Capítulo 29: Clarisa.

29.7K 2.6K 999
                                    



Capítulo dedicado a Nikolkaa62 ☺️

           

Por instinto me escondo detrás de Zed. No sé si es miedo, asombro o decepción lo que siento. Quizás son las tres cosas haciendo estragos en mi interior. Margaret está frente a mí, Margaret me mira con esos ojos oscuros tan diferentes a los míos, noto el parecido en nuestras facciones, su cabello es igual al mío, al menos en mi color natural no el rubio que aún conservo. Su piel es tan blanca como la mía y ahora que la tengo de esta forma, tan cerca, me doy cuenta de que nos parecemos mucho. Ignoro si es mi necesidad de encontrar algo que nos una, porque obviamente no nos une nada, ni siquiera el ADN que compartimos, pues me dejó tirada como basura. Eso todos lo sabemos.

—Hola Clarisa. —Al principio no reacciono. Tardo demasiado en entender que me ha llamado por mi nombre. Una realidad confusa cae sobre mí. Sabe quién soy, lo sabe perfectamente.

—¿Qué haces aquí Margaret? —repite Zed y yo me oculto aún más detrás de él.

—He venido a buscarlos, evidentemente. Necesito hablar con Clarisa.

Estoy sin habla. No puedo pronunciar palabra alguna. Pensé que nuestro plan saldría bien, que tendría tiempo para prepararme y ahora la tengo aquí, a centímetros.

—¿Por qué quieres hablar con ella? —Sé que Zed solo intenta aclarar si sabe o no que soy su hija.

—Por favor, no actúen como si no lo supieran. Clarisa es mi hija.

El corazón me late tan fuerte que me empieza a doler el pecho. Mis lágrimas ya se están acumulando y Zed aprieta mi mano con fuerza.

—Bueno, dejemos de fingir y empieza a hablar porque no va a escucharte si yo no estoy presente.

—Me parece que ella puede decidir, ¿cierto? Clarisa. Sé que esto es impactante, pero, necesito hablar contigo a solas. Por favor, llevo años buscándote, años... Y no me puedo creer siquiera que seas la novia de mi hijastro —su voz de pronto se ha dulcificado y mis lágrimas empiezan a salir. Zed gruñe molesto, sé que la odia, lo sé y de alguna forma yo he intentado odiarla también—. Solo unos minutos, hija —parece una súplica, ya no sé ni qué creer.

Me limpio el rostro con rapidez y salgo de mi escondite. La enfrento, sí, la miro a los ojos directamente con tantas cosas atoradas en mi garganta. Ella deja escapar un leve suspiro y sus ojos se humedecen. ¿De verdad? ¿Se ha emocionado o está fingiendo?

—Puedes hablar conmigo si Zed está presente —le digo nerviosa. 

—¡Dios! No sabes cuánto he añorado escuchar tu voz otra vez —habla y saca un pañuelo de su bolso para limpiar unas lágrimas que se le han escapado. Zed la observa dudoso y yo también lo hago—. Por favor, regálame unos minutos, solo unos minutos. Podemos hablar aquí en el pasillo si quieres, pero que Zed entre y nos deje solas.

—Está bien —acepto. No porque me he tragado su actuación, sino porque quiero saber qué tiene por decirme.

—Clari —me llama Zed.

—Está bien, Zed. Puedo con esto —le aseguro.

—Entonces entren y yo espero aquí afuera —sugiere. Asiento y abre la puerta para que podamos pasar. Antes de que Margaret de un paso la detiene—. Muéstrame tu bolso —le pide.

—¿Por qué?

—Porque quiero asegurarme de que no le harás daño físicamente —bufa.

—¿Sabes Zed? Nunca entenderé por qué me odias tanto. Mi único pecado fue enamorarme de tu padre. Jamás le haría daño a mi hija, jamás.

RETANDO AL OLVIDO (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora