Capítulo 12

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Pensaba que nunca lo harías


No sé a quién pensaba engañar. Solo era una niña detrás de un hombre que ya no se dejaría llevar por esas banalidades. Él y Graciela eran una gran pareja, con futuro. Era la triste niña que lloraba entre los columpios a la sombra de una increíble y hermosa mujer de éxito.

Aquella llamada me lo había dejado todo claro, como hacía tiempo que pedía al cielo; pero ahora que por fin toda mi confusión había terminado, añoraba la sensación de duda cuando él rozaba una simple extremidad de mi cuerpo y todo en mí despertaba, las miradas sostenidas intentando descifrar cada uno de sus gestos y que eso me diera una pista de qué es lo que sentía en aquellos momentos.

Al final, eso era para él. Una hermana pequeña. Una niña a la que proteger de los golpes, a la que regañar cuando no hacía lo correcto y apoyar cuando se venía abajo. Solamente me sabía a poco.

El taxi frenó justo en frente de mi casa.

 —¿Es en este edificio? —preguntó el conductor desde el asiento delantero.

— Si, perfecto—Dediqué una mirada al taxímetro y me desabroché el cinturón de seguridad. Busqué en mi bolso los 20€ que marcaba el aparato y tras una despedida de formalidad, me bajé del vehículo.

Rodeé el edificio dirigiéndome a la entrada principal y allí le vi sentado en las escaleras de la puerta. Mi mirada se oscureció y más que tristeza, lo que sentía por dentro era furia.
Me acerqué a él con paso firme, pero mis fuerzas flaquearon cuando pude ver que él estaba mucho más furioso que yo.

Me paré frente a mi novio y él levantó su cara con rostro desafiante y ceño fruncido. Ahora que podía verlo mejor no parecía realmente furioso sino herido. Su ojos estaban vidriosos, mordió su labio y apretó los puños antes de levantarse para enfrentarme cara a cara.

— Sé que no estuvo bien. No lo había pensado lo suficiente. Ya lo sé. Pero, ¿en serio Aitana? — apretó sus labios con resentimiento—. De verdad pensaba que nunca lo harías.

— ¿Vicente, de qué hablas? —dije poniendo ambas manos en su cadera al verle al borde del llanto. Él no las retiró, pero sentía que no estaba a gusto con ellas ahí. Las retiré — ¿Qué ocurre?

— Había venido aquí hace ya una hora y media a pedirte disculpas por lo de ayer. Había actuado como un completo imbécil —Volvió a ponerse serio y su ceño fruncido se acentuó —. Pregunté a tus padres por ti y ellos me contestaron que anoche no habías vuelto a casa. Pensé que te habrías quedado con Amaia o Ana, pero cuando decidí esperar a que volvieras y saqué el móvil... —Vicente tomó el móvil de su bolsillo y lo miró desolado—. Cuando saqué el teléfono salió una noticia.

Esta situación me estaba poniendo nerviosa. No sabía que estaba pasando. Solo había visto así a Vicente la noche que me enteré de que me había sido infiel con aquella chica. Esperó toda la noche en mi puerta y cuando salí por la mañana y lo vi ahí, simplemente me dejé llevar por lo que sentía por él.

Después de mirar durante unos segundos con los ojos rojos la pantalla del smartphone me lo tendió para que yo lo cogiera.

"Luis Cepeda y Aitana Ocaña, concursantes de OT2017, fueron vistos abandonar juntos la fiesta en dirección al hotel donde el gallego se hospedaba. Fotos adjuntas"

Tú no te Irás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora