Día 22

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En una pelea lado a lado.

Kakyoin estaba sentado en su cama, admirando foto, le traía movidos y malos recuerdos, pero una gran aventura. Aquella foto era de su viaje a Egipto, buscando detener a Dio, junto a su amado, Joseph, Avdol, Polnareff e Iggy.

Sonreía con cierta tristeza y preocupación, recordando a su pequeño, su hijo mayor, aquella estrella en su hombro le daba escalofríos. Los Joestar tienen una vida bastante agitada, destinada a pelear, y según Joseph, los hombres de la familia antes de él, habían muerto muy jóvenes, y Kakyoin temía eso.

Hace unos siete años, conoció a una mujer, la cual se presentó sin decir nombre, ella dijo que Jouta estaba en peligro, pues le preparaba el mismo destino que a sus ancestros, los padres del infante no le creían, de ninguna manera... pero fue hasta cierto día, que aquello no se volvió una amenaza...

- ¡Jotaro! - recordó su propia voz, estaba devastado, no podía creer lo que miraba.

Pasó de amenaza, a realidad, y en un día cualquiera.

Ese iba a ser un paseo en el parque, Jouta tenía solo cinco años, y a esa edad, fue perseguido por unos mercenarios de algún enemigo de la familia Joestar.

Tenían Stands poderosos, pero fue hasta que un tipo, cuyo Stand era un gas alucinógeno, consiguieron ponerlos en aprietos.

- ¡vayanse de aquí! - ordenó Jotaro, frente a su hijo y esposo, quienes lo miraban aterrado.

- ¡no sabemos que hace esta niebla, no puedo dejarte solo aquí! - exclamó, destrozado, realmente no podía procesar todo lo que sucedía.

- Jotaro Kujo, me parece una acción tan linda el querer sacrificarte por su familia, pero me temo que será en vano. - una voz se escuchó en toda la área, poniéndolos alerta.

- vayanse, yo puedo con esto. - volteó a verlo, su mirada estaba llena de frustración, de impotencia, de determinación.

Ese Stand se llama Happy Air, y no sabían su habilidad, pero les había causado estragos, Kakyoin dudaba de sus movimientos, Jotaro jamás pudo acertarle un golpe, la situación solo empeoraba.

- ¡ni los dos juntos hemos podido vencerlo, no hay forma! - exclamó, envuelto en desesperación, pero los gestos de frustración de Jotaro, y como apretaba los puños, le daban una respuesta. - no planeo irme... - afirmó, caminando a su esposo.

- debes. - ordenó, mientras la risa se hacia presente nuevamente.

- ¡Dios, me dará diabetes como siga viendo esto! - exclamó, fastidiando a los dos adultos.

Jouta era un niño, no sabían siquiera si llegaría a tener un Stand, no era fiable el confiarse.

Aquel hombre apareció frente a ellos, un tipo de cabellera color castaña, ojos de un color verde brillante.

Ambos se pusieron a la defensiva, el pequeño no podía defenderse, así que alguien tenía que hacerlo.

- que buenos padres son, pero supongo que olvidan que están bajo el poder de mi Stand. - se cruzó de brazos, orgulloso por su logro.

- tú olvidas que aún vivimos, y mientras lo hagamos, no le pondrás una mano encima a Jouta. - habló Kakyoin, con una retadora sonrisa.

- me parece razonable. - extendió su brazo a un costado, mientras parte de la niebla iba a su mano

Aquella niebla se condenso, y paso a ser una flauta de metal blanco, la expectativa mataba a ambos padres, mientras el más joven se llevaba el instrumento a los labios.

- cuando termine de tocar... ustedes habrán muerto. - sonrió.

Pero antes de que sonara la primera nota, Star Platinum se hizo presente, y con él, una onda que invirtió los colores de todo.

- ¡Star Platinum: The World! - exclamó, mientras el Stand se colocaba en posición. - debemos alejarnos, este Stand debe tener un limite, seguramente el alcance de la niebla... - meditó su situación un momento, para tomar a Kakyoin e hijo, y salir de ahí. - si nos vemos obligados a luchar, mínimo hay que alejarlo de todo esto... - pero fue sorprendente cuando el efecto de su Stand fue borrado.

La misma realidad se había roto, al tiempo que volvió a se cause, enormes estrellas ninjas de color blanco con adornos celestes rompían todo en su recorrido. El tiempo volvió a transcurrir normal, mientras se alejaba lo más que podía.

Aquellas armas fueron desviadas gracias a los tentáculos de Hierophant Green, mientras Kakyoin bajaba de los brazos de su esposo.

- debemos alejar a Jouta de aquí. - retomó el tema de la seguridad del menor.

- vi un lugar útil hace tiempo, está dentro del rango de Hierophant, podré llevarlo, solo necesitamos una distracción. - Jotaro afirmó con la cabeza, listo para lo que Kakyoin pensaba.

El Stand verde sujetó al pequeño, alejándolo rápidamente de sus padres, y eso le daba pavor.

- ¡papi, papá! - gritaba el bebé, y sus gritos taladraban sus oídos.

- ¿Kakyoin, estás bien? - una gentil pero tosca voz lo despertó, estaba dormido en su cama, con la foto en manos, Jotaro estaba frente a él, preocupado.

- ¿Jotaro... me quede dormido? - se incorporó, tallándose los ojos.

- así parece, debiste tener una pesadilla, estabas llorando. - acaricio el rostro de su esposo, quien sonrió.

- ¿recuerdas a Happy Air y In The Reality? - esa pregunta alarmó a Jotaro, quien afirmó. - soñé con eso... - se aferró a su esposo, quien lo abrazó

30 Días Contigo | Drabbles JotakakOnde histórias criam vida. Descubra agora