fuego con sus emociones, se centra en los pros y contras, es increíblemente minucioso, obsesivo y detallista en todo. Jeonghan prefiere no darles mucha vuelta a las situaciones, solucionarlas de inmediato y disfrutar más. Mientras Joe se la pasa encerrado en casa o en su oficina escribiendo o analizando películas. Jeonghan prefiere sacar a pasear a ''John Wayne'' un Pomerania color caramelo de casi siete meses de vida. Mientras Joe es maduro y experimentado cuando de relaciones amorosas se trata, él no podría quiere saber menos eso.

Eran casi las once de la noche de aquel 24 de diciembre, solo le bastaba enviar un par de mails y sería libre. Volvió a encender su celular para revisar la hora, encontrándose con más mensajes y un par de llamadas perdidas, las cuales ignoró con ganas. No entendía el por qué, pero durante esa tarde las personas se encontraban más interesadas que de costumbre acerca de lo que se estaba haciendo. Tecleo un ''Ya casi termino, salgo en unos minutos para allá'' antes de terminar lanzando el apartado desde el cuarto piso, donde se encontraba.

Antes de subir al ascensor comprobó el clima a través del cristal. No había llovido durante todo el día, no como había sido anunciado en el noticiero. Pensó en su nivel de mala suerte y de seguro, una vez que saliera de aquel lugar, en el que había pasado las últimas cinco horas, se largaría a cantaros.

El edificio en el que se encontraba era pequeño, por lo que tendría que caminar media cuadra para encontrar su automóvil, trayecto en el que rogaba que ninguna gota de agua cayese sobre él.

Caminó por el oscuro pasillo que lo conducía a la salida, notando que no quedaba rastro de vida humana en todo el edificio, de seguro todos ya se encontraba disfrutando de la larga noche, en cambio, él solo esperaba encontrar una cama donde lazarse y dormir más de ocho horas seguidas, pero lamentablemente había hecho una promesa con sus sobrinos y ahí es donde debía dirigirse en ese preciso momento.

Al abrir la puerta de salida, notó de inmediato el cambio de temperatura, ese era uno de sus momentos favoritos en el día, la combinación entre la libertad de no tener trabajo pendiente y el aire limpio ingresando por sus fosas nasales. Agradeciendo mentalmente por lo seco que se encontraba todo, caminó por la estrecha calle, sintiéndose feliz por lo solo que se encontraba. Su emoción tuvo un brusco cambio al notar una silueta apoyada sobre un árbol a dos edificios de donde se encontraba su auto esperándolo. Le dio una mirada de reojos con el fin de escanearlo, pero sin querer parecer demasiado obvio, podía ser algún ladrón o borracho y no quería arriesgarse. Al pasar por su lado el hombre misterioso siquiera lo escuchó respirar, pensó lo extraño que era el que alguien estuviese parado en un tan lugar desierto, donde no pasaban ni los autobuses, pero bueno, ese no era su problema. Cuando ya casi se sentía a salvo, un árbol más lejos, el extraño sujeto habló.

Rec° .- JIHAN.Where stories live. Discover now