Capítulo 30: Se ha ido

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Mi corazón se detiene, veo a Harry encorvarse y como su mano saca aquella navaja cubierta de sangre de su estómago, mi cuerpo tiembla por completo al ver aquel acto, veo como arroja aquel brillante objeto a unos cuantos centímetros de mí, escucho aquel golpe y veo como el amor de mi vida se tambalea a unos pasos, es en ese momento que algo irreconocible y nunca antes visto se apodera en segundos de mi ser, quizás esa bestia que lleva encerrada siglos y finalmente le han dado la llave para poder dejar sus cadenas.

La oscuridad me maneja por completo, los susurros en mi cabeza comienzan a gritar aun mas fuerte y todo se vuelve frio y nebuloso a mi alrededor

—Hazlo— aquel ultimo susurro grave y arrastrado me ordena hacerlo, se que no es la primera vez que me susurra cosas extrañas al oído, pero esta vez es tan diferente, que decido hacer lo que quiere, lo que deseo. Así que no lo pienso más, recojo aquella navaja del suelo sujetándola con más fuerza sobre mi mano con cada paso que doy, no sé cómo, ni en qué momento, solo sé que la he clavado justo en el pecho de la persona que más daño me ha hecho en la vida, la retuerzo con irá y dolor, hasta ver su cuerpo desplomarse justo enfrente de mí, apreciando con gran detalle y el tiempo del mundo la luz escapar de sus ojos conforme se envuelve en agonía y su rostro muestra aquella expresión de terror

Dejo que aquella navaja resbale de mis dedos hasta que escucho como cae al suelo, es en ese momento que me doy cuenta de que he matado a un hombre, la sangre en mis manos quema mi piel y eso me hace sentir realmente satisfecha, me levanto con cuidado y veo una última vez la mirada del hombre que robo una parte de mi vida, sonrío al verlo muerto y me giro para encontrarme con Harry.

Ahí está, justo a unos pasos de mí, mirándome de una manera perversa, con una sonrisa en el rostro y completamente lucido, como si todo este tiempo hubiese sabido lo que sucedería, como si el lo hubiera escrito

—Le espera un buen lugar en el infierno, eso te lo aseguro— sus palabras me hacen sentir un escalofrío abismal por todo mi cuerpo, sus ojos de nuevo tienen aquel negro que los caracteriza en diversas ocasiones, otra vez parece ser otra persona y no mi Harry, al menos no el que me ha enamorado

—¿Estás bien? — hago aquella pregunta algo nerviosa y mirando su costado, la camisa ya está empapada de sangre, doy un paso hacia él y siento como aquel dolor se apodera de mi pierna, un quejido sale de mis labios y es él quién me toma en sus brazos como siempre

Apóyate en mi amor— escucho a Harry decir, pero la preocupación de la herida en su costado me hace tratar de caminar por mí sola a pesar del dolor de mi pierna

—Hay que llamar a la policía y te tiene que atender un médico — le digo algo exaltada y muerta de dolor, cierro mis ojos y toco mi pierna, siento como se adormece cada vez más

—Primero hay que deshacernos del cuerpo cariño— mis ojos se abren, mi mirada se dirige hacia él, mi rostro se vuelve pálido y mi corazón parece detenerse nuevamente, aquel escalofrío helado acaricia mi espalda y me obligo a mirar el cuerpo de mi tío tirado en el suelo

—Lo maté —salen de mis labios temblorosos aquellas dos palabras, el cuerpo de la persona que más odie en la vida está justo ahí, tirado en el suelo, sin vida.
Llevo mis manos hasta mi rostro y me cubro mientras comienzo a llorar, lo extraño es, saber si son lágrimas de felicidad o remordimiento

—Hope era un cerdo, al fin estará pudriéndose en el infierno y créeme que sufrirá cada maldito segundo, eso te lo prometo— dirijo mi vista hacia aquella mirada color esmeralda, puedo ver el odio y la despreocupación en su rostro, como si matar a alguien fuera algo normal

—Lo merecía— escucharlo decir aquella última palabra me hace estallar y sacar aquel monstruo que llevo dentro

—¡Acaso no te das cuenta!, no soy como tú Harry, me hizo daño y lo odie toda la maldita vida, pero era mi sangre también, el hermano de mi madre y así hubiese sido un desconocido, me sentiría la peor basura tan solo por el hecho de haber acabado con su vida, no soy nadie para hacer eso— escupo todo aquello como si él fuese él culpable de toda mi desgracia, bajo la mirada hasta mis pies observando como hay sangre esparcida por casi todo el suelo, mi pierna cubierta de esta, al igual que mis manos y la camiseta de Harry que llevo puesta

Mi Propio Demonio [Libro 1] |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora