Capítulo 27: Clarisa

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En multimedia : Kodaline - Latch

Capítulo dedicado a ValeFernandez8

Abro los ojos con lentitud, la habitación está oscura e inmediatamente el dolor en mi cabeza me hace llevarme las manos hasta el pelo y presionarla. Es insoportable, arrugo el rostro. Tengo los labios más resecos de la historia y una sed espantosa. Creo que moriré de un momento a otro. Intento levantarme de la cama más de tres veces y no lo consigo. Estoy desnuda, pero tengo las bragas puestas, lo que quiere decir que Zed no intentó nada ayer por la noche. ¿Cómo volvimos? No me acuerdo de nada, lo último que recuerdo es el primer brindis que hicimos celebrando el cumpleaños de Amber.

Intento una vez más ponerme de pie, hay un olor extraño en toda la habitación. Espero no haber vomitado tanto. Prácticamente me arrastro hasta las ventanas y abro las cortinas. El sol es un desgraciado, me ataca de una forma tan perversa que caigo de bruces al suelo. El olor extraño se vuelve cada vez más fuerte y tengo ganas de vomitar. Giro hacia la cama y la veo vacía.

—Zed —consigo llamarlo con la voz muy ronca y pastosa. Me siento fatal. Pego mi frente a la ventana y me llevo la mano izquierda a la cara. Algo brilla en mi dedo y no cualquier dedo, es mi dedo anular. Trago grueso y abro los ojos impactada. Hay un anillo ahí parecido a los que usan las personas casadas, pero eso no es lo que ha brillado, sino el que está adelante, la enorme roca que tiene en medio de un color que no logro definir, si lo muevo hacia un lado se ve ámbar y si lo hago del otro parece verduzca... como mis ojos—. ¡Zed! —grito, aunque el sonido de mi propia voz es como cuchillos taladrándome la cabeza—. ¡Zed! —lo llamo una vez más.

—¿Qué haces ahí Clari? —escucho su voz detrás de mí, él no parece tan afectado como yo. No está sufriendo como yo.

Sus manos frías me toman de la cintura y me ponen de pie, me voltea y me da un ligero beso en los labios, luego baja hasta mis pechos y me da un beso en cada pezón.

—Buenos días —me sonríe.

—¿Dónde estabas?

—Pidiendo el desayuno, no creo que los chicos despierten pronto y yo tampoco tengo ánimos de salir ahora mismo. Me duele mucho la cabeza. ¿Tú cómo te sientes? Bebiste mucho ayer —me da un toquecito en la nariz y entonces veo un anillo en su dedo anular. ¡Dios mío! ¿Qué hicimos ayer? No puede ser lo que estoy pensado, o ¿sí? No, no. Zed no es de bodas, siempre he creído que jamás me lo pedirá en serio.

—¿Por qué traemos estos anillos? —pregunto esperando que me diga que se trata de una broma. Le muestro mi mano y tomo la de él.

—¿No te acuerdas de nada? —me acaricia las mejillas y lo miro asustada. ¿De qué tengo que acordarme?

—Zed...

—Escucha, sé que vas a enloquecer, pero ayer cometimos una locura. Ambos estábamos ebrios y los chicos también... nos dijimos tantas cosas que terminé...

—¿Qué? Termina...

—Te propuse matrimonio ayer y dijiste que sí. Nos casamos.

<<Nos casamos, nos casamos, nos casamos>> Me va a dar un infarto.

—¿Nos casamos? Pero... tú... yo... cómo, ¿cómo nos casamos? ¿Es una broma?

—Clari, me prometiste que no te enfadarías —me dice un tanto preocupado.

—¿Cómo pudiste pedirme que nos casáramos si apenas y podía caminar? ¿Es legal? ¿Los matrimonios en Las Vegas son ciertos? No lo son, ¿verdad?

RETANDO AL OLVIDO (+18) Where stories live. Discover now