Día 15

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Declaración

- vaya día. - suspiró Josuke, tirándose en el sillón de la pareja Kujo, Kakyoin estaba cocinando, mientras Jotaro leía en un sillón.

- oigan, tengo una duda que no ha dejado de molestarme. - habló Okuyasu, curioso, mientras observaba a la pareja. - ¿cómo fue que un par como ustedes terminaron siendo pareja? - esa pregunta llamó la curiosidad de todos los presentes.

- es cierto, nunca han contado como se volvieron pareja. - sonrió Koichi, ante la idea de escuchar una historia de amor algo rara.

- pues... aunque no lo crean, fue Jotaro quien dio el primer paso. - sonrió Kakyoin, admirando a su esposo, quien no despejaba los ojos del libro.

- ¿¡es en serio!? - los de Morioh sufrieron de un volcó al corazón. ¿Alguien como Jotaro confesando su amor? Eso debía ser broma.

Pero no lo era, y Jotaro sabia perfectamente como fue, aunque lo negara.

Ese día regresaban de clases, Jotaro había comenzado a sentir algo por Kakyoin, meses después de que todo volviera a ser como antes al acabar la pelea contra Dio. En la casa Kujo, Jotaro le abrió la puerta a su invitado, quien no se imaginaba lo que una a pasar.

- fuiste muy amable en dejarme estar en tu casa unas horas, JoJo. - comentó Kakyoin, sonriendole a Jotaro, quien suspiró, más intranquilo que molesto.

- no hay problema, sientete cómodo, la cocina está a unos pasos, yo iré a dejar mi mochila a mi cuarto. - Jotaro quería decirle algo especial a Kakyoin, pero no sabía cómo, así que uso esa excusa para tener más tiempo para pensar.

- de acuerdo, te espero ahí. - sonrió, para irse al comedor a esperar paciente.

Tenía el estomago revuelto, y la cabeza le daba vueltas, no podía creer que realmente estuviera pensando en declararsele, estaba casi seguro de que Kakyoin lo rechazaría de la forma más gentil posible, pero quería tratar, y como buen masoquista, fue al comedor, con un nudo en la garganta y las manos temerosas, y vaya que tenía mala suerte ese día.

Justo cuando vio a Kakyoin sentado en el suelo del comedor, la alfombra decidió humillarlo, pues tropezó, por tan descuidado que estaba, solo puso avanzar unos pasos, antes de que cayera por cosa de gravedad, pero menuda sorpresa se llevó al incorporarse un poco. Había caído sobre Kakyoin, quien le admiraba entre asustado y nervioso, rojo por la repentina cercanía, sonrió apenado, queriendo calmar la atmósfera.

- d-debes tener más cuidado, Jotaro. - hizo una pequeña broma, pero el de gorra no lo veía así, esa era su oportunidad, sin importar respuesta, no podía quedar como un miedoso frente a todos, así que junto todo el valor que le hizo falta.

Dispuesto a todo, se lazó contra Noriaki, besándolo de forma gentil, haciendo que el menor quisiera ser devorado por la tierra, pues eso era demasiado para él, después de unos segundos de aquel beso, se miraron a los ojos un momento, en un silencio bastante incómodo.

- J-jotaro... ¿Q-qué fue eso? - preguntó Kakyoin, muy apenado y nervioso.

- me gustas, Noriaki. - eso lo sorprendió, en todo su tiempo de conocerse, Jotaro jamás lo había llamado por su nombre, solo su apellido, y eso ya significaba mucho. - me gustas desde hace tiempo... después de que vencimos a Dio, creí que solo me interesaba tu amistad y lo bien que nos llevábamos... pero me di cuenta de que eso era mentira... realmente me gustas, realmente... - no concluyó, solo gruñó, levantándose del suelo, Kakyoin apenas y pudo imitarlo por la impresión.

Hubo otro silencio incómodo, que fue rotó por un suspiró de Jotaro.

- si te hice enojar o no gustas de mí, lo entiendo, puedes retirarte, pero... - la risa de Kakyoin lo hizo callar, algo raro, a su parecer.

- eres tan tierno. - volvió a reír. - tranquilo, no estoy enojado, y siendo sincero... tú también me gustas. - desvió la mirada algo apenado. - aunque... seré directo, digamos que yo pensaba otras palabras con respecto a esto. - eso hizo torcer una ceja de Jotaro, quien se acercó al pelirrojo.

- ¿que palabras? - Noriaki volteo a verlo, para besarlo, de forma un poco brusca, pero Jotaro no se negó a aceptar aquel beso.

- digamos que... desde que nos conocimos... no he tenido ideas muy "sanas" al pensar en nosotros dos juntos... - aquello bastó para que Kujo se diera una idea de lo que significaba.

- vaya... eres más imperativo de lo que imagine. - sonrió levemente, admirando el rostro de Kakyoin.

- todos tenemos nuestras manías, supongo. - se encogió de hombros.

Jotaro sonrió con la cara escondida en su libro, claro que recordaba ese día, y aceptaba que él había dado el primero en confesarse, pero según recordaba, Kakyoin fue el primero en insinuarse a algo más.

30 Días Contigo | Drabbles JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora