Capítulo 10: Acabar con todo

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—Suéltenme estúpidos— la voz del maldito que me desgracio la vida se hace presente y nuestras miradas vuelven a cruzarse, mis pies se comienzan a mover y mis manos arden por lo ansiosas que están por golpear nuevamente su rostro, recordar sus palabras en aquella habitación oscura en la que dormía cuando era pequeña, el cómo temblaba mi cuerpo por completo al escuchar sus pisadas en el viejo piso de madera, el dolor y la impotencia que abordaban en mi cada maldita noche que se le antojaba entrar a mi habitación, me hace llenarme de odio y volverme loca, mi mano se vuelve a estrellar en su rostro, pero esta vez con más fuerza, haciéndolo quedarse con la cabeza hacia abajo

—¡Maldito cerdo!, ¡te voy a destrozar la vida!, te lo juro—le grito con todo el rencor que tengo dentro de mi mientras lo veo con el rostro ensangrentado y con esa asquerosa sonrisa en su rostro

—Te estaré esperando bebé —lo escucho decirme y cuando estoy a punto de ir detrás de el nuevamente, unas manos me detienen, me dejo caer al suelo en ese instante y dejo que las lágrimas salgan de una vez por todas de mis ojos, estoy cansada, asqueada de tanto llorar, no más dolor por favor, ni una lagrima más, me repito una y mil veces a mí misma, solo tratando de tatuar aquellas palabras en mi cabeza

—Señorita tranquila, el ya no está aquí, el no volverá —escucho a Alex decir y sonrío amargamente entre mi llanto, veo que no soy la única estúpida en este lugar

—En unos días estará de nuevo en las calles, para que me mientes si también lo sabes—le escupo aquellas palabras prácticamente en el rostro, me siento furiosa, los murmullos en el lugar sobre mí y ese tipo me hacen sentir aun peor, me levanto como puedo yo sola del suelo a pesar de que la mano de Alex se ha ofrecido a ayudarme

—Vamos a mi habitación por mis maletas, necesito largarme de este maldito lugar ahora— prácticamente le ordeno y entro al ascensor, el no tarda en hacerlo al verme adentro y decidida, subimos ambos en aquel ascensor, ninguno dice nada, el silencio ensordecedor es nuestra única conversación en estos momentos

Ambos salimos y llegamos hasta la habitación, la única con la puerta abierta, recojo mi celular del suelo, ni siquiera se en que momento fue que lo tire, saco las maletas de la habitación y tomo mi bolsa, Alex toma mis dos maletas y bajamos de nuevo, le regreso las llaves al encargado y le pago el tiempo que estuve aquí, no me dice nada, solo baja la mirada con cierta lastima hacia mí, eso es lo único que me molesta.

Salimos de ese lugar, subo al taxi de Alex nuevamente y mientras el conduce en silencio mi mente no deja de recordarme todo lo que está pasando, el asqueroso pasado con ese cerdo, la muerte de papá y el problema de mamá , ya no lo soporto, estoy agotada, simplemente esto ya está fuera de mis manos, es todo

—Señorita ¿a dónde la llevo? —la voz de Alex logra hacerme pensar en otra cosa que no sea mi patética vida

—A cualquier lugar lejos de aquí, no importa el departamento, solo llévame a un lugar tranquilo y solo Alex—le digo y veo mi reflejo en la ventana del auto, es como si me viera alguien desde el otro lado, no parezco yo, y no me refiero a los golpes y la sangre ya seca en mi rostro, me refiero a la expresión de mis ojos, no soy yo la persona que veo del otro lado

(...)

—La llevare con un amigo— las palabras de Alex son como un viento pasajero, no me importan y no se detienen, no tengo cabeza para pensar y en estos momentos sería capaz de aventarme del primer puente que vea, eso sería lo único que terminaría con esta mierda, con esto que llamo vida

—Bien, ya llegamos—escucho a Alex decir después de unos cuantos minutos y abro la puerta tan rápido reacciono, bajo sintiendo el suelo húmedo y mirando aquel edificio en medio de la nada

Mi Propio Demonio [Libro 1] |H.S|Where stories live. Discover now