C.19

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Louis mantenía esa mirada levemente interesada pero a la vez demasiado indiferente que le caracterizaba. Fingía cínicamente que no escuchaba los murmullos que su hijo mayor emitía hacia su novio que hacía una leve mueca algo decepcionado.

Quiso interrumpir varias veces pero Harry mantenía una mano en su vientre mientras con la otra sostenía el periódico demasiado atento a su persona como para darle una muy disimulada mirada para que se estuviera quieto. A pesar de sus pucheros, estos no hicieron efecto en el rizado que seguía leyendo aquel pedazo de papel sin gracia en la sección de deportes. Huh. Harry apenas y disgustaba el deporte, eso déjenselo a él.

Rodó los ojos, que la irritación crecía al notar que llevaba ya casi nueve meses sin jugar, con ocho ya de embarazado y a punto de reventar. Los días estaban contados.

Un murmullo más y tuvo que rezongar hacia ambos chicos que estaban no tan lejos suyo -al otro lado del sofá-.

- ¿Qué ocurre?- El rostro de Charlie se alza esperanzado hacia él haciéndole ojitos. Pudo entender de cierto modo por qué Freddie estaba colado por él, tenía buenos genes.

- Nada.- Gruñó su primogénito, poniéndose de pie y tomando la mano del chico a su lado para jalarle con él y tratar de llevarle lejos.

- Ah, espera, Freddie.- Trató el chico. Le miró una vez suplicante teniendo que alzar una mano y ponerse de pie a duras penas yendo lentamente hacia ellos.

- ¿Qué ocurre?- Preguntó de nuevo. Freddie gruñó aplacándose como un perrito regañado cuando su padre le miró severamente con esa afilada mirada azul.

- No ocurre nada.

- No te pregunte a ti.- Le devuelve secamente. Charlie lo piensa un momento, y aunque Freddie ciertamente la da algo de miedo cuando de su padre se trata, Louis Styles le da aún más escalofríos con pesadillas.

- Señor Styles, sé que usted en este momento está esperando a un nuevo integrante más de su familia pero, como sabrá Freddie y yo estamos ya formalizados en nuestro noviazgo y, bueno, mis padres querían realizar una cena para conocerlos.- Sonríe levemente aún en su timidez. Louis le ve expectante. Después, su mirada se posa en su hijo, este está apretando los labios viéndole demasiado severo. Sabe lo que está pensando, sabe la razón de por qué Freddie no quería que Charlie abriera la boca.

Siempre había sido un hombre que detestaba ir a las fiestas a las que invitaban a sus hijos, por lo general enviaba al guarda espaldas de Harry a llevarlos. Nunca fue muy bueno en llevarse con las madres de los niños que convivían con sus hijos, no era fan de las cenas de amigas con esas típicas madres que solo le miraban de más por ser un hombre con matriz, que husmeaban metiendo sus narices en su vida y la de su esposo preguntando cosas atrevidas.

Usualmente, cada que algo así ocurría, se encarga de sacudirse las palabras poniéndose de pie y diciendo una que otra cosa realmente despectiva. Louis era muy bueno con las palabras, no necesitaba ayuda de nadie para destruir por completo a alguien.

Y sus hijos lo sabían. He ahí la mirada severa de Freddie con un deje de preocupación. Lo que su hijo no quería era que hiriera a su pequeño novio, tan solo verle los ojos brillantes a Charlie era obvio que el chico estaba ilusionado con ello, y si tan preocupado estaba su primogénito por ello, solo significa una sola cosa: realmente estaba enamorado.

La escena se había vuelto algo lúgubre, con el silencio sepulcral por parte de todos los que le rodeaban. Charlie ahora parecía algo arrepentido, lo que significa que no estaba mostrando su mejor cara, y Freddie rasgaba la desesperación y advertencia en su mirada. Harry tuvo que poner una mano en su espalda baja despertándole de ese transe, teniendo que carraspear para luego sonreír naturalmente ante ello. Suspiró.

- ¿Cuándo será la cena?

- Papá, no...- Masculló Freddie.

- El viernes por la noche.- Sonrío ampliamente el muchachillo.

- Me parece perfecto.

- ¿Enserio?, muchas gracias señor Styles.

- Oh, dime Louis por favor. Señor Styles se me hace muy enorme. No soy tan viejo.

- Oh, ¿enserio?- Murmuró su hijo con sarcasmo, dándole una severa mirada levemente asesina en respuesta.

- Claro.- Le sonríe.- Sí no, Playboy no seguiría contratándome.- Le guiña el ojo. Freddie resopla con fastidio. Charlie asiente dándole la razón. El chico le cae muy bien.

- Ah, y los hermanos de Freddie también están invitados. Mis padres rentarán una mesa para todos.- Sonríe. Asiente lentamente viendo de reojo como su hijo mantenía un semblante alerta. Posiblemente tenía miedo de sus palabras.

- Me parece perfecto.- Alargó la última palabra relamiendo sus labios y acariciando su vientre.- Ahora yo debo ir a darme un baño y ponerme crema por que los pies me están matando, pero te quedas en tu casa.- Dice señalando la sala.- Nos vemos el viernes.- Se despide caminando con Harry detrás que no dice ni hace más que revolver el pelo de Freddie.

Este mira a Charlie quien sigue con una sonrisa en el rostro.

- Te dije que aceptaría.- Comenta visiblemente emocionado. El chico suspira algo cansado rascándose la nuca.

- Realmente espero que esa cena no termine en desastre.

- Relájate, Fred. ¿Qué podría salir mal?

Casa llena. "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora