cap 23

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*Narrado desde el punto de vista de Mangel*
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Dioh, Alex casi noh pilla besándonoh, ¿qué hubiera pensao' él? Nada bueno seguro... También ehtaba un poco mal ¿irnoh de fiehta ehta noche teniendo mañana trabajo? ¿Qué se le habría pasao' por la cabeza? Pero al finah quedamoh el vierneh, pa' llamah a Cheeto por si también quiere ir. 
Pasamoh el día normal hahta que terminamoh por la noche, dehpidiéndonoh de todos yéndonoh para casa. Joder, no podía ehtar sin besar a Rubiuh tanto tiempo y, mientrah caminábamoh y ninguna persona andaba por la calle le cogí de la cara dándole un beso rápido.

-Mangel... Nos pueden ver...

-¿Quién? Si no hay nadie.

-Joder, hijo de puta, te quiero.

Y loh doh noh reímoh, al llegah, noh subimoh al ascensor y mientrah subía íbamoh besándonoh.

-Para Mangel, que nos puede ver alguien.

Lo entendía, entendía si alguien noh ve besándonoh iba a flipar un poco, ya que la gente no tenía muy asimilao' lo de lah parejah gays, aunque no me importaba, si era con Rubiuh que noh descubriera quien quisiera. Al entrar al piso Raspberry ehtaba ahí, maullando, pobrecilla había pasao' todo el día sola con lah cajah por el medio.

-Ven Raspberry que te doy de comer -dijo Rubiuh yendo hacia la cocina.

-Rubiuh, ahora vieneh que tenemoh que ordenar todas ehtas cajas.

Abrí una larga, la que contenía la tele, pesaba un poco pero pude llevarla hahta el salón, en una bolsa ehtaba el soporte así que lo puse en la mesa y también puse encima la tele, al conectar loh cableh y todo iba perfectamente. Vi a Rubiuh que ehtaba en la puerta con una caja en suh manoh que casi no podía con ella.

-Ven, que te ayudo ¿De qué eh la caja?

-Microondas -respondió poniéndola en el suelo.

-¿Y por qué coño no lo llevah a la cocina que tardaríah menoh?

-Por que tenía la necesidad de verte.

Que cabrón en serio, pero le quería mucho.

-Venga idiota, vamoh.

Mientrah yo ponía el microondah en su sitio Rubiuh me miraba, apoyado en la mesa.

-Podríah ayudah un poco ¿no?

-Es que... me gusta verte -era un vago de mierda de verdá'.

Me acerqué a él y comencé a besarlo de nuevo, nuestrah lenguah jugaban con la del otro, ehta vez le cogí de la cintura y lo senté en la encimera sin parar de besarlo, bajé al cuello, besándolo, Rubiuh gimió, gimió de placeh, fue el sonido máh excitante que oí en la vida, joder, te quiero. Luego mientrah le daba besos le quité la camiseta y la tiré por ahí. Cada veh me ehtaba excitando máh y máh y creo que Rubiuh también hahta que me apartó, dejando de darme besoh.

-Lo siento Mangel en serio... no puedo.

Cogió la camisa del suelo y se fue de nuevo. ¿Seré idiota? Tendría que ehperar a que el quisera. No puedo seh máh' imbécil no... me cago en dióh ya.

mangel y rubius gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora