Capítulo 14: Clarisa.

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En multimedia: Camila Cabello - Never Be The Same

Capítulo dedicado a JenniferAguasZuiga
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Decir que mi vida al lado de Zed está llena de adrenalina todo el tiempo, es decir poco. Pasamos de momentos demasiado dulces a otros realmente incómodos, de episodios sacados de una película de acción a confesiones que calan el alma, de risas escandalosas, bromas y juegos a sentir que la piel nos quema de tanto fuego rodeándonos; ese fuego que todos llaman placer.

Sus palabras siguen muy bien clavadas en mi mente. La incredulidad creo que también continúa presente, sólo eso explica que no haya huido de su lado al descubrir que atacó a ese hombre. He querido llorar hasta secarme y también reír hasta llorar. A pesar de todo no le deseo ningún mal.

La idea de que algún día se arrepienta de lo que me hizo continúa viva. Sé que no va a pasar, que jamás podré verlo a la cara y aunque sentir alivio me convierta en la peor persona de este planeta; saber que está en una silla de ruedas de alguna forma me asegura que no volveré a ser atacada. Es atroz que la desgracia de otro me de paz, no porque disfrute su dolor o frustración, sino porque vivir con miedo no es vida. El temor de que regresara era latente. Sé que ya no lo hará y sea como sea, correcto o incorrecto, justificable o no... se lo debo al hombre que ahora me toca despacio, como si estuviera hecha de cristal.

—Es tan difícil resistirse —susurro y su mano sale de mi camiseta.

—No seguiré si no lo quieres. No voy a presionarte, Clari.

—No tienes que hacerlo, quiero que me hagas el amor... quiero que termines de borrar cualquier mal recuerdo. Quiero ser tuya otra vez.

Lo digo con firmeza, cada centímetro de mi piel lo desea y he resuelto mi pequeño problema femenino en la ducha. Lo he hecho en tiempo récord. No puedo esperar más. Sé que mi salud emocional, quizás mental y sobre todo psicológica no me recomiendan sucumbir a mis deseos, pero ¡cómo me resisto a este hombre! ¡CÓMO! Tengo la certeza que, de reaccionar de forma agresiva o temerosa, él lo comprenderá, me acurrucará a su lado y nos dormiremos con naturalidad.

No hay palabras que merezcan la pena decir ahora mismo. En un abrir y cerrar de ojos tengo a Zed sobre mí. Su piel está tan caliente, y no dudo que la mía esté igual. Puedo sentir su mirada fija en mí, aunque lo único que nos ilumina son las luces de los grandes edificios que tenemos enfrente. La habitación también tiene unos ventanales sorprendentes.

Presiona su miembro en mi entrepierna, la dureza con la que me encuentro es demasiado tentadora. Su boca me arrebata todos y cada uno de mis suspiros al unirse con la mía, se mueve sobre mí como si me estuviera invadiendo y la fricción es demasiada. Paso mis manos por su espalda, ya desnuda. Subo y bajo con los dedos temblorosos. Sus músculos están tensos y no sé si está nervioso o demasiado ansioso.

De forma lenta y demoledora sus manos entran en mi camiseta y se apropian de mis pechos, los aprieta un poco y muerdo sus labios. Me inclino un tanto para que pueda quitarme la camiseta. No me he puesto sujetador y eso le da libertad para atacar mis excitados pezones con su lengua apresurada y a la misma vez precisa. Jadeo cuando tira de uno y lo suelta no sin antes morderlo. Repite las mismas acciones con el otro pezón y luego les da un beso tierno como si eso eliminara la tensión y el dolor que se ha acumulado en ellos. Normalmente Zed diría alguna guarrada sobre mis pechos y está tan concentrado en cada uno de sus movimientos que no dice ni media palabra.

Besa mi estómago y se entretiene trazando círculos en mi ombligo con su lengua. Mi vientre es toda una revolución al sentir sus labios posarse sobre esa parte en específico. Sus dedos se entierran en mi pantalón de algodón y tira de ellos llevándose consigo las bragas. No sé si se esté dando cuenta de que me he depilado y la vergüenza vuelve a mí.

RETANDO AL OLVIDO (+18) Where stories live. Discover now