Capítulo 22

7.6K 232 32
                                    


Deberías llamarle.


— Esto ha sido un éxito increíble —Se emocionó Marcos desde el asiento derecho del avión—. Creo que aún puedo oírlos corear tu nombre con su acento británico. Aithana, Aithana, Aithana...—Se burló para luego señalar su brazo —. Mira, mira tengo la piel de gallina.

Yo reí desde su lado izquierdo.

— No exageres.

— Te lo digo en serio. Ya me han contactado varias personas. Eres una especie de fenómeno creciente en Reino Unido. Bueno y obviamente también te están invitando a varios sitios de España. Vas a tener un par de meses completitos. —A cada palabra que decía la alegría crecía más dentro de mí.

— ¿Me han llamado de más sitios de Reino Unido? —pregunté con pasos de plomo. No quería estar emocionándome por algo que quizás había malinterpretado.

— Si, claro —Sacó su PDA del maletín que había subido al avión como equipaje de mano—. Veamos —Carraspeó—. Glasgow, Candem, Manchester... Hay una serie de festivales este verano que quieren contar contigo—. Mi sonrisa aumentaba cada vez más, pronto dejaría de caber en mi cara—. Creo que si sigues componiendo podría conseguirte también algún concierto propio. Puede que no en Reino Unido, pero en España no lo veo difícil —Abrió los ojos de pronto, ganándose más mi atención si era posible—. Lo que me lleva a otra noticia que se que te va a gustar mucho.

Di un bote en el asiento y me giré hacia él con rapidez lista para cualquier cosa que fuera a contarme. 

—¡¡Dime, dime, dime!!

— Me ha contactado el agente de Pablo López.  Estaría intersado tanto de hacer una colaboración contigo como de componer alguna canción para ti.

Eufórica me levante de mi asiento para abrazar a Marcos con fuerza. Él aceptó sin insistencia.

— Bendito el día en el que te encontré en Edimburgo — Hablé entre sus brazos.

Marcos se había convertido en una persona muy cercana a mí. Yo era ahora su única representada y hacía conmigo un trabajo increíble. Me tenía como una protegida y se implicaba mucho. Parecía de la familia. No era la primera vez que comía con mis padres en casa. Él y mi padre eran buenos amigos.

Una vez el avión tomó tierra y conseguimos abandonar la zona internacional, vimos a mi madre esperándome. Eran cerca de las once de la noche por lo que no había tanta gente en el aeropuerto. Aún así, algunos de los presentes me reconocieron. Marcos sonrió con ternura a mi lado.

— Ahora si, Aitana, tu sueño acaba de empezar— dijo mientras me cogía el moflete.

Abandonamos el edificio y llegamos a mi casa en pocos minutos. Mi padre nos abrió la puerta con un delantal. Hoy cenaríamos como reyes. 

Inspiré el delicioso olor que venía del interior de la cocina y mis tripas empezaron a quejarse.  

— ¡Cariño! —Mi padre me abrazó—. ¡Qué mal lo paso cada vez que abandonas el nido!No sé cómo estaré cuando hagas alguna gira, madre mía—Se quedó unos segundos en silencio pensativo—. Ah ven, sígueme. Ha llegado todo esto.

Abrió la puerta de mi cuarto y pude encontrármela llena de bolsas. Abrí la primera la más grande para encontrarme con un enorme oso de peluche, casi tan alto como yo y una carta sin firmar que decía "lo siento".

— Ese es de Vicente. Se ha pasado por aquí un par de veces. Deberías llamarle —Habló mi padre desde la puerta—. Hay algunos suyos también entre los pequeños, pero la mayoría son de tu última firma.

—Aitana, tenemos otra sorpresa en el salón.

Fui corriendo hasta donde estaba mi madre y me encontré con Alfred, Nerea y Amaia.
Los abracé con fuerza.

—Tu madre nos invitó. Para un día que vuelves a casa... —rió Nerea.

— ¿Cuantos días vas a quedarte esta vez? —preguntó Alfred ya sentándose a la mesa.

—Una semana. Tengo varias entrevistas...

— Y una importante cita con Pablo López—remarcó Marcos mientras traía una bandeja caliente llena de patatas fritas. Le miré sorprendida y aprovechó cuando tenía las manos libres para enseñarme el registro de llamadas con Pablo a la cabeza—. Pasado mañana a las 6.

La cena pasó demasiado rápido. Mucho que contar y poco tiempo. Alfred y Amaia no paraban de trabajar juntos elaborando música. Ambos estaban cerca ya de sacar su disco. Por supuesto, lleno de duetos.
Nerea estaba dando pequeños conciertos por varias salas de fiestas y había compuesto un par de canciones que pude comprobar que eran impresionantes. Su potencia vocal solo podía hacerte querer escucharla durante horas. Estaba además a punto de sacar una canción con Pastora Soler. Todos nos alegrábamos muchísimo por ella. Agoney había venido a Barcelona a vivir con ella, pero estaba trabajando en un par de cosas en Madrid y no había podido venir.

Una vez terminada la cena todos nos relajamos viendo una película. Me fui un momento a mi habitación y Amaia me siguió.

— Aitana, tienes que explicarme que ha pasado aquel día —Me asustó. Pensé que había venido sola.

—Joder, Amaia. No puedes entrar así de repente. Casi me da un infarto —escupí.

Me giré y cerré la puerta para que no nos oyeran.

 Decidí contarle todo de una vez con pelos y señales. La caja, los momentos en la academia y la canción arrugada. La cara de Amaia parecía un poema.
Se sentó sobre mi cama lentamente con cara de consternación.

— Dios... ¿En serio ha hecho eso con la canción? — yo asentí con tristeza— Tal vez no sabía que significaba tanto para ti.

—Tenía que saberlo. Hay 24h Amaia... —Ella apretó sus labios al darse cuenta de que tenía razón —. Amaia te lo he dicho. No siente lo que tú crees.

— Sí lo hace.

— Amaia como puedes seguir con eso después de lo que te he contado —Me quejé.

— ¡Ese era un papel que solo tenía que leer él! Si lo rompe, en ningún momento tenía por qué pensar en lo que tú sentirías al verlo porque no ibas a verlo —Se desesperó—. Sí que lo hace. Tienes que creerme —rogó.

— No quiero. Estoy harta de este juego estúpido.

— Aitana, siente algo por ti. De verdad.

— ¡No lo hace Amaia! —exclamé casi gritando. La conversación me estaba sentando realmente mal.

— ¿Pero a ti te parece que se puso como una persona que solo siente indiferencia hacia ti? ¡Cuando te fuiste tuvo un ataque de ansiedad y estuvo hasta la hora de marcharnos encerrado en su habitación! —gritó aún más fuerte para luego taparse la boca con ambas manos.

Me quedé en shock. Se hizo un silencio de segundos que parecían muy largos. Nadie decía nada hasta que Amaia lo interrumpió con timidez.

— Nos pidió a todos que no te dijéramos nada.

Me notaba triste a la vez que furiosa. En el momento de responder la rabia se hizo mas grande que el arrepiento y escupí:

— Eso no significa nada.

Capítulos atrás me hablábais algunos de maratón. Podría hacerlo quizás entre esta semana o la siguienteDecidme que os parece y si os gustaría en los comentarios, el domingo os digo si finalmente lo hago o no 😈 Se vendrán cosas fuertes en los próximos capítulos.

--

Ay, qué mona era. Con tiempo para hacer maratones y todo. En fin, *llora*

Tú no te Irás.Where stories live. Discover now