Capítulo 14

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Aitana, cógeme el teléfono


Narra Aitana

Me desperté tirada boca abajo de mala manera en mi cama. Algunos de los recuerdos perdidos de la noche pasada habían ido volviendo poco a poco a mi memoria durante la tarde y la noche de ayer.

El hecho de que faltara tan poco para que todo me hubiera importado una mierda y hubiera ido directamente a por ese beso, me inquietaba. Además, qué más pruebas necesito que ese paso atrás después de que yo mostrara un amago de intención. Consciente o no, había ocurrido así.
No conseguía recordar partes de aquel momento, algunas palabras o gestos, pero no creía que fueran importantes.
Lo único de alguna relevancia era hasta qué punto la había cagado y eso lo había visto ya bien lúcida a la mañana siguiente cuando Vicente se marchó sin querer mis explicaciones.

No quería que la relación de Luis también se viera afectada por mi culpa, aunque quizás Graciela también había visto ya la noticia.

¿A cuánta gente más tenía que afectar mi debilidad ante lo que estaba sintiendo?

No quería ver a Luis. Me sentía mal de solo pensar en él. Tenía que parar de torturarme, olvidarme de él de una vez. Lo único que hacía era colgarme de una posibilidad remota de correspondencia que cada vez se iba haciendo más pequeña y ahora estaba casi desaparecida. Debía afrontarlo de una vez y darme cuenta, que sentir algo por él no era una de las opciones. Siempre me han enseñado que lo primero soy yo y si lo mejor era no verle en un tiempo, no lo haría.

Después de que Vicente se hubiera largado, herido, dejándome sola delante de la puerta de casa rodeada de maletas, me senté por unos minutos en las escaleras de la entrada buscando tranquilizarme. Sin embargo, cuando me sentí fuerte para tocar el timbre y volver a ver a mi familia, los abrazos fueron interrumpidos por un lloro esporádico y explicaciones atropelladas.

Di un par de pasos hacia la ventana de mi cuarto y ante la claridad que entraba por esta, baje la persiana dejándome de nuevo a oscuras.  Tomé el móvil y me tiré sobre el colchón.

Luis Cepeda:

/12:06 a.m/ : Espero que no te hayan echado la bronca por no llegar a casa jajaja
/8:45 p.m/ : Aitana, ¿te ha pillado el atasco?
/8:45 p.m/ : Tengo ganas de despedirme de ti.
/9:30 p.m/: Estoy entrando ya al avión. ¿Ha pasado algo?
/01:23 a.m/: Aitana cógeme el teléfono.

Suspiré y dejé el aparato de nuevo sobre la mesilla.
No pasaron diez minutos cuando alguien abrió la puerta de mi cuarto haciendo que toda la claridad me golpease. Como si fuera un vampiro me tapé con la colcha y me encogí.

— Aitana, buenos días cariño — Oí a mi madre asomada a la puerta — ¿Estás mejor?

— No — dije seca.

— Hija, no puedes quedarte en tu cuarto todo el tiempo, debéis hablar las cosas —Ella se acercó y se sentó sobre el colchón—. Pero también entiendo que no quieras hacerlo —Me reconfortó mientras acariciaba mi pelo —. He llamado a Marta para que consiga que al menos te des una ducha y te vistas —Rodé los ojos ante su confesión y hundí la cabeza en la almohada agotada.

Acto seguido se levantó y abandonó mi habitación. Me revolví en la cama y quedé boca arriba.

Había tenido toda la noche para pensar lo que iba a hacer con todo esto y seguía sin estar segura de nada. Tal vez sí era el momento de utilizar aquel regalo que mis padres me habían hecho al terminar bachillerato.

— ¿Aiti?

Al oír la voz de Marta me incorporé pesadamente y la abracé. Ambas terminamos llorando. La había echado tanto de menos...

— ¿Cómo estás? Tu madre me ha contado lo de Vicente.

— Estoy... —Medité unos segundos —.Bien con lo de Vicente.

Marta ladeó la cabeza y me miró extrañada.  

— ¿Y qué ocurre?

— Estoy muy confusa respecto a todo en general y ni siquiera sé como enfrentarme a ello —dije apoyando la frente en mis manos — ¿Recuerdas aquel viaje que organizamos antes de Operación Triunfo? —Ella asintió y yo suspiré—. No creo que nunca encuentre un momento en el que lo necesite más.

Tú no te Irás.Where stories live. Discover now