cap 32

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*Narrado desde el punto de vista de Rubius*
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No salí del cuarto en casi todo el día, bueno sí, cuando Raspberry arañó a la muy puta de Sandra, gracias Raspy, eres la mejor gata que alguien puede tener. Joder, y es que ver a Mangel y no poder besarlo ni abrazarlo me mataba, sabía que ahora iba a hacer un directo, lo tenía todo planeado, Sandra se iba a largar de esta casa pero ya.
Salí del cuarto y me la encontré.

-Que, ¿cuándo piensas irte de aquí para siempre? -preguntó.

-¿Yo? Eres tú la que se va a largar esta misma noche, ¿piensas que te vas a salir con la tuya no? Pues lo tienes claro.

-¿De qué hablas?

-Todo a su tiempo -me reí y fui al salón.

Ya pasó como media hora, se oía a Mangel reír y gritar como un loco y creo que ya iba siendo hora de hacer lo planeado.
Miré a Sandra que estaba en la mesa sentada, me levanté y me dirigí al cuarto de Mangel, sin llamar ni nada abrí la puerta y el me miró.

-¡Ey hombre Rubiuh! ¿Te uneh al directo? -me dijo con una sonrisa.

Me acerqué a él y miré a la cámara saludando, vi que habían como doscientas mil personas en el directo, y cada vez más.

-Bueno chicos y chicas, aquí estoy yo, el alma de esta casa -me reí-. y os voy a confesar algo que habría que confesar más adelante -dije nervioso mientras miraba a la cámara-. Espero que no os decepcione...

Miré hacia la puerta que estaba abierta y Sandra estaba apoyada en ella, mirando, sin acercarse más. Luego giré la cabeza hacia Mangel que me miraba con cara extraña. Me encurvé, apoyando mis manos sobre las rodillas de Mangel y mirándolo detenidamente cerca de mi rostro, le cogí por la cara y le empecé a besar, el me correspondió y al rato dejamos de besarnos.

-Sí, gente, somos homosexuales ¿vale? Además somos pareja, ya iba siendo hora de contarlo, y me da igual lo que penséis. Sé que esto no os lo esperábais pero... así ha surgido. Y si tenéis algún problema nos importa una mierda, joder, y esto no es de coña -y después de decir todo apagué la cámara y el ordenador, Mangel seguía flipando y no pudo decir nada-. Que Sandra, ahora puedes colgar ese vídeo cuando te apetezca y dónde quieras.

-¿Qué vídeo? -preguntó Mangel.

-Pues verás, ¿sabes por qué te he tenido que tratar así de mal? Tu querídisima Sandra, la que ha "cambiado", nos grabó ese día en la discoteca cuando nos fuimos al baño a besarnos y me estuvo amenazando en colgar el vídeo si no me iba de casa, pero ahora...

Mangel se levantó de la silla.

-¡Es mentira! Yo jamás he hecho ninguna grabación de nada -mintió de nuevo...

-Quiero que te vayah de aquí y que no vuelvah en tu vida -dijo Mangel cabreado-. Venga, recoge tuh putah cosah y lárgate.

-Pe-pero, ¿a dónde voy?

-¡Que te largeh! No me hace falta veh nada para creer a Rubiuh. Recoge tu ropa y vete, me dah igual a donde vayah o que te pase, siempre ehtás mintiendo.

-Al final has acabado perdiendo tú ¿no? -dije.

-¡VETE! -golpeó Mangel en la mesa.

Sandra acabó cediendo, enfadada, su maleta estaba en el cuarto de Mangel y empezó a recoger todo, como a la media hora o así acabó de recoger todo lo suyo.

-Hahta nunca -dijo Mangel.

-Tranquilos, jamás os volveré a ver imbéciles -abrió la puerta y se fue.

No me creía que Sandra por fin se había ido de nuestras vidas, para siempre, dejándonos por fin en paz. Joder, JODER. Miré a Mangel, contento, joder, no me lo creía en serio, se había ido, estaba muy feliz, demasiado feliz.

-Joder, Mangel, por fin se ha ido.

-¿Por qué no me lo dijihte anteh? -preguntó cruzándose de brazos.

-Por que también me amenazó, lo siento si te ha molestado que lo hubiera dicho en tú directo, pero fue la única manera Mangel, te amo joder.

Comencé a besarlo, esta vez me iba a dejar llevar, necesitaba sentirlo más... Me apoyó contra la pared, besándome hasta dejarme sin aliento, entrecruzando nuestras lenguas, intercambiando saliva. Me quitó la camisa tirándola al suelo.

-Joder Mangel, vamos a la habitación -dije jadeando.

Me cogió de la mano y me tiró en la cama, poniéndose encima mía pero sin apoyarse del todo, me apoyé un poco en el respaldo, sin parar de besarnos. Se quitó también la camisa rapidamente y me besó de nuevo. Cada vez me excitaba más, bajó sus labios a mi cuello, yo gemí, era una sensación única...

mangel y rubius gayWo Geschichten leben. Entdecke jetzt