Capítulo 30: Zed.

34K 2.6K 1.3K
                                    

En multimedia: Sam Smith - Burning

Capítulo dedicado a : Ale_1118 😉

Las últimas palabras que había escuchado antes de quedarme esperando por noticias me habían dejado sin tiempo para reaccionar. Sigo en la misma esquina mirando las dos puertas que me separan de cuidados intensivos. La sensación de que estoy perdido me recuerda mucho a la última vez que experimenté esto, cuando Clarisa estuvo en un hospital a punto de morir por el hijo de puta de su padre. Ahora siento que debí prestar más atención al color extraño que se había apoderado de su rostro, que no debí pasar por alto todas las veces que vomitó. Quizás si no le hubiera permitido hablar con Margaret... mierda, estoy desesperado. ¿Cómo es posible que estemos pasando nuevamente por esto? Ella es muy joven, ella es fuerte. Mi copito lo es.

¿Un ataque al corazón? Ignoraba por completo que tuviera problemas con su corazón. ¿Ella lo sabe? ¿Por qué cojones no me lo ha dicho? La culpa empieza a formarse en mi cabeza y se esparce por todo mi puto cuerpo. La tengo sometida a tanta presión con toda mi mierda, mi mundo, mis malditos problemas y el encuentro con Margaret, todo ha colaborado, pero de algún modo sé que soy el principal culpable. Clarisa es mi responsabilidad y no la he cuidado lo suficiente.

Preso del miedo y la puñetera confusión no llamo a nadie. Ni siquiera a Amber, necesito saber su estado. Tiro de mi pelo frustrado. Joder, ¿por qué tiene que pasar esto? No me dicen nada, nadie sale, nadie me informa de absolutamente nada y yo quiero estrellarme tantas veces como pueda en la pared hasta perder el conocimiento.

Miro mi teléfono por varios minutos, debería volver a llamar a mi padre para ponerlo al tanto de lo que ha pasado. Lo hice en el auto y no respondió. No lo hago. La poca concentración que poseo está enfocada en que esas malditas puertas se abran y el puto doctor que atendió a Clari al llegar me diga de una jodida vez cómo está.

¿Y si ha muerto? No, joder, no. Si Clarisa muere me volvería loco.

Termino sentándome en una de las sillas y tocando mis dedos sin parar. En más de una ocasión he tenido que obligarme a no llorar. Este no es momento para darle entrada a la debilidad, tengo que esperar, tengo que ser fuerte, no puedo perder la cabeza sin saber su estado real.

Dos horas después una enfermera se acerca con el semblante demasiado serio y retengo el aire.

—Me han informado que es usted el esposo de la señora Clarisa Allen.

Aún es demasiado extraño escuchar la palabra "esposo", pero nunca me he sentido tan contento de haber tomado una decisión tan apresurada. Ser su esposo me permite tener acceso inmediato a su habitación y toda la información. Soy su familia, siempre lo he sido. Asiento temeroso, pues la mujer me mira con pesar.

—El doctor prefiere hablar con usted en su consultorio.

Aprieto mis puños y vuelvo a asentir. Se me ha olvidado cómo hablar. Sigo a la enfermera por varios pasillos y la vista empieza a nublarse. La idea de que quizás está muerta impacta en mi estómago y me hace tiritar. ¡Dios mío! Por favor no. No me la quites, no te la lleves también a ella.

—¿Por qué me llevan a un lugar privado? —me atrevo a preguntar.

—El doctor le dará toda la información —responde la mujer y me da un apretón en el hombro.

—¿Ha muerto? —Joder, Zed. No, no ha muerto. ¿Por qué lo has preguntado maldito bastardo?

—Señor Allen, el doctor lo pondrá al tanto de la situación de su esposa. Vive. Es todo lo que le puedo decir.

RETANDO AL OLVIDO (+18) Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ