Capítulo 17

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Creo que me debes una explicación


Paseaba nervioso de un lado a otro de la habitación de hotel mientras Roi me miraba atento desde la cama.

— ¿Y qué hago? ¿Preguntar por ella directamente? —Me paré unos segundos para mirar la cara de mi compañero de cuarto. Cuando éste abría la boca para responderme proseguí—. No, no, no. No puedo ir puerta por puerta a buscarla. ¡Ya sé! Apareceré en el cuarto de Amaia para pedirle cualquier cosa, probablemente haya decidido dormir con ella, ¿no? —Volví a mirar a Roi y este amagó con contestarme—. Ya, ya lo sé; se habrá quedado con Alfred —Me golpeé la mejilla con los dedos intentando pensar.

—¿Y si v...—Roi fue interrumpido de nuevo por mí.

— ¿Y Ana? Si no se ha quedado con Amaia tiene que estar con Ana. Vale, iré allí. —Por enésima vez Roi intentó utilizar su turno de palabra sin éxito—. Pero tío, lleva evitándome tanto tiempo... No sé si hago bien presentándome allí para exigir explicaciones. Después de todo está claro que no quiere hablar conmigo.

—Joder, Cepeda — gritó Roi desesperado haciendo que me callara al instante—. ¿No estabas cansado de no saber que ocurría? ¿No es eso lo que tanto te enfada? — Asentí nervioso—. Pues qué más da si no quiere hablar contigo. Yo creo que mereces una explicación al menos. Inténtalo.

Me senté donde Roi estaba anteriormente y él tomó asiento a mi lado.

— Cepeda, no sé que es lo que pasa. Pero creo que no tiene nada de malo que si alguien decide no dirigirte más la palabra, te presentes allí exigiendo una explicación — explicó poniendo la mano en mi hombro.

Un golpe en la puerta nos alertó y Roi se levantó a abrirla rápidamente.

Tras ella apareció una chica canaria, radiante, con más sonrisa que cara esperando impaciente a un recibimiento por nuestra parte. Estaba guapísima, se había dado unos retoques en el pelo, algún reflejo y algún corte en mechones escogidos. Llevaba los labios rojos y los ojos sombreados.

— ¡Ana! —Oí como se abrazaban y me levanté también para saludarla.

— Pensaba que no ibas a llegar— dije entusiasmado.

Llevábamos ya dos horas en el hotel y los demás compañeros ya habían llegado. Solo faltaban ella y Agoney y estaríamos al completo. No había visto todavía a Aitana, pero no me extrañaría en absoluto que hubiera evitado el bajar al vestíbulo solo por no encontrarse conmigo.

— Ana, ¿sabes ya con quien compartes habitación? —Dejé caer como quien no quiere la cosa.

En efecto, Ana compartía la habitación con Aitana. Sin embargo, ella tampoco la había visto allí y a riesgo de quedarse sola, decidió pasar el resto de la tarde en nuestro cuarto poniéndonos al día. Poco antes de la cena, apareció también Ricky, creando así en nuestra habitación un despliegue de chistes malos y carcajadas atropelladas.

Esperando encontrarla y totalmente mentalizado para el momento, bajé junto a mis compañeros a cenar en el restaurante. Aitana tampoco apareció. ¿Tenia como prioridad evitarme hasta el punto de quedarse sin cenar?

Narra Aitana

Eran ya las doce y media de la madrugada cuando el taxi me dejó delante del hotel que Marcos me había indicado en el mensaje de texto.

Desde aquella actuación en Edimburgo, muchos otros restaurantes similares habían contactado conmigo. A pesar de que al principio no me había resultado demasiado atractivo, acabé consiguiendo un hueco en una sesión acústica que organizaba una cadena de radio de la ciudad y, de vez en cuando, era reconocida por algún escocés de clase alta.

Tú no te Irás.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin