Día 6

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Usando la ropa de otro.

¿Sabes que es un fetiche?

Es algo que puede llegar a excitarte: una zona delicada del cuerpo, algún pensamiento, una comida, etc.

En este caso, Jotaro tiene un fetiche enorme, que tiene nombre y hasta apellido: Kakyoin Noriaki.

Nuestro joven pelinegro estaba parado fuera de la puerta del baño, recargado en el soporte que la sostenía, los ojos cerrados y los oídos atentos, por un motivo en especifico, y era que Kakyoin se estaba bañando.

El agua al caer perdía intensidad en ciertas partes, que era cuando golpeaba con el cuerpo blando del japones, quien gozaba tranquilamente su baño, sin percatarse de que su acosador esposo estaba espiándolo, de cierta forma.

Jotaro no hacía más que fantasear, su esposo desnudo, su cuerpo lleno de agua, que bien podría confundir con sudor, su delicado cuerpo a su merced, realmente le encantaba hacer esa actividad, y Kakyoin no era de los que tardaban poco, no, el pelirrojo tardaba hasta una hora lavando su cabello, únicamente eso.

Después de dicha escena, supuso que ya habría terminado su baño, pues dejó de caer el agua, dándole a entender eso, se alejó un poco de su posición para no versé sospechoso, mientras que el menor abría la puerta mientras se secaba el cabello con la toalla y tenía la otra atada a la cintura.

- espero hayas dejado agua caliente. - se quejó en forma de burla, haciéndolo reír.

- vamos, no tardo tanto bañandome. - caminó hasta la habitación que le correspondía, mientras que Jotaro se adentraba a esa blanca sala.

Noriaki llegó a su cuarto con solo la toalla de la cintura, listo para vestirse, pero algo lo interrumpió, y fue el ver la típica chaqueta que su esposo se ponía todos los días, y seguía igual de blanca que años atrás, cuando se la regaló, sonrió con cierta nostalgia, en aquella épica, sus hijos eran unos niños, bueno, al menos Jouta lo era. Tomó el abrigo en sus manos y lo observó un momento.

- Dios, que tristeza. - sonrió mientras abrazaba el objeto.

Una loca idea cruzó por su mente, por lo que solo rió, mientras que se colocaba el abrigo de su esposo, observando al espejo del tocador, girando para verse completo.

- Dame un respiro. - imitó a Jotaro mientras bajaba la mirada, supuestamente serio, estalló en risa mientras se veía. - solo me hace falta la gorra. - se iba a quitar la prenda, pero algo lo detuvo, su vista fue interrumpida por la gorra de Jotaro, que era quien le estaba ofreciendo dicho objeto.

- ¡J-Jotaro, lo siento, no quise..! - sus pensamientos fueron interrumpidos por una risilla de los labios del contrario.

- ¿cómo le hiciste, podrías repetirlo? - le colocó la gorra al menor, quien sentía sus mejillas arder cual infierno.

- no me hagas hacer esto. - suspiró avergonzado.

- ya lo hiciste una ves. - agregó.

- dame un respiro... - murmuró, sacándole una estruendosa risa a su esposo, quien se estaba muriendo internamente de ternura.

- ¿hay planes para hoy? - preguntó Jotaro mientras retomaba su gorra.

- solo iremos por unas cosas al supermercado, nada más... - se quitó la gabardina rápidamente.

- está bien, entonces vamos. - sugirió mientras abandonaba la sala.

- no vuelvo a hacer eso... - pensó el chico, mientras terminaba de cambiarse.

30 Días Contigo | Drabbles JotakakTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang