RETANDO AL OLVIDO (+18)

Capítulo 2:Clarisa.

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Capítulo dedicado a AVE_LOVE 💙

           

Seis meses y contando. Seis meses difíciles y cansados. Seis meses aprendiendo a controlar mis traumas, intentando superar todo lo que me hacía daño, tratando de dejar mi pasado justamente ahí, en el pasado. No ha sido nada sencillo, la mayoría cree que, yendo a terapia grupal, las citas con la psicóloga y tus ánimos de seguir adelante es suficiente para que en un par de días estés como nueva. No es así, las terapias de grupo te ayudan a darte cuenta de que hay personas con testimonios aún más desgarradores que el tuyo y eso en vez de ayudar te hace sentir una inútil por no poder olvidar lo que comparado con los demás parece algo no tan grave. Las citas al psicólogo deben lograr escarbar hasta lo más profundo de tu ser, sacar todo aquello que no te permite avanzar, pero, al aceptar tu realidad frente a un extraño, al hablar, expresar y hacerte nuevamente pedazos confesándolo todo no sanas como esperas. No. Te das cuenta de que tendrás que tener paciencia y estás más dañada de lo que creías.

No todo ha sido tan malo como aparenta. Sí he avanzado un poco. Ya no lloro por las noches y tampoco tengo pesadillas horribles, mi apetito ha regresado y sonrío de vez en cuando. Mi aberración por el sexo masculino ha disminuido un tanto y siendo honesta eso se lo debo a las terapias grupales. Dos chicas y seis chicos encerrados en un pequeño cuarto, hablando de nuestros problemas, hacer ejercicios en pareja tendría que ayudarme en algún punto. Creo que la gran mayoría de mi avance se lo debo a Bill; un estudiante de psicología que jamás en la vida había visto dentro del campus y que por azares de la misma es el hijo del doctor que me atendió después de lo sucedido con Osmar, sí, ahora lo llamo por su nombre. Recuerdo perfectamente que mencionó a una hija, no a un hijo. Fue toda una sorpresa descubrirlo en las terapias.

Al principio creí que era uno más de nosotros, hasta que me confesó que la doctora Jones y su padre eran muy buenos amigos y lo había integrado como pasante en el programa de terapias grupales para observar de cerca el comportamiento de personas abusadas, como mis compañeros y yo. Me sentí como un experimento en ese momento y un poco molesta, luego entendí que en realidad lo que deseaba la doctora Jones era lograr que mi interacción con un chico fuera normal, sin miedos y todas las tonterías que pasaban por mi cabeza cuando uno se me acercaba o más bien, cuando Zed me tocaba o abrazaba los últimos días que tuvimos contacto.

Bill encontró una forma de comprender cuándo yo estaba lista para un acercamiento y cuándo no. ¿Cómo lo hizo? No lo sé porque ni siquiera yo sé cuándo estoy lista y cuándo no. Según él, es muy sencillo. Mi expresión corporal lo dice todo, él espera a que nuestra conversación llegue a ese punto de relajación en la que ya no hay ni pizca de tensión y hace ligeros intentos; como tocar mi brazo para mostrarme algo, o tomar mi mano por segundos y luego soltarla. A veces no me doy ni cuenta de que está tocándome y cuando lo hago, poco a poco, ha regresado a ser natural para mí. No tan natural como para sentirme lista y volver a ser la misma de antes, pero sí para saludar a un chico de forma casual y quizás abrazarlo algunos segundos sin sentir recelo o asco.

Amber cree que no hay mucha ciencia en mis avances, que todo se debe a que Bill no está tatuado hasta las narices, no es corpulento ni fornido, tampoco es guapísimo hasta humedecer tus bragas con una sola de sus miradas, no es intimidante, y por supuesto de querer acostarse conmigo no me partirá en dos como otros... por "otros" se refiere a Zed. Ella me asegura que la razón por la cual Bill puede tomarme la mano, tocar mis brazos y darme uno que otro abrazo es que es tan sin chiste que en mi cabeza me siento segura porque una mosca da más miedo que él.  Al parecer mi amiga pasó de querer acostarse con Zed, a ser su mejor amiga en mis peores días, a su representante cuando mi vida se seguía haciendo pedazos y finalmente su admiradora número uno.