29. Gripe

7.8K 226 17
                                    

- Buenos días. - dijo Luis sonriente al entrar por la puerta con un par de bolsas. Se acercó a mi casi cuerpo inerte que temblaba bajo las sábanas y puso la mano en mi frente. - Pues si que tenías razón con eso de que te cogía la gripe cada vez que caminabas bajo la lluvia. - habló entre risas.

- A mí no me hace gracia. - me cubrí con la colcha hasta la punta de la nariz. Tenía sudores fríos y me sentía sin fuerza ninguna. Me había atacado fuerte.

Luis se movió de un lado para otro de la habitación como buscando algo.

- ¿Qué haces? - él no respondió y siguió con su tarea.

Finalmente, sin ver otra alternativa, agarró la mesilla de noche que quedaba a la derecha de mi cabeza y la acercó más hacia la cama dejándola más accesible para mí. Buscó entre las bolsas que había traído y sacó un paquete de pan de molde, mermelada y miel.

- ¿¡ Me has traído miel?! - él sonrió con satisfacción cuando me vio incorporarme pesadamente para poder alcanzar el desayuno. Me coloqué las gafas y sin desenvolverme de las mantas, me senté en el colchón.

Extendió sobre la mesa varias rebanadas de pan con mermelada y se alejó nuevamente para buscar algo más.

-Te he traído uno de estos caldos que vienen preparados. - comentó mientras lo levantaba con su brazo para enseñármelo. - Voy a calentarlo abajo. Vuelvo ahora, ¿vale? - asentí y él abandonó la habitación.

Todo me parecía surrealista.

Flashback

- Toma. - dije tirándole uno de los albornoces mientras me tapaba los ojos con la mano. Salí del baño y cerré la puerta tras de mí.

- Eres una exagerada. - Luis salió del baño con el albornoz blanco que nos proporcionaba el hotel y dejó su ropa sobre el radiador para que se secase.

- No quiero que te pasees en calzoncillos por mi habitación. - respondí con los brazos en jarra.

- ¿Ah no? - preguntó con una sonrisa de suficiencia.

Me recogí el pelo en una coleta alta, me puse las gafas y me tiré sobre el colchón. Luis se tumbó a mi lado y encendió la televisión. Echaban una comedia de la que parecía que, él al menos, no entendía nada.

- Luis, ¿cómo supiste que estaba aquí? - pregunté en un susurro. Esa pregunta llevaba rondándome toda la noche.

- Existen páginas web con fechas de tus conciertos, Aitana. - rió.

- Eres idiota. - lo golpeé. - ¿Cómo sabías que estaba aquí exactamente? En este hotel.

- Marcos me lo dijo. - se encogió de hombros. Negué con la cabeza y sonreí. Marcos siempre arregla todo como él quiere.

- ¿Has grabado esa canción? Me encantaría tanto oírla... - Luis me miró sorprendido.

- La canción es tuya.

- Pero si la has compuesto tú.

- Bueno, Alfred me ha ayudado un poco. - se rascó la nuca. - Tengo una idea. - habló emocionado. - Podemos hacerla un dúo.

- ¿Estás seguro?

- Sí. - dijo acomodándose más cerca mía. - Podré ensayar contigo durante días sin que nadie me diga nada. - Cepeda se fue acercando cada vez más a mí pero sus palabras rayaron en mi cabeza.

Empecé a hacer miles de conexiones en mi cabeza hasta pararme en una única pregunta.

- ¿Y Graciela? - pregunté alejándome. Él negó con la cabeza sin parar de sonreír.

- Lo dejamos en cuanto volví a Madrid. - hizo inexistente toda la distancia que nos separaba y dejó un pequeño beso en mis labios. Aún me costaba acostumbrarme a la nueva dinámica entre los dos, pero no me disgustaba en absoluto.

Fin del flashback.

Luis subió unos minutos después con un pequeño bote de plástico humeante. Soplaba sobre él repetidamente con cuidado de no derramarlo y cambiándolo de mano debido, seguramente, a su alta temperatura.

Retiró de la mesilla los restos del desayuno y dejó el caldo en su lugar. Buscó en la bolsa por una cuchara de plástico y me la acercó. Sonreí tomándola y removí mientras se enfriaba un poco.

- De pequeño siempre tomaba uno de estos. Después de dormir un poco ya me encontraba mejor. - habló sentado desde la esquina de la cama. Tomé un sorbo del caldo y prosiguió. - De todas formas, Marcos piensa que es mejor que te vea un médico.

- ¿Has hablado con él? - pregunté. Luis asintió.

- Vendrá a verte a tu hotel en un par de horas, así que si te sientes mejor, deberías prepararte. Yo te esperaré abajo. - dijo al ver que casi me había terminado toda la comida.

- No, espera. - le llamé desde la cama. Luis me miró extrañado y me vi forzada a explicarme. - No se si quiero ir al hotel. ¿Puede ser en otra parte?

- ¿Qué pasa?

- No quiero encontrarme con Vicente.

- Vicente ha vuelto a casa hoy por la mañana. Marcos se ha encargado de ello. - suspiré aliviada después de las palabras de Luis.

Abandonó la habitación después de coger su abrigo ya seco de encima del radiador y yo entré a darme una ducha.

Tú no te Irás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora