Mi Propio Demonio [Libro 1] |H.S|

Capítulo 9: El pasado regresa

—Aquí están tus papeles— escucho a mamá decir y bajo solo un poco la vista para ver su mano, el desconcierto en mi rostro llega al ver que no usa más el anillo de matrimonio, suspiro por lo bajo, tomo los papeles y comienzo a revisarlos, la verdad no sé qué hago, lo único que quiero evitar son sus miradas, esas miradas que parecen saber todo de mí y a la vez absolutamente nada

—Gracias— es lo único que termino diciendo, hasta que veo como su mirada parece humedecerse, pero esta vez, aun así, me alejo, no quiero estar cerca de ellas en estos momentos, me siento mal por tratarlas así, pero ya estoy harta de que me oculten cosas

—Hija cuídate mucho, toma esta tarjeta y llámanos en cualquier momento que quieras— suspiro y niego levemente con la cabeza, finalmente la abrazo, ¿a quién quiero engañar?, mamá es mamá y no puedo irme sin antes abrazarla y decirle lo mucho que me hará falta

—Está bien, cuídate mucho. Espero que al llegar allá me digas lo que está pasando y aunque está de sobra decirlo porque ya lo sabes, te quiero— le digo y me separo de ella, no dice nada, solo me mira como si fuese la última vez que lo fuese hacer, me acerco a la abuela y la abrazo de la misma manera que a mamá

—Cuídala y cuídate abuela, sé que algo me están ocultando y pronto me enteraré, las quiero—me separo de ella y escucho mi vuelo, les digo adiós mientras veo como lloran. Me es difícil ignorar a mi corazón, mismo que vibra de temor al dejarlas solas aquí, al dejarme sola, que es lo que más me asusta, pues nunca lo he estado.

Ya una vez que me siento en mi lugar en el avión, una sensación extraña en mi pecho me aborda y me hace colocar una de mis manos en este, comienzo hacer ejercicios de respiración para poder tranquilizarme, pero parece inútil. Me volteo hacia la ventana algo exaltada y nerviosa, veo como hay personas afuera esperando a que el avión despegue correctamente. Pero aquella sensación de algo ardiendo en mi pecho se extiende cada vez con mayor facilidad y rapidez al pasar los minutos, provocando que este cada vez más ansiosa y no pueda concentrarme en estar tranquila y en calma

—Creo que seremos compañeros—la voz de un hombre me hace voltear y olvidar por unos segundos aquella sensación alojada en mi pecho

—De viaje— sonríe, pero su sonrisa no es la que roba mi atención, sino sus ojos, ver esos ojos verde esmeralda mirarme fijamente provoca que mis piernas se aflojen de inmediato, realmente agradezco estar sentada, trago el nudo en mi garganta y ahora es más fácil sentir mis piernas temblar, ese hombre de cierta manera me asusta, me da miedo, pero también aquella sonrisa en su rostro me da total tranquilidad, como si no fuera solo un hombre que se sentara a mi lado hasta llegar a Londres. Me es familiar, sobre todo sus ojos, la manera en que me mira es distinta, es como si siempre hubieran hecho

—Supongo que si— le digo de forma tajante y por demás nerviosa, veo como su mano se extiende justo enfrente de mí, la admiro por unos segundos al ver los tatuajes en ella, hasta que levanto la mía y la estrecho con la de el finalmente, en ese momento nuestras miradas vuelven a chocar y aquella estúpida sonrisa en mi rostro se hace presente, cada vez estoy más segura de que lo conozco

—Soy, bueno, tu compañero—me dice y es imposible dejar de mirarlo, es extraño, atemorizante y por si fuera poco guapo, una combinación algo irracional y misteriosa, algo realmente excitante en un hombre, al menos ante mis ojos

—Bien— le digo y sin más me volteo hacia la ventana, solo espero que el avión despegue pronto y me aleje de este hombre, que, aunque me resulta interesante, debo ignorar

—Primera vez de viaje, ¿cierto? — lo escucho decir y de cierta manera me obliga a mirarlo, es extraño, mi cuerpo parece sentirse atraído, pero no de una forma sexual, sino de una diferente, una que no entiendo, pero me es familiar, entre cierro mis ojos mirándolo, estoy segura, quizás podría ser, aunque eso sería una locura