C.1

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Alzó la mirada justo como el fotógrafo le pidió, sonriendo y mostrando aquella sonrisa perlada junto a esos ojos azules profundos que le habían facilitado la vida desde el inicio, y no es que fuera lo único bueno que tenía, es decir, era un ex futbolista, actual modelo de una edad adulta considerable que se había casado a temprana a edad y había tenido hijos casi enseguida.

Para atribuirse ocho, si, él diría que estaba en forma.

- ¡Así!, perfecto, Louis. Ahora, alza la mirada... Más, así, como si nadie pudiera tocarte, ¡eres de cristal!, así, hombre, ¡perfecto!- Louis trataba de no sonreír en una mueca chueca mientras las fotos eran tomadas.

El flash amenazaba con hacerlo llorar mientras que desde la boca del estómago, una extraña sensación se arremolinó, subiendo por el largo de su garganta hasta llegar a lo que era su boca.

Enseguida se movió de la posición en la que estaba corriendo hasta salir de ese pequeño escenario.

Un bote de basura fue su víctima, al lado de su asistente, Lina, quien saltó en su sitio cuando el desayuno del castaño fue expulsado de la boca de este como si fuera manantial.

- ¡Por Jesús!, Lou, ¿estás bien?- El mayor alzó la mirada viéndola fulminante como diciéndole "¿Enserio me preguntas eso?". La chica respingó volteando enseguida buscando con la mirada hasta hallar papel y pasándole un poco a su jefe.

Este lo tomó sin decir nada y limpió su boca rápidamente poniéndose de pie.

- Creo que hasta aquí el día de hoy.- El fotógrafo, de nombre Stefano, pues, por qué no, era un flamante profesional que siempre se había jactado de tenerlo como musa, alzó una ceja y le miró pícaro.

- Hmm, querido Lou, vaya que me habrías asustado, si no fuera por que esto ya lo he presenciado antes cariño.

- ¿De qué hablas?- Preguntó confuso oyendo de fondo su celular sonar.

Lina, se apresuró a sacarlo de la bolsa de mano que cargaba con cosas del castaño extendiéndoselo, suspirando al ver el remitente:- Hola.- Dijo acariciando su cuello, le ardía la garganta ante el ácido del vómito antes expulsado, y la cabeza le dolía.

- Buenos días, señor Styles, lamento molestarle tan temprano, solo que Ray no se siente bien y ha estado pidiendo por usted.- Frunció el ceño en un puchero viéndolo venir.

- Voy para allá.- Colgó entonces mirando de nuevo a Stefano que sonreía flamante.

- ¿Me dejarás tomarte fotos esta vez?

- ¿De qué hablas?- Responde confuso tomando un vaso de agua que su asistente le extendió.

- De tu embarazo, claro está.- Sus azules se abrieron de sobre manera soltando el celular y además el vaso de agua que Lina acababa de darle.

- ¡Señor Styles!- Exclamó desesperada.

- Cállate, Stefano.- Gruñó entonces.- No es posible, no es...

- ¿Por qué?, tú y tu esposo son demasiado...

- Oh, por Dios. Cállate, no es posible que esté embarazado. Me voy, me llamaron del kínder.- Dijo agachándose junto a su asistente y tomando su celular.- Las llaves, me voy solo.

- Oh, querido Lou, ¿recuerdas que cuando te embarazaste de Ray y Faris, iniciaste igual?, vómitos repentinos, y seguro te duele la cabeza.- Le señaló.- Lo mismo pasó con Jules y Jay, y Lewis y Rooney, ah, y tu querida Darcy, y antes de ella, Freddie.- Negó.- Sí recuerdas que soy el padrino de alguno de tus hijos, ¿no?, ¡y nunca me has dejado tomarte fotos embarazado!- Expresa con indignación. Pero lo que pasa por su mente, es mucho peor.

Siente que el mundo podía caérsele encima en ese momento y que entonces moriría hecho puré, ¿¡y entonces que sería de sus niños!?, oh sus hijos...

Negó enseguida de manera repetitiva, apretando los labios y balbuceando.

- M-me tengo que ir.- Señala hacia la puerta, dando media vuelta y cambiando el saco Channel por un suéter de lana, quitándose toda aquella ropa a modelar y poniéndose rápidamente la suya. Incluso tembló cuando forzó un poco a sus skinnys al cerrar el botón y entonces las palabras de Stefano quemaron.

Este seguía hablando y hablando acerca de alguna anécdota de él junto con Lina, pero ya no podía oírlo.

Caminó de vuelta a donde ambos estaban despidiéndose rápidamente oyendo una risa de parte del hombre.

- Tranquilo, Lou. Harry se emocionará.

Claro que iba a emocionarse si aquello era cierto, pensó.

Y luego le haría pagar.

Casa llena. "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora